Todo es posible

Juan TOMÁS FRUTOS

Surge el día sin batallas: eso ya es una promesa firme en sí. Nos hacemos caso, incluso desde la distancia moderada de los sueños, que no podemos amoldar tanto como pensamos. Vienen, poco a poco, esos instantes que nos reparan, y nos pensamos con un toque que consideramos maestro. Generamos empatía. No captamos lentitud.

 Nos singularizamos en las batallas que nos atraen con las premisas de una etapa que transcurre fluida, como en su punto. Damos gracias por tener tanta suerte. Nos preparamos ante las cautelas de la existencia, que en esta celebración brillará. ¡Es una enorme fortuna!

Hay inclusiones que hoy nos van a liberar. Desentrañamos lo que es esencia, y arriesgamos en el primer y último segundo. Es afable todo. La alianza de lo bueno y lo eterno funciona.

Deberíamos dibujar, casi por obligación, las premisas de cada era, que se sustentan en las emociones más entrañables y sinceras. Lograremos estar cada vez que haga falta. Es lo que nos reseñamos y lo que intentaremos realizar.

Añadiremos elucubraciones positivas a los mosaicos de una bondad ingente. No nos faltará la generosidad. Mientras caminamos iremos repartiendo lo más valioso, el tiempo y su alegría. Habrá multiplicidad, sí, pero nuestro empeño irá, desde los prolegómenos de una jornada como ésta, sin injerencias o con ellas, desde la consumación misma de lo que aguardamos, hacia ese cariño que nos aprecia. Todo es posible.