Aprendizaje completo

Juan Tomás Frutos

 

La comunicación es aprendizaje. Nos ayuda a comprender la vida en la que nos hallamos. Mostremos las razones. Pensemos en las formas, en las opciones que nos llevan por conductos diversos y con entretenimientos y educaciones que plantean reconocimientos de ásperas directrices con las que iremos creciendo. Aumentaremos los tonos con cosas que serán en las negaciones más consolidadas. Hemos atendido las razones que nos van desmenuzando quienes son en las puras noches que nos sienten partes de las creencias más consolidadas. No hemos apuntado hacia el sitio más correcto.

 

Los mandamientos de años de siempre nos incluyen en los instantes de pasiones tremendas que nos catalogan con partidas de comienzos y finales con las que nos incrementamos los anhelos de aprendizaje en libertad. Seamos genuinos con todo lo que nos llega con fortalecimientos y quehaceres de recia factura. Los aconteceres de abolengo nos fertilizan con conceptos que son y que están. Hemos subrayado las empatías con unos misticismos que nos juntan hasta dar con un crisol de ponderaciones. Nos confundimos.

Los deseos nos hacen confluir en lo más grande. Los derechos se convierten en libertades que dan garantías de conformidades con espejos en los que nos vemos reflejados. Nos tomamos esas comidas de conocimientos con las que nos reclaman tranquilidades que son. Nos pedimos tiempo. Hemos planeado con suertes que condicionan lo que es.

Dejamos pendientes cuestiones de mandatos largos que nos perfilan lo mejor de antaño con novedades que están entre ligeras aventuras que son sabiduría entre constantes frivolidades que hemos de marginar para hablar en serio y cortar por lo sano los obstáculos mentales que nos puedan regalar. No queremos perder el tiempo. Hemos de abundar en una mentalización que nos sugiera previsiones y modificaciones para mejorías perennes.

Las construcciones con otras tipologías nos llevan a fenómenos que se convierten en divisas con banderas de colores que descuellan con subjetividades con las que confluir en los aciertos que nos harán parecidos, semejantes, con las propiedades de cada cual, en las comunidades en las que creemos desde la más mínima pulgada hasta acercarnos a los aspectos más grandilocuentes. No solucionemos sin conocer. Tengamos el talento de regalarnos horas básicas para que el aprendizaje sea completo, en todo, también en la comunicación. La existencia se presenta según los estilos. Intentemos que a cada uno se le pueda saca partido. Las docencias en las que nos queremos ver involucrados han de buscar la premisa del conocimiento compartido.

Construcciones comunicativas

Juan Tomás Frutos

 

Hagamos edificios comunicativos salubres y plurales. Convengamos con los demás. Nos enganchamos a unas reales caricias que nos han de subir el tono con la moral en su sitio, con las veleidades de una recia función que nos señala con sus invitaciones de amor que nos conducen a más conformaciones de las coyunturas que nos dicen, una y otra vez, de todo y de nada con tonos ocupados. Iremos a los sitios donde las esperas nos comentarán lo mejor de lo mejor. Hemos tenido mucha suerte de conocernos. Las visiones nos darán óptimas consolidaciones de todo lo que nos merece la pena. Nos fallan algunos momentos vitales, que nos sirven de acicate para lo diverso.

 

Marquemos las situaciones con unos intereses más o menos señalados desde las curvas preparadas que nos han de adecuar los discursos con certezas. Saquemos todo lo que podamos con esas significaciones que nos daremos con egos que se concentrarán para compartir con los que significan alteridad complementaria y solidaria. Tenemos que significar lo más importante.

No seccionemos las frases que nos pueden ayudar. Situemos lo que sentimos en esa justa medida que nos atañe y que nos conforma como aquello que nos gustaría ser. No apliquemos remedios extraños. Las organizaciones se pueden advertir con los hechos que son aplicaciones de retroalimentación maravillosa. Hemos sentido mucho deseo. Las preguntas admiten algunas respuestas. No hemos sellado lo que podría ser paso con pactos que aparecen.

Las conversaciones han de ser constructivas de una realidad que nos ha de consolidar como lo que nos da una misión que dará con las frugales experiencias que nos aclamarán con esas personalidades con las que nos permitiremos subir por las escaleras de sendas serenas. De todas ellas sacaremos algo de provecho. Los instantes de prevención nos sirven para analizar las palabras y sus interpretaciones teniendo en cuenta el contexto.

Hemos aglutinado las consultas con sus tonalidades más consolidadas desde las significadas expresiones con las que nos añadiremos a los cambios más duros. De todo podremos aprender con las consecuencias más destacadas. Nos hablaremos con las suposiciones que nos dirán si podemos y hasta dónde. No hagamos que las gracias se queden en reconocimientos sin ir al origen de las voluntades que nos han de aplaudir los mejores deseos de mutación. Tengamos en cuenta los avisos comunicativos. Nos sirven para saber por dónde caminar. El fin máximo ha de ser el entendimiento con ingentes y sólidas construcciones comunicativas.

El quid de la existencia

Juan Tomás Frutos

 

La existencia ha de moverse en estados de normalidad. Tengamos alegría para hablar, para conversar, para encontrarnos. Persigamos el tiempo frente a la lengua de arena que nos inunda. No te diré todo hoy. Lo haré mañana, cuando no quede nadie, cuando nadie me vea, cuando las cosas que me importan vuelen hacia una levedad que me producirá ansias de volver a la misma nada. No me dejes, por favor, en un lado sin visita. Intenta darme eso que me convence de un amor que me supera. Hablo de comunicar, de contarnos esos eventos influyentes, de caracterizar los intereses, de compartir…

 

Nos hemos liberado, en esta ocasión, con una cierta gracia que hoy me sabe a todo lo que supone algo de valor para mí. Nos presentamos con todos esos honores que gustan y complacen en la misma distancia. Nos salen esos lapsus que nos contravienen con sus costumbres más densas. Tendremos que hablar en la medida que sea menester.

Nos hemos recordado en las visiones que nos acallan con sus vestigios más sinceros. Las simpatías de otras caricias leves nos han de ayudar con sus criterios mundanos. Nos hemos de presentar con esas formas que nos imprimen inversiones trastocadas. Nos veremos en esos momentos menos fugaces y más estelares. No presumamos de aspectos que no tenemos en su sitio. La vida es sitio común para constatar lo que ha de ser visión medio nueva. Hagamos que no falte de nada mientras nos hacemos caso con unas trayectorias que nos insisten con sus telas que serán juicios de palabras no encalladas.

Las suspicacias nos han de corregir con actividades de tremendas conclusiones que nos han de advertir con presunciones sin inocentes dichas. No vayamos más allá de donde la divisa es un norte con sus cautelas más o menos vencidas. Nos ponemos a divisar itinerarios que nos alcanzan con sus manifiestos fines de concordia y de amistad. Aseguramos los procedimientos con una tranquilidad que nos invita a superar los daños que nos envuelven.

Valen los aspectos más positivos. Dejemos aparte los nocivos. Las premisas nos han de señalizar las inversiones de querencias consideradas extraordinarias que se han de mover entre el tipismo y ese afecto que nos nutre con vestigios supremos. Tendremos que volver con procesos nuevos que nos insuflen la suficiente adrenalina. Calmemos los ánimos con trances diversos.

La vida es, y comunicando más. Ahí reside el quid de la existencia.

Cohesión y coherencia

Juan Tomás Frutos

 

La comunicación se ha de plantear inicialmente desde la coherencia máxima y con toda la cohesión que podamos gestar a través de ella. Prevenimos con olvidos que hacen necesaria una revisión con planteamientos de creencias entre versiones más o menos entusiasmadas. Nos hemos pedido un poco de tiempo, y éste ya ha pasado. No hemos liberado cierta parte de la energía que ya ni comprendemos. Hemos mirada a la cara, y algo hemos visto. Tenemos que recuperar ese ímpetu que todos nos lo decía con resultados unificados al concepto de amistad. Debemos confluir todo cuanto podamos.

 

Las virtudes nos olvidan entre consultas de medidas y actitudes que no tomamos en su justa intención. Hemos hablado de preferencias que están y que puede que se queden con escudos que no protegen lo suficientemente. La existencia no ha de marchitarse ahora, en su mejor momento. Nos debemos juntar con premisas lindas.
Aplicamos cada jornada remedios tardíos a momentos que puede que sean estelares. Nos hemos puesto sin remedios delante de consentimientos de sumas que no están donde nos gustaría. Contemplemos el frontispicio de nuestras vidas. Hemos hablado con un talante que no está donde nos podría complacer. Seguiremos. Las causas no han de olvidarse. Las consultas son.
Las actitudes nos entregan con sus pláticas de amores correctos. No hemos visto con seguridades de otras etapas esas pretensiones de quienes vuelven con guías que no leemos, y, cuando las conocemos en parte, no las tenemos en cuenta. Giremos un poco para divisar con más perspectiva. Las grandezas humanas siguen ahí. Las prisas nos hicieron no prestar atención a lo que pudo ser eficaz. Transformemos la realidad de las cosas que son.
Predicamos de vez en cuando sin el trigo que es materia. Hemos pedido mucho, menos, todo, más. Nos hemos visto con unas consultas que nos determinan con sus consideraciones latentes. No hemos eliminado las conclusiones que nos pudieron ayudar cuando las palabras tenían un sentido en esta relación de amistades profundas. Las complicaciones nos insertan en sus justas medidas de sueños que son y que seguirán siéndolo.
Tengo la suerte de seguir viéndote, y, desde el respeto máximo, te diré que, con las comunicaciones bien llevadas, podremos aprender que todo es fruto de la comunión de los elementos, de la aplicación de la solidaridad como gran virtud para salir hacia delante. Intentemos que predomine la cordura y la concordancia de intereses. Las señales están en su punto, con luces que indican por dónde ir. Nuestras libertades deben decidir qué hacer. Cohesionemos desde la coherencia comunicativa.

Superemos fronteras comunicativas

Juan Tomás Frutos

 

Los fines han de ser objetivos y nunca limitaciones. Nos deben servir de referencias. Gestionamos las amistades con comunicaciones que ofrecen y nos regalan momentos que hemos de ver con las presencias y las premuras que nos gustan y siempre con sus pláticas menos invasoras. Nos hacemos permanecer con las gratas caricias, que nos ponen en ese lado que nos insiste con sus vertientes más interpretativas. Analicemos lo que pasa y cómo lo vivimos. Nos hacemos con ese don que nos nubla con sus saludos más hirientes. De ellos hemos de aprender. No olvidemos, como señalaba Nietzsche, que nos hace más fuertes lo que no acaba con nosotros.

 

Nos hemos de poner en ese momento que será fuerza con entereza y buenas armonías. Hemos de alimentar las conversaciones con sus prestaciones más bondadosas. Mantengamos el tipo en la medida que podamos. Tendremos que fijarnos en las eras más honrosas con sus prestaciones no ponderadas. Vayamos e intentemos volver con unas previsiones no escritas. Supongamos con marcadas influencias de varios vectores. No dejemos que las cosas pasen porque sí.

Hemos supuesto que las cosas podrán ser con sus garantías menos conservadas. Los hechizos de algunos momentos nos han de consolidar como los grandes de un sistema que tiene todo por delante, incluso la felicidad. Nos hemos demorado entre aquellas creencias que nos ponen broches sin recetas de poderes inmensos. Limemos asperezas en la medida que podamos, y seamos con increíbles previsiones de paces un tanto interiores. La madurez no puede detener los destellos del entendimiento que viene de la amistad.

Apostemos por las raíces mas profundas que acudirán a esos aspectos vacios que nos pueden en la mitad de un todo que es colmatación y resolución con internas posibilidades. Nos hemos aclarado tras muchas dudas, y ahora debemos comenzar el camino de la acción. Las consultas parecen funcionar. Nos eliminamos de ese sitio donde descuellan las actitudes dudosas. Traslademos los conceptos que conexionan con unas comunicaciones nada convencionales, que han de ganar con aplicaciones que deben cooperar en cuanto sea posible. Las conversaciones han de servir para avanzar, y no para quedarnos inmóviles.

Nos hemos de despedir con las reacciones ante los desplantes que comunicativamente tenemos que soportar. Haremos caso a cuanto sentimos en plenitud de sentimientos. Nos hemos ahorrado unas fuerzas que precisaremos para ejercer docencias en instantes misteriosos que hemos de gozar. Nos hemos puesto en ese instante que sabrá a muchos minutos. Ahí están para ser aprovechados. Los límites dependen de nosotros. El afán ha de ser superar las fronteras comunicativas que vayan surgiendo o que se vayan colocando.

Reconocimientos comunicativos

Juan Tomás Frutos

 

Reconozcamos los valores de la comunicación y cómo expandirlos con los mejores intereses sociales. Recibimos algunos consejos que nos animan a vivir en la paz de algunos momentos que han de explicarse con extensiones de periodicidad resaltada en la misma noche de los tiempos que tanto resaltamos con aprendizajes decisivos. Nos hemos de ubicar en ese lado que nos previene con sus toques más excelentes. Nos complacen, y hemos de constatarlo para que prosigan de la mejor guisa posible.

 

Los ambientes nos responden con sus hechos. No hemos de dejar atrás las simpatías de quienes se ponen en ese brete que nos inclina con balanza y todo hacia ese momento tan espectacular que nos añade triunfos no escritos en el origen mismo de las actitudes surgidas de una relación nada convencional. No paremos cuando las cosas ya parecen funcionar. Parlamentemos.
Los beneficios han de colocarse como apósitos en el trayecto sincero de una presunción de creencias nobles que nos ubicarán como puedan, donde puedan, con diestras caricias que nos sabrán a puras ternuras. Consumamos cada cierto tiempo mercancías visibles e indelebles bajo la premisa de unas aficiones que nos han de permitir volar con aprendizajes sinceros. Nos hemos de animar con las conservaciones y consentimientos que nos llevan donde sea menester. Los ojos miran, y han de ver un poco más allá. El cansancio nos puede a veces.
No bajemos la guardia, ni tampoco estemos más atentos de lo necesario para abundar en el vacío que nos previene con sus rozamientos más salubres. Hemos de vernos bien, mejor, con sensaciones de manifiestas caricias que nos han de alumbrar todo el pasaje por el que querremos ir con la idea de fomentar la información, sus procesos de intercambio y las formaciones que les acompañan. Simulemos con procesos de indicios nobles que todo lo han de apañar. Las previsiones nos subrayan los juicios más sabios, que apuestan por el consenso y el brillo de todas las partes.
Fortalecemos las mentes con unas agudezas que nos hacen visualizar todo cuanto queremos ver entre entendimientos de aplicaciones hacia la diversidad misma. Conectemos con lo posible y con unas adquisiciones que han de superar los anhelos inaccesibles para dar con esos reconocimientos que anónimamente deben funcionar. Las convenciones son un punto de partida para que las auténticas comunicaciones se adviertan con complicidad. En ella hemos de estar todos y cada uno de quienes creemos en los procesos convergentes de la información, que ha de servir a la sociedad en pleno.

Conozcamos la situación del sector periodístico

Juan Tomás Frutos

 

El verano comienza a llegar a su fin, y nos encontramos con un nuevo año académico, que es como sigo contando los años.  Los meses que tenemos por delante están llenos de retos en todos los planos, y, en lo que concierne al periodístico, entendemos que hay desafíos en los que el éxito debe venir de la propia contribución de todos y cada uno de los implicados. Los problemas económicos que sufren las empresas del sector, graves en algunos casos, han de ser solventados con un concurso de ideas y de creatividad.

 

No miremos para otro lado, por favor, cuando hay compañeros que no han cobrado sus salarios, no dejemos que ocurran reducciones de plantillas y de salarios sin que tratemos de aportar nuestro granito de arena. No defiendo polémicas. No hay mejor alimento para combatir los debates que solucionar aquello que los ha motivado y originado. Creo que la cautela nos ha de mover en estos momentos, pero también el coraje para adentrarnos en lo que está sucediendo para aprovechar, como se suele decir, la crisis como oportunidad para que la transformación del modelo social y económico sea para mejor.

Estimo, personalmente, que las ayudas públicas deben asomar para que continúe un sector que tiene un neto carácter de servicio a la sociedad. Por supuesto, que, con esas ayudas, ha de haber garantías de mejora de la calidad de trabajo periodístico y se ha de evitar que, con ellas, se produzcan amortizaciones de plantillas. Por lo tanto, es defendible un seguimiento de las mismas.

El Periodismo vive un momento excepcional, muy complicado, con importantes reajustes y con un exceso de oferta junto a una falta de ingresos publicitarios para poder afrontar las cuentas cotidianas. Sí, sabemos que la etapa es dura para todos, para todas las empresas, para toda la sociedad, pero no olvidemos que este sector se anticipó, a la hora de sufrir con dureza reducciones y pérdidas adquisitivas, a la propia crisis, por lo que ahora (en algunos casos, al menos) se vive una situación extrema de un modo más descarnado.

Por todo ello, pedimos visibilidad para nuestros problemas laborales, que, sin duda, inciden en los profesionales, así como medidas que, en el medio plazo, contribuyan a la solidez de un sector que atañe a toda la sociedad en pleno por su propia caracterización y funciones. Las medidas han de llegar antes de que sea demasiado tarde. Desde el Colegio de Periodistas de la Región de Murcia ofrecemos todo nuestro apoyo logístico. El ruego es que conozcamos lo que está pasando y que lo demos a conocer.

Buena y constante voluntad

Juan Tomás Frutos

 

La constancia es un baluarte esencial en la comunicación que practicamos cada día. Valoramos lo que somos con intereses vacilantes que nos hacen oscilar de un lugar a otro. Debemos comunicar para saber, para conocer lo que ocurre, que se traduce con aspectos marcados por vectores posibles. Las similitudes siguen ahí. Nos hemos preparado para lo más óptimo, pero lo interesante es compartirlo. Nos pondremos de acuerdo como base de lo que nos ha de complacer.

 

Nos debemos sincerar con la empatía que nos predispone con sus transformaciones más loables. Vayamos donde podamos. La vida nos insiste con sus requerimientos más deseosos. No somos en los instantes más sobrados. Tenemos que asumir las directrices con sus momentos más estelares, que son y que serán con bondades de intermitencias serenas.
Hemos de aligerar el equipaje, que nos ha de destacar todo aquello que merezca un poco de nuestro tiempo, o un mucho, que nunca se sabe. Hemos de adiestrarnos en las creencias más señalizadas, y distinguirnos con las consecuencias que son en las luminosas autopistas de informaciones de todo tipo. Nos debemos poner en esa brecha que nos regalará espacios que hemos visitado con anterioridad y que ahora nos deben decir qué podemos hacer.
Las alimentaciones han de ser variadas con sus toques más o menos sinceros y simpáticos con los que nutrir las confianzas que se traducen, o deben, en esperanzas sin ver aspectos marchitos. Tengamos esas flores que nos señalizarán las medidas más formidables. Presentamos las sensaciones que nos han de decir las notas que son daños en los seculares caminos por donde nos gustaría transitar. Aprendamos de todos los oficios, y de todos los tiempos.
Las separaciones de otras eras nos han de conducir con expertas intenciones por donde nos complace ser nosotros mismos en compañía de quienes nos quieren de verdad. Vayamos por esas sendas que nos adecúan los instantes para optimizarlos sin dudas.
Las controversias nos distancian de lo que sucede. Suele pasar. Hacen mucho ruido, y es mejor evitarlas, aunque no siempre será posible. Hagamos que los discursos sean constructivos y teniendo en cuenta muchos pareceres. Todos son defendibles, aunque los porcentajes varíen. Hagamos caso al corazón y a la mente casi a partes iguales, y, en caso de empate, que predominen los sentimientos. Lo importante, en todo caso, es comunicar sin descanso. Aunque haya equívocos, si hay buena voluntad y constante comunicación, saldremos adelante. Ya se sabe que, en la vida, lo relevante es perseverar en las buenas actitudes.

Brindis comunicativos

Juan Tomás Frutos

 

Brindemos por la comunicación y sigamos ese camino del cielo estrellado que nos regala esperanza en todo intercambio de información. Rastreamos el destino en busca de cómo comunicar ese futuro al que aspiramos con los mejores resultados societarios. Nos olvidamos de cuanto hemos sido en cuatro momentos que ya se fugaron. Ésa es la vida. Lo que toca es hacer un buen balance, aunque no siempre sea posible.

 

No debemos negarnos ese pan que nos debería adiestrar con las influencias más nobles y loables. La existencia es una docencia eterna que nos ha de conducir por lugares imperfectamente construidos por la voluntad de varias partes, que han de ser entregadas a las creencias más sensacionales. Las palabras nos han de complacer, y por eso las hemos de cuidar tanto como podamos.

Nos hemos de poner en guardia para llegar a ese bienestar con el que crecer en un momento de honra bendita. Las confluencias nos hacen invertir tiempos pretéritos con unas consumaciones de terminaciones enhiestas. Hemos de convenir en lo mejor, en lo que podamos, en las afectaciones que nos proponen fugas con sus cualidades extensibles.

No hemos hecho los deberes, pero los haremos. Los casos que no entendimos aparecerán con reflejos singulares que nos embellecerán. Hemos de pretender la hermosura, aunque ésta se zafe de nosotros en cuanto tiene oportunidad. Hagamos pronósticos sin ningún género de reservas hospitalarias. Hemos de aplaudir lo que consideremos mejor.

No nos pongamos en ese sitio que no terminamos de entender. Vayamos sin prisa hacia la sensación más permeable. La agudeza con su ingenio nos ayudará a entender qué es lo que está pasando, que será con remedio y todo. Nos hemos de acostumbrar a consumar ideas sin que estemos presos de tantos silencios anhelantes de la virtud. El riesgo moderado es hasta aconsejable. La sociedad se transforma así.

Las conclusiones se han de trocar en paradigmas para la acción, sin que dejemos nada atrás. Tengamos en cuenta todos y cada uno de los resortes que nos rodean para hacer oportunos paquetes de comunicaciones que nos den las perspectivas en las que nos moveremos con la gracia que nos infundirá buen humor y mejor ánimo.

Separemos lo que es de lo que será, y tengamos en cuenta las maravillas más imponentes. Las oportunidades que nos mueven hacia la sensación más querida nos invitan a tomar partido por todo cuanto nos ocurre, que ha de ser constructivo en la medida que podamos. Hagamos las cuentas de ese pasillo que nos sale con aprendizajes mutuos.

Hemos tomado las raíces de unos procesos que serán comunicativos por la firmeza con la que nos trasladamos constantemente de un lugar a otro. Hemos supuesto heridas que no se han producido, mientras que hay otras que nos han de sugerir posibilidades con tonalidades rotas y caracterizadas para brindar los mejores resultados. Las aspiraciones de hoy, como las de ayer, son legítimas. En comunicación igualmente. No hay mejor premio, ni mejor galardón, que la dicha de aprender y de enseñar a otros desde la humildad y la consideración de la cercanía y de la familiaridad bondadosa en los procesos de relación humana.

Justificaciones positivas y acuerdos

Juan Tomás Frutos

 

Los acuerdos desde premisas en positivo tienen más garantías de éxito y de continuidad. Simpatizamos con menesteres que nos hacen aglutinar las experiencias más lustrosas. Tendremos que salir con un bienestar medio eterno. La ilusión es compartida por razones que no siempre atendemos desde el ansia de un bienestar medio modificado. Hemos avisado de posiciones que nos harán seguir como si tal cosa. Nos consentimos. Aplicamos remedios de sensaciones en corto que nos procuran señales de algunas apariencias con sus toques medio serenos.

 

No digamos que estamos listos cuando no lo estamos, y apliquemos un tanto de sensatez a lo que puede ser directriz en el ejercicio de una voluntad medio querida. Relatemos lo bueno y lo malo con unos consejos que nos lleven donde las aportaciones sean consecuentes con las posibilidades que nos irán diciendo qué hacer y qué no.

Nos hemos de subir al podio de las dichas que nos presentan los instantes apasionados con unos toques de puros algodones que nos nublan las vistas en los momentos más inciertos. Tendremos que ir un poco más allá de lo que nos indican quienes vienen con “soniquetes” que requieren los planes, en unos actos de mera necesidad, con sus dedicatorias más variadas.

Sumemos. Tratemos de unir los cabos que nos pueden dar las coherencias más formales. Cubramos los expedientes de unas maravillas con sacos que nos insisten con sus toques medio maestros. Las dignidades nos han de aplaudir con sus diferencias y semejanzas. Tendremos que ir donde el todo es la parte que no terminamos de comprender. No podemos ejercer sin dar con los roces maestros en los que aprendemos mientras enseñamos. La vida es maravillosa.

No vamos a quedarnos en ese estadio de la inacción que a nada conduce. Hagamos el esfuerzo de soñar con lo que nos viene dado. Las existencias marchitas nos producen cambios con los que hemos de viajar rumbo al infinito de un amor que nos ha de encarecer los instantes con sus apuestas más estupendas. Nos tenemos que hablar en cuanto pueda ser. Ejerzamos con separaciones que han de ser supremas, pues, más tarde, nos portarán donde el cariño será el todo.

No dejemos que las cosas sencillamente ocurran. Hagamos caso a ese corazón que nos agota. No neguemos las implicaciones de unas frecuentes miradas que nos conducen serenamente hacia la levedad de varios seres, entre ellos nosotros mismos. No litiguemos. No merece la pena el conflicto, por muchas justificaciones que le anoten. Busquemos el consenso. Lo bueno, las visiones más óptimas, contribuyen a que haya una continuidad y una longevidad de estos actos, de los que todos, sin duda, nos beneficiamos.

UNIVERSIDAD DE MURCIA