No pongamos trabas al destino comunicativo

Hemos de superar los obstáculos, los andamios que vamos colocando de una manera más o menos consciente. Andamos en pos de amistades que hemos de salvaguardar y de fomentar todos los días del año. Estamos juntos, y más que estaremos. No dejemos que las guardias nos asalten con sus dudas sin métodos ni esas razones para ser y tener en la misma nada que nos aguarda con sus medias querencias. Procuremos que sean enteras. Nos hemos de poner en ese lado que nos insiste con sus devociones de todo género. Nos gustamos, y eso lo debemos demostrar cada jornada, a cada paso, con las consistencias de unas tremendas voluntades que nos dirigirán la mirada hacia las mejores sensaciones. No nos distraigamos. Las pretensiones de han de transformar en pura materia prima de una felicidad efervescente.

 

Las atenciones que sólo tocan los aspectos materiales nos llenan de desdén y de algo de indiferencia entretenida. No consintamos métodos de registros posibles con sus causas menos ganadas. Nos hemos de proponer unas motivaciones que nos deben hacer sumar ante las intenciones más o menos objetivadas de quienes vienen con sus sonidos cansadamente interpretables. No obstruyamos el destino al que tenemos derecho, digan lo que digan.
Reaccionamos ante las tendencias que nos obligan a tomar partido por las razones de unos y otros en las formas que más nos gustan. Complacemos a los que vienen con el son de una versión que nos sabe a decisión bien tomada porque consideramos el todo y mucho más. Hemos sido en las grandezas de espíritus que nos distraen. No podemos negarnos las pasiones que nos alimentan en el sentido de darnos fuerzas para no cegarnos y quedarnos inmóviles. Las fórmulas del cariño, las amparadas en él, nos ofrecen un sentido mucho más noble de lo que vivimos.
Singularicemos las posibilidades con las formulaciones que nos hacen adivinar las valentías de aquellos esfuerzos que incluyen lo mejor con las causas que no son enigmáticas porque sí. Hemos obviado algunas intenciones, que hemos de consolidar sin colmatar las pretensiones que llevamos en mitad de unos espíritus que precisan ocasiones para tener la autonomía que les hace genuinos. Vigilemos en libertad, y con ella seamos un poco más inteligentes. No se trata de saber, sino de administrar lo que vamos aprendiendo.
La vida está repleta de sorpresas que nos invitan a tener un alimento un poco más grato. No permitamos que las cosas se queden en un estadio de difícil reflejo. Poco a poco iremos llegando donde las aspiraciones adquieren un sentido menos sentimental y más cuerdo y humano. No aspiremos a más de lo que nos pertenece, en la idea de que no siempre debemos mirar más arriba. A menudo quedan cuestiones no protagonizadas en un pasado que transcurrió en vacío, sin ser optimizado. No pongamos trabas al destino.  Superemos las indiferencias comunicativas. La existencia es acción, es compromiso, es ponernos en el tajo, en la convicción de que sólo así podemos llegar a alguna parte.