La arquitectura es un arte pero no hay que olvidar que, además de poseer una belleza estética, los edificios son construidos para ser utilizados por personas, algo que obliga a que se tengan en cuenta numerosos parámetros detrás de los cuales se esconde mucha ciencia.
Las primeras obras de arquitectura surgieron durante la prehistoria, cuando el ser humano comenzó a dominar la técnica de trabajar la piedra. Se asocia esta disciplina al término abrigo como un elemento que surge de la necesidad de protegerse de las inclemencias del tiempo y que poco depués sirve como protección militar y como un espacio en el que recoger a los de un mismo grupo. Desde entonces y hasta ahora los cambios han sido fascinantes aunque la finalidad de los edificios sigue siendo la misma: el uso y disfrute de las personas.