Delibes: La bondad de un escritor y periodista

Ha muerto Miguel Delibes. A sus 89 años ha sido un sano ejemplo de austeridad, de buen hacer, de sabio hombre con visión de una vida que es compleja porque la hacemos así. Ha mirado con los ojos de la madre de un Mario herido por las circunstancias, así como vio como pocos la sombra alargada de los cipreses que sirven de santo y seña a la propia existencia, al deambular humano.

Supo el tenor de los emigrantes, de los náufragos vitales, y advirtió como nadie cómo las madres miran a sus hijos. Nos narró la locura por un voto, e identificó a los herejes más cercanos… Su tono grato y duro, su retrato moderno y claro de la sociedad le hizo ser uno de los observadores contemporáneos más sublimes.

Los santos inocentes tenían de todo, como la misma sociedad, de cuyas contradicciones se alejó en su Valladolid, pero no para no verla, sino quizá para divisarla con más panorámica, con menos contaminación inmediata.

Fue Delibes, es Delibes, todo un referente social, y lo fue muy a su pesar, pues no persiguió galardones, premios y reconocimientos, que obtuvo aunque trató de huir del mundanal ruido. Ganó prestigio, porque toda sociedad necesita, y merece, una referencia, y él lo fue, lo es, lo sigue siendo.

Además, fue maestro de periodistas, e incluso dirigió el diario “El Norte de Castilla”. Ya entonces demostró su inconformismo y que tenía las ideas de libertad muy claras.
Todos estamos de luto hoy. La sociedad española echará en falta su palabra y su luz. De algún modo nos queda lo mejor de él, su obra, así como el testimonio infinito de lo que considero lo más importante para un ser humano, esto es, que pueda ser calificado como buena persona. Delibes lo era, lo es.