Por la lectura y los libros: ideas que superan el paso del tiempo

Hablar a favor de la lectura y los libros desde una Editorial es obligado, es un deber, a la vez que una convicción personal. No creo que sea la lectura una actividad en peligro, sino que está modificando sus formas (mi opinión más extensa en E-lis: Por qué tenemos que leer), y por eso tampoco soy partidario de defensas basadas en el adoctrinamiento, la imposición, el victimismo o la amenaza de terribles decadencias por su ausencia. Pero sí que creo que hay que reafirmar los valores de la lectura para las personas, recrearse en algunas convicciones basadas en la propia experiencia de satisfacción y aprendizaje al tener el contacto pausado con algunos libros. Y en eso estamos. A veces se ha criticado con razón las argumentaciones gratuitas en torno a los efectos benéficos de la lectura o se ha desmontado las metáforas un poco bobas que en torno a ella se hacen. (Ejemplo de ello, Victor Moreno y sus Métáforas de la  lectura en Lengua de Trapo: “se ha ido conformando una deplorable mitificación del acto de leer. De hecho, sospechamos que cuantas más metáforas se utilicen para hablar de la lectura, menos se dirá de ella. ¿Queremos decir con ello que el discurso elaborado sobre la lectura durante estas décadas constituye un inmenso mar de palabras en un desierto de ideas? Sin duda, pero no sólo…”). marcapaginas-editum-2008.jpgY a pesar de todo, mientras navegamos y leemos por la red, tenemos también que encontrar momentos para leer despacio. En Editum llevando ya dos años recopilando las palabras de otros para recrear los sentidos de la lectura, y ponerlas en nuestras bolsas, nuestras camisetas, nuestros marcapáginas…. El año pasado lo hicimos con algunas de las célebres citas de Borges, y en este hemos recopilado otros textos con los que nos identificamos. Son textos que unen de diversos modos lectura y vida. El primero, de Vasconcelos, pertenece a su ensayo “Libros que leo sentado y libros que leo de pie”, en su obra “Divagaciones literarias”, de 1922 y es una simple constatación para cualquier amante de la lectura: “Un libro, como un viaje, se comienza con inquietud y se termina con melancolía”. Enlazo con un texto de André Maurois, de “La biblioteca pública y su misión” escrito para la Unesco en 1961, para justificar la función educadora y social de estas instituciones: “Los libros nos enseñan cómo otros, mucho más grandes que nosotros, también han padecido y buscado. Son como ventanales abiertos sobre los paisajes de otras almas y de otros pueblos. Y también conecta esta idea con lo que dice Alvaro Mutis, en “Elogio de la lectura”: “Leer un libro es volver a nacer. Es el camino para apropiarnos de un mundo y de una visión del hombre que, a partir de ese momento, entran a formar parte de nuestro ser”. Por eso igualmente nos ha gustado para nuestros marcapáginas el texto de Adolfo Bioy Casares (de la recopilación de Daniel Martino: “ABC de Adolfo Bioy Casares. Reflexiones y observaciones tomadas de su obra”) :”Pocos objetos materiales han de estar tan entrañablemente vinculados a nuestra vida como algunos libros. Los queremos por sus enseñanzas, porque nos dieron placer, porque estimularon nuestra inteligencia, o nuestra imaginación, o nuestras ganas de vivir”. Pero la lectura a veces nos golpea, nos revuelve. Por eso nuestra frase preferida es la de Kafka, recogida de una carta a Oscar Pollak (Klaus Wagenbach: “Kafka en testimonios personales y documentos gráficos”):
“(Creo que sólo deberí­an leerse libros que a uno le muerdan y le puncen). Si el libro que leemos no nos despierta como un puñetazo en el cráneo, entonces ¿para qué leemos el libro?… un libro tiene que ser el hacha para el mar helado que llevamos dentro”. Como frase leida este curso hemos elegido una de Almudena Grandes, publicada en El País durante la Feria del libro de Madrid: “Un libro es una vida entera, un telar donde los hilos de la vida tejen por la mañana lo que destejerán cuando caiga el sol. Los libros son pan y libertad, el veneno dulce del conocimiento, la alegría temblorosa de las emociones, esperanza donde no la hay, futuro para un presente enfermo”. Ese mensaje de esperanza y de futuro es el que hemos querido destacar más, y por eso todos nuestros marcapáginas, bolsas y camisetas de este año tienen como texto comun el de Stéphane Mallarme: “El libro es el mensaje para el futuro de una historia mejor”. Más allá de la ingenuidad, los libros son, contienen nuestra historia, son el fruto más humano de nuestro desenvolvimiento por el mundo, es lo que aportamos a los que nos sucederán.


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