Posibilidades de futuro en comunicación

Hay de todo en la existencia humana. Unas veces sacamos partido a lo que hacemos, y otras veces no es así. Es un poco el ciclo de la vida. Lo pensamos a veces, pero pronto se nos olvida, sin que sepamos el porqué. Los balones llegan de fuera, y los intentamos canalizar con conexiones con esas normas que nos dieron consejos de primeras horas. No nos tiremos al vacío. El tiempo debemos aprovecharlo con sus mejores intenciones, que existen. La paz es obra de todos. La justicia contribuye a su conservación. No devaluemos el destino que nos podemos proporcionar. Hagamos esa arquitectura que nos debe nublar la vista para ver lo que nos conviene para ser felices, y no para hallarnos en la irrealidad. Aseguremos los óptimos procesos de convivencia. La comunión en este caso es fundamental.

 

Los elementos de raciocinio han de ser tenidos con todas las cuentas de antaño, que serán lo que nos demostremos con el transcurrir de las suficientes etapas para valorar lo que nos sitúa entre costados de pensamientos sin jugadas anticipadas. Tendemos a experimentar lo mejor, y así debe ser. No tensemos las cuerdas, que hemos de conservar todo el tiempo que podamos. Las existencias son así. No paremos los modos que nos permitieron cobrar adelantos. Las jornadas deben ser aprovechadas.
Separamos cada jornada lo importante de lo que no lo es, y vemos, tras la trilla de elementos, lo que nos merece la suficiencia adecuada para seguir con razones y registros hermosos. Iremos en cada ocasión a ver lo que nos incluye entre suposiciones con pasatiempos que nos han de preferir con la tranquilidad de quien desea conocer sin perder la perspectiva. Nos debemos hacer mucho más caso. Cada día descubrimos un ápice de verdad. Eso supone esfuerzo, y, asimismo, convicción para hacerlo.
Apostemos por la gran maravilla que es tenernos para cobijarnos en las panorámicas que, por ser de conjunto, nos acercan a divisiones e interpretaciones un tanto más acertadas. No se trata de tino, sino de procurar poseerlo en algún grado. Las fusiones nos alivian algunos resquemores y reducen el vértigo de las equivocaciones posibles. Nos acordamos de las posiciones y posibilidades. La existencia divina nos recorre con amores que hemos de concordar. Las causas tienen sus efectos, y es bueno que los ponderemos.
Vamos de feria en feria con la amistad más fortalecida. Gracias a que nos comentamos y comunicamos quiénes somos, nos podemos esforzar más y mejor con las raíces de unos buenos elementos que han de cruzar los ríos de varias vidas que no siempre optimicemos, y, lo que es peor, que no siempre comprendimos, pero ahora toca que cambiemos la actitud. Movamos ficha hacia ese punto de inflexión, de reflexión y de encuentro en lo comunicativo y en el resto de perfiles. No agotemos los recursos, pues necesario, y hasta lógico, que nos queden en el día de mañana. Es el ciclo comunicativo de la vida, que ha de crecer en su diámetro, en sus posibilidades de futuro. Las tenemos todas, si somos diestros y hacendosos para afrontar las diversas circunstancias que nos envuelven.