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“Luchar por los Derechos Humanos es cuestión de todos”

Amnistía Internacional es una de las pocas organizaciones internacionales que gozan de un prestigio casi absoluto. Sus afiliados rondan el medio millón, re partidos por todo el mundo. Su fuerza ha ido creciendo día tras día, desde aquél lejano año de 1961 en que fuera creada para intentar la liberación de todos los presos de conciencia del planeta, es decir de aquellas personas privadas de liber tad en función de sus creencias religiosas o ideas políticas.

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Viaje a los encuentros de Alfredo Montoya

Mi amistad con Alfredo Montoya se inició bajo el signo de Kafka, el escritor absoluto, la obsesión de mi tesis, mi poética de contrafacta. Allí donde sorprendieses a un abogado postrado por el virus de la literatura, iba yo en pos de un destello de Kafka. Y Alfredo Montoya solía citarlo con desenvoltura: durante una entrevista confesó su intuición de que en Miguel Espisona estaban sepultadas algunas lagunas Kafkianas; y más tarde, en la revista Monteagudo , leí un relato suyo extasiado ante las ventanas de Praga.

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“Lo que divide a los hombres es hablar la misma lengua”

Entrevista realizada para la Radio Universitaria

– Pregunta: Sr. Caro Baroja, querría empezar por preguntarle hasta qué punto el lenguaje tiene el poder de manipular a alguien:

– Respuesta: No claro, este es un problema muy antiguo y muy discutido y … acerca de lo que es la palabra en sí, y el lenguaje como sistema ideomático… pues hay muchas opiniones y casi siempre la opinión se divide en dos situaciones muy contrarias: hay gentes que opinan que el lenguaje es una vía de expresión y de ampliación de la inteligencia humana, una expresión fundamental de ella, cosa que es verdad, pero…

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Franz Kafka en la Universidad

Cuando en 1924 muere en su país de nacimiento el escritor y técnico de seguros Franz Kafka, deja el que pudiéramos llamar Testamento de Praga con una manda muy precisa: que se destruya su obra no editada. Es una idea muy Kafkiana, evidentemente, que encaja de manera perfecta con lo que fue su vida literaria y de imaginación, completamente disociada de su otra vida real – es un modo de adjetivar- de trabajador diario, lo que nos plantea el eterno problema de la situación vital e intelectual del creador, del demiurgo, simplemente del escritor artista que se sabe roto y, en ocasiones, debe elegir una de sus opciones irreductibles para resolver la dicotomía trágica.

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La novedad

en este siglo de la modernidad cuando se descubren y adoptan la mayor parte de puestos de vista con los que hoy nos posicionamos con respecto a la realidad. Es al final de este siglo cuando desaparecen las vanguardias y se asume una vuelta a la exploración de los caminos postergados de la modernidad. Y no porque ésta se haya agotado, sino porque vivida en su momento como algo nuevo y con la emoción propia de las épocas de grandes cambios, se pasó sobre ellos a gran velocidad.

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Escribo para el teatro…

Es tarea difícil resumir la propia obra dramática si queda tanto por hacer. Mi teatro es paradójico. Yo creo que todas las personas lo somos en alguna manera y en cierta medida.

Hace tiempo vengo luchando con mi obra, con los responsables de la administración, con los responsables de la administración, con el entorno adverso y sobre todo con la ignorancia progresiva, que es la peor enemiga de todo el que intenta aportar algo nuevo a lo que ya establecido en la normativa dramática. Siento un cierto recelo al escribir e insistir sobre la problemática que ahoga a la mayoría de autores teatrales.

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Apocalipsis

Hasta hace unos días yo creía –ingenuamente- que la posmodernidad era algo divertido, placentero y “lúdico”. Asociaba el término con las películas de Almodóvar, la movida madrileña, los sintetizadores y el diseño, sobre todo con el diseño, y era feliz. Eso hasta hace unos días. Un aciago anochecer de las pasadas Navidades, un amigo –que por supuesto ya ha dejado de serlo- me regaló un libro sobre el asunto que yo, agradecida, prometí leer con la debida atención. ¡Nunca lo hiciera!.