A propósito de la escultura de La Fama , de González Moreno Lo mejor para abrir la conmemoración de un centenario

Hacia los últimos días de Diciembre pasado, esto es, a finales de 2007, pude ver cómo unos operarios municipales andaban ocupados en labores en torno al basamento que otrora acogió la escultura a la Fama que desde hacía mucho, permanecía vacío y por tanto, sin sentido.

Lamenté una vez más el indigno y degradado estado en que se encontraba, mas grave aun, ocupando un lugar tan destacado en la zona ajardinada que hace frente a varios organismos oficiales. En otro momento posterior pude comprobar cómo se limpiaba el pedestal y se actuaba en su plataforma superior. Eso me hizo suponer que iba a ser reutilizado y desear que por fin se pusiese algo sobre él pues para eso se había levantado tiempo atrás.

Estuve unos pocos días sin pasar por el lugar y cuando lo hice, mi alegría fue mayúscula; sentí un como un vahído de emoción y casi me brotaron las lágrimas: allí estaba la escultura de La Fama que había ideado Juan González Moreno y se había fundido en bronce para coronar el nuevo monumento que se colocó en el ¿jardín? de Santa Isabel, renovado tras haber terminado el trazado de la nueva Gran Vía, lugar donde se iba a conseguir el primer aparcamiento subterráneo del centro de la ciudad. Con tal actuación se había eliminado el antiguo monumento que ocupaba un lateral y se colocaba el centro de la nueva e inhóspita superficie conseguida. Ni el tal jardín, ni el monumento, ni su escultura, fueron bien acogidos por los murcianos. Las críticas fueron a voz baja, no demasiado explícitas, como suele ocurrir aquí. E incluso no se supo interpretar el dinamismo de la escultura que no hacía sino seguir modelos históricos que otros muchos artistas han venido usando para representar tal tema iconográfico; por su atrevido escorzo fue bautizada de manera algo burda y chabacana.

Ese lugar con su nueva fisonomía urbana duró poco y hace unos años se llevó a cabo en él una actuación que, en principio nos pareció un tanto excesiva, pero que, sin duda, va evolucionado a su favor. También el monumento se trasladó al lugar que ahora ocupa y en estos avatares desapareció la escultura. Como he dicho al principio, ese basamento degradado ya se hacía insostenible.

Por eso ahora, después de su reposición, paso por allí con motivo o sin él, para restañar el dolor que tanto he sufrido otras veces y alegrarme de que entre los ediles que nos gobiernan los haya con la necesaria sensatez y buen criterio como para volver las cosas a su sitio y mediando poco gasto, ofrecer a la ciudad un punto de atracción estética que se impone por sí solo.

Este año conmemoramos el primer centenario del nacimiento del escultor. Desconozco si esta actuación ha tenido que ver algo con ello. Seguramente, sí. Pues vaya mi mas sincera felicitación para quienes así lo hayan decidido, pues no ha habido mejor manera de comenzar la efemérides que reconociendo con justeza el valor de una obra de arte que fue realizada con todo mimo y cuidado por un escultor que volvió a subir a Murcia a la cima de la excelencia.

Y permítaseme un ruego final: Completemos la nómina de artistas en las losas frontales del pedestal ya que faltan muchas lumbreras, e incluso, algunos de los que figuraban en el antiguo monumento de Santa Isabel, desaparecieron o “se cayeron” en el traslado. Otrosí: Qué tal si pusieran unos cipreses tras el monumento para que se recortase sobre ellos en lugar de sobre las lejanas y nada favorecedoras casas del otro lado del río. Muchas gracias.