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Alfredo Montoya, un doctorado con honor

“El cambio motorizado en la legislación crea inseguridad jurídica”

 

“El doctorado de la Universidad de Murcia tiene un plus especial:aquí enseñé

durante 20 años”

Habla de forma pausada. Sus respuestas a las preguntas que le hace el periodista brotan de su boca como si estuviera dictando un valioso texto en el que no se puede permitir la menor imprecisión ni el menor descuido. Es la medida hecha persona, el docente que no se apea nunca de la sagrada labor de enseñar, la persona que ha hecho de la afabilidad una de sus notas características…

Me refiero al catedrático de Derecho del Trabajo Alfredo Montoya Melgar, al que la Universidad de Murcia ha concedido el doctorado honoris causa…

No sé, profesor, qué importancia puede tener una distinción así para una persona que cuenta con numerosos premios y distinciones y con otros varios doctorados…

Todo doctorado honoris causa es para un universitario el mayor reconocomiento que se puede recibir, pero es que, además, en este caso, se concede a alguien que ha trabajado en esta Universidad durante veinte años. En ese periodo tan importante de mi vida, he tenido relaciones amistosas cordialísimas con la ciudad, con la Universidad, con todo el mundo, que ahora mantengo… Y esas circunstancias hacen que este doctorado que la Universidad de Murcia me otorga tenga para mí un plus muy especial …

Usted formaba parte del paisaje de la Universidad y de Murcia, porque, como recuerda, aquí enseñó durante tantos años… ¿Por qué fue marcharse a la Universidad Complutense de Madrid?

Me lo pidió mi maestro, el profesor Alonso Olea, y no podía decirle que no. Aunque fue difícil para mí dejar Murcia: tenga en cuenta que mi situación personal y profesional no me hacían nada fácil dejar esta ciudad y marcharme a Madrid… Aquí nacieron mis dos primeros hijos, y aquí acababa de nacer el tercero cuando mi maestro me lo pidió… Pero, ya le digo, sólo podía decir que sí a su petición…

EDICION TRAS EDICIÓN

Su Derecho del Trabajo vio la luz en la primera edición en 1976, pero ahora ya va por la número 28… Esto no debe ser esto nada usual…

Es un número importante de ediciones, sin duda. Es un trabajo muy laborioso, por la permanente necesidad de su puesta al día debido a las continuas modificaciones que sufre la legislación laboral y de la seguridad social.

Y estas modificaciones tan frecuentes, ¿son perjudiciales?

–La movilidad del Derecho y, en particular, del Derecho del Trabajo, es obligada si se produce en términos razonables, porque la sociedad cambia y hay que hacer los cambios adecuados. Pero una cosa es eso y otra lo que se llama el cambio motorizado , que se produce con mucha frecuencia en los últimos decenios… Esto no es bueno, porque crea una cierta inseguridad jurídica. Además, la técnica legistativa, con frecuencia, deja mucho que desear. Un ejemplo: la relación laboral especial de los abogados se regula en la ley de trasposición de la Directiva sobre la tributación energética…Todo esto, ya le digo, genera inseguridad…

Y estas continuas modificaciones, ¿son para mejor?

No es fácil la respuesta; dependerá de la óptica del comentarista…

¿Cuál es la situación del Derecho del Trabajo en España?

Es muy homologable al de la mayor parte de los países de la Unión Europea; entre otras cosas, porque desde 1986 tenemos que trasponer las Directivas comunitarias, y, en algunas cuestiones, nos habíamos anticipado a ellas…

El profesor Montoya Melgar perdió ya la cuenta del número de alumnos a los que ha impartido enseñanza. Sólo se atreve a decir que serán bastantes miles…

¿Ha sido usted un profesor exigente?

Empecé siendo muy exigente. Hoy pienso que quizá demasiado, pero he ido evolucionando y ahora me considero razonablemente exigente.

“Nuestro Derecho del Trabajo es homologable con el de Europa”