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Las claves de futuro del Periodismo Local

Juan Tomás Frutos

 

Creo en el Periodismo local por muchos motivos. El primero es porque está apoyado en un modelo más cercano, en esa proximidad que es la que siempre funciona en comunicación, la que cubre las necesidades más inmediatas en lo temporal y en lo espacial; y eso, indefectiblemente, ayuda a que su continuidad sea más que justificada. Por otro lado, no precisa de tanto bagaje económico como los proyectos de más envergadura, cuyas altas inversiones suponen también la necesidad de recoger supremos dividendos que no siempre se consiguen en tiempos de crisis.

Además, la confianza publicitaria se demuestra más en aquello que se ve, en lo que se halla más apegado a la realidad donde operamos. Asimismo, como todo proyecto pequeño, acaba siendo la estructura más sólida de cualquier sociedad en todos sus perfiles. No olvidemos que, en el ámbito estrictamente económico, son las Pymes, las pequeñas y medianas empresas, las que tienen menos de 50 trabajadores, o, las más de las veces, están entre los diez o veinte, son éstas, decimos, las que aguantan mejor las embestidas de las carencias financieras. Por añadir un argumento a todo esto, es más difícil no “empatizar” en una empresa pequeña que en una grande, y eso hace que, a la hora de apretarse el cinturón, todos y cada uno de los trabajadores vean la dinámica de la entidad como propia y aguanten mucho mejor los momentos malos o quebradizos. Son tiempos pésimos y aciagos los que nos toca vivir. Unos 6.000 compañeros periodistas han perdido sus trabajos en los últimos tres años. Y muchos de los que quedan trabajando han visto reducidos sus salarios y/o sus condiciones laborales. Donde se ha soportado peor la crisis ha sido en la gran industria periodística, aunque “arropen” los datos para que no parezca que la sima es tan enorme. Se ha prescindido de muchos colaboradores, de muchos contratados, de muchos corresponsales o delegados, y se ha aplicado la “multifunción” a todos los que han quedado, a veces con rebajas importantes en los estipendios, lo cual ha redundado, proporcionalmente, en la calidad. Las pequeñas empresas, entregadas a una labor encomiable y de resistencia desde su creación, han sabido ver, desde el principio, que todo era crisis y han hecho de los problemas y vicisitudes oportunidades de negocio, como nos demuestran cada día. No es el Periodismo un menester que enriquezca en lo económico. No descubrimos nada con este aserto. Pocos periodistas son ricos, y, cuando lo son, no trabajan casi nunca como periodistas.  Si hay compañeros que lo han aprendido son los que trabajan en los territorios más pequeños, que les hacen más grandes por las dificultades que superan y por la encomiable labor de servicio público y de interés general que desarrollan. Por todo esto, y seguramente por razones objetivas y subjetivas, creo en el Periodismo que se lleva a cabo en lo local, desde lo local, en pueblos y ciudades pequeñas, donde un órgano de comunicación de este género, amigo lector (amiga lectora), devuelve la honorabilidad, el afán de conocimiento, las raíces mismas de aquellos que se esforzaron por los cambios sociales, económicos y políticos en las sociedades democráticas. En ese sentido, medios como los mencionados son básicos. Piensen en qué sería de todos nosotros sin ese partido de fútbol que nos cuentan sólo ellos, sin saber de esa actuación municipal y de los pareceres que genera, sin conocer de esa visita institucional o de esos logros de los chicos y chicas de sus respectivos colegios de nuestro entorno, en la esfera deportiva o en matemáticas, por poner unos ejemplos más o menos cotidianos. Seguro que se sentirían un poco huérfanos, un poco solos, sin la suficiente identificación, sin señales que les/nos hicieran ver que la vida en sociedad merece la pena y, sobre todo, desde la concordia y el buen afán. La pluralidad y los valores universales que ustedes obtienen cada día por un precio simbólico tienen la estimación de todas las fortunas del mundo, aunque, a veces, por intangible, no siempre captemos su valía, pero ahí está. Es justo, pues, que demos la enhorabuena a los profesionales que trabajan en estos medios periodísticos, a sus responsables, y, fundamentalmente, a las sociedades que simpatizan con ellos y que saben que su labor no es cuestión de dinero. Por eso, precisamente, no debemos dejar de contribuir para que salgan a la luz. Hay mucho en juego.

La dinámica de la comunicación

Juan Tomás Frutos

 

Busquemos la agilidad en las mentes y en los cuerpos, como si fueran unívocos en los procesos de la comunicación. Ésa puede, o debe, ser la tendencia. Nos debemos cobijar a la sombra de ese conocimiento que nos viene de la relación con los demás, que son los referentes de los que hemos de aprender en positivo, cada vez que podamos, asumiendo que las cuestiones se han de trasladar con el mejor de los bagajes, poniendo los acentos en los sitios donde tienen sentido.

Hemos de disponer las creencias del modo que nos gusten con esos implementos que nos son entre cortejos que nos proponen con deberes que nos sirven de testimonios serios con unos procesos de entendimientos en lo mínimo y buscando lo máximo. Sirvamos ese té de la calma que nos antecede con los bosquejos más entendibles y humanos.
Apreciemos lo que nos circunda con los compromisos que hemos de dedicar con unos elementos de paciencias infinitas. Hemos de procurar que las cuestiones que nos interesan aparezcan con jugosas pretensiones y en fases y procedimientos de los que podamos extraer ciertas conclusiones. Pongamos por caso lo que es o debe ser petición de obra finita con todas sus posiciones de consolidadas actitudes que han de definir la paz con las alturas que miran hacia el lado más adecuado.
Dispongamos los mejores procedimientos para otorgar las razones con las que solventar las carencias y dudas que nos surjan, que, por otro lado, parecen inevitables. No secuenciemos lo que no parece tener sentido en la misma distancia que nos otorga espacios que no siempre vemos. Advirtamos el ser.
La comunicación es básica, como siempre nos decimos, pero lo es mucho más que tenga esa base de racionalidad y de afecto que nos convierta en auténticos protagonistas de nuestras existencias, que han de crecer sin temores y con coraje. Presintamos los procesos con una etiqueta que rubrique las afirmaciones con las que hemos de construir, con dulce entusiasmo, la realidad en la que nos movemos.
Circulemos cada vez que podamos con esa aureola que ha de transmitir información y devolverla un poco reciclada, con el acicate de un constante aprendizaje que no ha de tener más mérito que el mirar al futuro sin condicionantes cerrados: todo ha de permanecer abierto, dinámicamente abierto. Por ahí va el itinerario de lo comunicativo.

La guía comunicativa

Juan Tomás Frutos

 

Tengamos en cuenta las premisas que nos han de perfilar en los momentos neurálgicos y en aquellos que nos permiten acceder a ellos. La guía en la mayoría de los eventos o acontecimientos que experimentamos pasa por el proceso de la comunicación. Vivimos en sombras que hemos de iluminar desde la ternura y la experiencia. Para ello está la comunicación. Sembremos de buenos fines todo el panorama que nos rodea, y seguro que éste nos devolverá los mejores entusiasmos.  Sigamos las más óptimas estelas con sus introducciones más señeras y simpáticas. Continuemos hacia el más atinado afán, que hemos de compartir con todo lo nuestro. Situemos los intereses en su justa medida. Las versiones han de ser compartidas con el quehacer más bondadoso.
Hagamos caso al corazón con ese menester que ha de ser liberalizador. Intentemos lo que nos puede permitir que las sociedades sean más fuertes y que también nosotros seamos entre brillos que han de alimentar los propósitos más bondadosos.
Las premisas con las que hemos de movernos con constancia y buenas determinaciones nos han de permitir aparecer en los instantes más ventajosos. Lo bonito ha de surtir el mejor de los efectos. No prestemos apariencias que no nos hacen vivir con constancia en la dignidad de otras etapas.
Volvamos a esos recovecos donde podemos hallar de nuevo la franqueza y la fuerza para compulsarnos hacia el mérito más definitorio de lo que somos y de cómo somos. Nos hemos de quedar con el mejor valor de la palabra, que hemos de convertir en acción. Convengamos.
Las impresiones de cuanto nos gusta han de aplicarse con las destrezas más fortalecidas, con esa previsión que nos debe consentir buenas apariencias. Digamos y seamos con el compromiso de avanzar y de no cometer los mismos errores. Si acaso, que sean otros, y que sean menos. Salgamos adelante con el deseo de encontrar amigos por el camino, unos conocidos y otros por conocer. Ésa es la experiencia de la vida. Te tengo como divisa máxima. Hablo de ti, comunicación. Sí, eres el emblema, la misma guía.

La Facultad de Trabajo Social celebró una jornada de acogida y reconocimiento a instituciones

Trabajo Social 1

La Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Murcia celebró hoy una jornada de acogida y reconocimiento a las más de 150 instituciones y colaboradores en las prácticas curriculares de esta titulación.

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La Universidad de Murcia reúne al Grupo de Planificación y Dirección Estratégica

Reunión Plan Estratégico 1

Hoy se reunió en la Universidad de Murcia (edificio de Convalecencia) el Grupo de Planificación y Dirección Estratégica, que ha discutido sobre los criterios que debe presentar un plan estratégico, que es uno de los principales instrumentos de las universidades para mejorar su posición, para ser considerado excelente.

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Refrescar la comunicación

Juan Tomás Frutos

 

Refrescar equivale a reinventar, a coger los mejores valores y sacarles partido en un período que puede ser de cierto hastío. La comunicación tiene sus influencias. Hemos de procurar las buenas desde el fin mismo de la experiencia. Contemplemos las obras desde diferentes puntos de vista. Hagamos caso a los momentos de glorias con sus equilibrios más normalizamos, y vayamos hacia ese lado que nos distingue con frutos de avances totales, queridos, únicos. Lo excepcional nos debe transportar a lo más normal con sus refrescos más o menos apasionados. Sigamos la senda que nos complace. Hemos de vivir en la proporcionalidad que nos insiste con sus intereses más o menos lindos. Podemos acudir a las visualizaciones que nos alaban con sus influencias variopintas. Hagamos que el corazón siga como si todo tuviera un poco de sentido, o más. Las influencias han de venir de todos los vectores posibles, teniendo en cuenta que las costumbres han de ser algo más que usos. No caigamos en la rutina.

Las sentencias han de ponerse en su justa medida, procurando que den con las salidas a los tonos que no siempre comprendemos. Debemos acudir a las citas en las que aprendemos, sin perder esas oportunidades que vienen en forma de muy pocos trenes. Cuidemos las formas. Todo es importante, también lo que nos ocurre de diferente guisa.

Cuajemos las mejores faenas desde las opciones que nos previenen de los cambios dando cuenta de las transformaciones que nos ayudan a vivir en la más auténtica paz. Hemos de poder apostar por las cuestiones que nos añaden equilibrio y perspectiva, que siempre contribuyen a consolidar las mejores respuestas y actitudes. Hemos de compartir desde el escenario más bondadoso y equitativo, con frecuentes anhelos de libertad, que nos deben ayudar.

Cuajemos modos y maneras desde la brillantez de quienes vienen con el afán de proteger lo más genuino al tiempo que exportamos las ideas que han de expandir los fines más universales. Gestionemos las causas comunes para que lo sean de verdad desde proyectos y procesos que nos procuren mayores dosis de libertad e independencia basadas en la docencia que proviene del cuidado, de la experiencia y del conocimiento mismo. Se trata de dar antes que recibir, de consultar, de beber y dar de beber a los otros.  Persigamos las mejores influencias comunicativas. Es cuestión de óptica y de optimismo.

Por el conocimiento con la comunicación

Juan Tomás Frutos

 

Los sistemas de interacción informativa nos permiten avanzar en la dirección que nos indica la experiencia participada. Plasmemos la comunicación con cuestiones más o menos concretas. Señalemos la vida con el convencimiento de que el aprendizaje nos viene de la apertura de miras en todos los procesos de relación y de negociación. Busquemos entre las apariencias lo que nos entronca con las paciencias, los equilibrios y los más óptimos anhelos de conocimiento en libertad. Estudiemos todo lo que podamos, apreciemos las voluntades y deseos que se suceden en instantes de toda índole y apostemos por ese riesgo, que también es oportunidad, en el constante procedimiento de la docencia. Seamos astutos y sinceros en todos los planteamientos que realizamos, que han de tener como premisa la determinación, la decisión, de saber qué es lo que nos acontece.

La existencia tiene muchos vectores de influencia, y todos ellos ofrecen sus ventajas e inconvenientes en unos afanes de pura convergencia en libertad en el interior de nuestros corazones. Nuestros criterios han de ser fortalecidos para comprender lo que nos merece la pena. No apacigüemos los ímpetus relacionados con el trabajo en libertad. Juntos podemos, y seguro que podremos.

Las virtualidades han de corregirse para dar con las causas más o menos justas, que nos han de enseñar a ser y a vivir en auténtica comunidad. La armonía nos debe permitir tomar en consideración todo cuanto ocurre. No seamos imprudentes. Tratemos de que las cosas interesantes vayan por la vereda más considerable. Podemos ayudar en todo lo que nos merece la pena.

Intentemos acertar desde la justa medida que supone tener a todos en consideración. Madruguemos y vayamos en la búsqueda de sensaciones hermosas que nos deben ayudar a ser en la misma tranquilidad que ha de ser poderosa en todas sus atenciones, que no se abstendrán de las paciencias que nos llevan hacia el lado más mayúsculo. No sentemos bases de claves sin experiencias.

Prestemos ganas a las buenas causas, que nos deben encontrar entre pacientes dichas con las que trasladar las visiones más lindas y hermosas. Nos debemos llevar todo lo bien que podamos. Lo positivo es la base para que funcione la vida en todos sus versos. Juntemos las piezas de la confianza para tocar esa amistad que nos procurará credibilidad y buenas miradas ante la paz de las oportunas promesas e iniciativas. Hemos señalado las mejores palabras. En la comunicación hemos de dar con la realización de las mismas para no caer en la frustración. Por nuestros hechos nos definimos. Desarrollemos lo que llevamos dentro. Vivamos la experiencia comunicativa.

La Universidad de Murcia firma un acuerdo de movilidad con la universidad japonesa de Tottori

acuerdo universidad Japón

Iwasaki Masami y Itoh Toshiyuki, vicepresidente y profesor de Química de la Universidad de Tottori (Japón), se reunieron en Convalecencia con el rector de la Universidad de Murcia, José Antonio Cobacho, para firmar un programa de movilidad que va a permitir el intercambio de alumnos cada curso académico.

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Como protagonistas de la comunicación

Juan Tomás Frutos

 

Lo que no se ve existe, o puede existir, desde la interpretación de lo abstracto a través de la comunicación. La intuición ha de ser buena, y también la intención de salir adelante lo mejor que podamos. Saquemos fuerzas de flaqueza. Saboreamos esos procesos que nos conectan con insustituibles impresiones, que nos mantienen en un permanente aprendizaje. Hemos de proseguir con empaque y buenas visiones. No hemos de vivir en permanentes consecuciones. Paremos para analizar y para interpretar quiénes somos. Nos dispersamos para no caer en la voluntad nihilista. Hay algo de pavor en la actividad diaria. Hagamos caso a lo que sentimos con préstamos de intereses sin suposiciones. Apostemos con valentía.
No estamos ni en lo alto ni en lo bajo: buscamos el punto intermedio que nos previene con repasos que nos aconsejan consultar lo que podría ser rectitud en grado supremo. Simpaticemos.
Nos hemos de subir a esa onda que nos ha de plantear vientos con alegrías con las que nos mostraremos más y más accesibles. Nos subimos al carro de lo universal. En él estamos a gusto y complacientes. Nos hemos de promocionar en los valores más valiosos. Accedamos a lo más correcto.
Nos hemos de dar partes que completen el cartel anunciador de esos cariños que nos han de propulsar hacia la cima de los sentimientos y de las voluntades que nos convertirán en imágenes serenas. Nos vendremos sin dudarlo a los mismos orígenes.
Debemos integrarnos en ese anuncio que nos dará la imagen más amable y gustosa, a la vez que complementadora, para aprender de la mejor manera posible, esto es, desde el entretenimiento. La vida son opciones, un número al menos, y se trata de aprovechar alguna. Tampoco tienen que ser todas. Busquemos jovialmente hacer el mejor partido, y saquemos de él todo cuanto podamos, eso sí, para darnos a los demás. La comunicación nos subrayará como elementos protagonistas donde, en conjunto, podremos ganar, sobre todo lo intangible.