Juan TOMÁS FRUTOS.
El ser humano se pasa la vida, nos pasamos la vida, buscando el río de nuestras existencias, ese punto que es origen y finitud casi al mismo tiempo. Por eso no deberíamos tener prisa por hallarlo, puesto que, una vez localizado, se apaga la vela. Al menos, eso creo. El Santón de Kim lo encontró al final de sus días, y se dio cuenta de dos cosas: que el río del que hablaba, del que hablamos, está siempre más cerca de lo que creemos; y que, cuando caemos en la cuenta de ello, es momento para despedirnos. Eso es lo que destacaba un grupo de mi juventud que se llamaba, y se llama, Revólver. Recuerdo que decía que, cuando sabes manejar la partida, cuando sabes de qué va, se te acaban las monedas. Así es. Los que hemos crecido con máquinas recreativas sabemos muy bien a lo que se refiere.
Sigue leyendo Dosis de felicidad y encrucijadas →