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“Lo que siempre está ahí” o la esencia de Marcelino

Juan Tomás Frutos

 

El título del último poemario de mi amigo Marcelino Menéndez González (si no es el último, por el ritmo que lleva, casi) es harto elocuente: “Lo que siempre está ahí” (Editorial Azarbe). Quizá pudo haber cambiado el tiempo verbal, e instaurándolo en una forma de ser más cercana a la mía, podía haber señalado “Lo que siempre ha estado ahí”, con lo cual habría dejado abierta la sensación de que ha estado hasta hace poco, o que no lo está ahora, o que podría seguir estándolo. La importancia de los verbos no es baladí. Ya saben que un autor levantó toda una edición para cambiar el título de su última novela. Creo recordar que fue el maestro Gabriel García Márquez. Nuestro eterno joven, nuestro infatigable joven, nuestro amigo incondicional, Marcelino, nos invita, con una ambigüedad a la que no siempre nos tiene acostumbrados, a dar pinceladas sobre la vida, la voluntad, el amor, el concierto vital, el desconcierto,  el tiempo, la luz, las sombras, el paso de los años, la curiosidad, los pensamientos de variadas etapas, las inquietudes, los misterios y lo que podemos descubrir al otro lado del horizonte que percibimos de manera cotidiana, los propios dilemas con sus consustanciales problemas de conciencia, la espesura del insomnio y de la noche… Es la vida misma: todos esos conceptos, todos los sentimientos, toda la significación que emana de palabras manidas, pero, a la vez, íntimas, nos refleja una personalidad dinámica, presta a despejar incógnitas que, en paralelo, nos conducen a otras nuevas, como, por otro lado, es propio de la existencia. Me gusta la apertura que suponen los puntos suspensivos que de vez en cuando utiliza. Marcelino quiere hallar “la armonía de la forma” en su poema Extravío, y  nos “transmite su alma” en Esencia vital y se acerca “a la orilla de la plenitud” con Un hilo de luz, mientras los amores se quedan, como siempre, libres, “en el aire”… La vida es Ganar y perder, “tras calibrar muchos factores,” y mientras las respuestas no llegan toca Crecer, sin más.  Lo malo, como antes dije, como el repite, es que “los misterios se eslabonan”, y así quedamos todos, con él a la cabeza. Me encanta la poesía que, cuando la lees en momentos dispares, ubicas y traduces claves diferentes también. Un ejemplo de este talante en esta obra es su poema Sensaciones: “Quiero dejarme llevar por las sensaciones; Aquellas que te hacen sentir distinto, Pensar diferente y ser y vibrar, De forma desigual…”

Cuando uno vive su Escenario, ve, en su final, lo que experimentamos muy a menudo: “Y hoy vivo sin mí, sin ti, sin nada…”

Pese a tormenta que se disipa una y otra vez y nos produce, como a él, como a Marcelino, un cierto cansancio, me quedo con esta parte del poema titulado:“También en los jardines anochece”. Dice así:

Me siento volar hacia distancias insospechadas, de añoranzas felices y únicas, y a su encuentro, me hallo ante una laxitud incomparable en la que flaquea mi cuerpo, y me relaja de forma absoluta para captar y absorber a través de mil poros abiertos, ese momento especial transformado en vida que me invade y se apodera de mí, con sensaciones en las que desfallezco y me entrego colmado de satisfacción mental y espiritual”.

Y añado yo, con permiso del autor: La misma satisfacción que me propicia leer este trabajo, breve en sus 30 poemas, cortos ellos, pero intensos, densos como la vida misma, haciendo el milagro de sintetizar en palabras nada complejas sentimientos sencillos, eventos cotidianos, experiencias sin batallas, ejercicios de pura salubridad. Supongo que lo que nos cuenta Marcelino siempre está ahí, siempre lo estuvo y lo estará. Coincido, ahora sí, en la relevancia de utilizar un presente enérgico. Son, indudablemente, los que nos cuenta, los aspectos vitalistas e ignotos que, para todos, siempre han estado ahí. Marcelino ha sido valiente para expresarlos. De alguna manera, creo, y lo digo sin soberbia, ni falsa exaltación, Marcelino siempre ha estado en ese punto de la lectura que nos anima en estos momentos, siempre lo está, y hoy, casi sin explicarlo, lo hemos visto, lo hemos palpado y saboreado, y, también casi sin saberlo, lo hemos aprehendido. Enhorabuena, Marcelino.

Recorrido comunicativo

Juan Tomás Frutos

 

Hay toda una senda por hacer, y hemos de caminar por ella sin premuras. Idealismo, positivismo, balances equilibrados, toques de ilusión y de magia, traslado de razones variadas y comprometidas, y todo ello en la senda de la amistad: es un buen acopio para comunicar. Recordemos que preferimos ser en los momentos de un aprendizaje que no hemos de dejar para mañana. Las sensaciones nos han de llevar, por vía de la intuición, al raciocinio, que nos ha de eliminar de esos puntos que nos previenen con sus síntomas más tardíos. Nos hemos de poner en esa brecha que hemos de cerrar con parsimonia, sin asperezas que queden sin resolver. Hagamos que todo sea.  La vida nos regala oportunidades que hemos de expandir. No nos ceguemos en las escenas que no se comprenden por falta de contexto. Sintonicemos con las realezas que nos previenen con sus toques más mágicos. No sentemos cátedras extrañas y procuremos que las astucias nos lleven por ese camino de liderazgos sensatos. Nos hemos de poner en ese sano equilibrio que nos debe enderezar todas las sendas y sus oportunos caminos.

Analicemos los efectos con sus correspondientes aires de grandes provechos, que nos han de llevar a donde sea menester con el adecuado paso. No esperemos ni mucho ni poco, sino lo suficiente para estar en ese trecho que nos recuerda quiénes fuimos y hacia dónde podremos ir con las estelas de un mar lleno de ocasiones con las que aprender sin dejarlas en un dispensario cerrado a cal y canto. Conversemos, hablemos, contemos lo que sentimos y hagamos que el quehacer diario nos haga olvidar lo malo y aprovechar lo bueno, que es mucho y lo podemos hallar por doquier.

Intentemos, pues, que las empatías nos permitan estar en ese sano juicio que nos predispone en positivo y que, al tiempo, nos consiente un poco de provocación y de riesgo. La virtud está en todos los intentos, en cada uno de ellos. Ésa es la maravilla de la comunicación. El trance, el deseo, el mismo recorrido, es ya un regalo, y, por lo tanto, un éxito. No dejemos de transitar por esas ocasiones que nos brindarán la dicha de estar vivos, de demostrarlo por dentro y por fuera.

Singladura de lo humano

Juan Tomás Frutos

 

Viajar con afectos nos ayuda: contribuye a que demos con las razones y con las claves existenciales. Nada comunica tanto como dos corazones en comunión, en conexión, irradiando las mismas ansias de coordinar y de aprender por lo que ocurre alrededor. Nada es comparable a la unión que se consigue de manera virtual y hasta tangible. Manifiestan lo que es la vida misma, que es caracterización de preferencias con renuncias expresas ante el bien común, que, asimismo, demuestran con sus sentimientos e itinerarios compartidos. El corazón lo es todo, fundamentalmente en momentos de trasiegos, de dudas, de consecuencias extrañas, de actitudes variopintas, de intenciones que van y que vienen. Hemos de adecuar todo cuanto tiene sentido con los valores del espíritu que surge del mismo centro del corazón, con sus buenos fines, con sus alturas de miras, con sus entretenimientos. No hay nada tan certeramente agradable.

El corazón acompasa posturas, objetivos y complementos, dejando a un lado lo accesorio. Las miradas que surgen de él no atienden más razones que las que tienen un fundamento inmaterial y nada interesado. No se puede pedir nada añadido. Conseguimos, con el corazón, que lo que tiene valor universal destaque, dejando atrás lo que no nos atañe realmente.

Las conversaciones que surgen del corazón siguen, continúan, están, son, y nada se espera desde la convicción menos clara si no pasa por el crisol de su testimonio, ya sea silente o parlanchín. Amparemos sus peticiones, que siempre son limpias, si lo enseñamos bien, si viene sinceramente de él ese anhelo que nos iguala, que nos hace partícipes de la singladura de lo humano. Miremos en el corazón, pues, y tratemos de vernos en él. Será, si lo conseguimos, buena señal. Tras ella está todo aquello que merece la pena.

Las universidades públicas de la Región, esperanzadas en conseguir el Campus de Excelencia

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Los equipos de gobierno de las universidades públicas de la Región de Murcia se han mostrado hoy “esperanzadas” en conseguir el Campus de Excelencia Internacional para el proyecto “Mare Nostrum”, que han elaborado de forma conjunta.

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El cónsul de Italia visita la Universidad de Murcia y se interesa por proyectos de la institución

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El cónsul de Italia en Barcelona, Daniele Perico, ha visitado la Universidad de Murcia para conocer su realidad actual e interesarse por sus grandes cifras y los principales proyectos de esta institución docente.

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El positivo provecho de la comunicación

Juan Tomás Frutos

 

El beneficio es claro, evidente. La comunicación enciende la vela que ilumina lo cotidiano. Así debemos entenderlo y entenderla. Nos inclinamos hacia esa balanza en la que el aprendizaje ha de ser casi el todo. Nos hemos convencido de que comunicando andamos ese camino que nos ha de surtir de los mejores efectos docentes. Caminemos y tratemos de conversar en pos de mejoras desde el conocimiento y la experiencia que nos llenan, o que pueden hacerlo, y, en ese caso, deben. Hagamos que funcione el tono de una memoria que nos ha de enseñar a vivir en esa paz que nos debe nutrir con fines de retardos y deseos de una comprensión con la que incrementar los dones de un destino que no ha de ser estéril. Juntemos toda la memoria que sea posible y actuemos en consecuencia con una virtualidad que nos debe prevenir con saturaciones y con reglas de compromiso hacia el pedestal más mejorable.

Nos hemos de poner manos a la obra cada día con el afán profundo de la comunión espiritual. Nos debemos imponer tiempos, reglas, aspectos de conjunto y solidarios con los que teñir las relaciones en el mejor de sentidos. Debemos colorear el mundo con la universalidad más expansiva y siempre teniendo a gala que podemos y debemos tener presente la verdad de todos y cada uno de cuantos nos rodean.

Abordemos las dudas con coraje, con tesón, en la convicción de que la solvencia viene del riesgo ponderado y de afrontar las situaciones como aparecen, sin más astucia que la versión frontal de cuanto sucede, de lo que nos acontece y hasta nos supera. Las ocasiones no miradas a la cara son oportunidades perdidas. No podremos saber cómo habrían salido las cosas, si previamente no damos con ellas y procuramos obtener algún provecho en positivo. No olvidemos que siempre lo tienen, incluso cuando no lo vemos. En comunicación, como en la vida misma, es así. La contemplación desde el ámbito positivo ayuda a la buena interpretación y, por supuesto, a sus consecuencias, a los hechos objetivos y subjetivos que captamos o experimentamos.

La Universidad de Murcia organiza una Bienvenida para alumnos saludables

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La Bienvenida 2010 de la Universidad de Murcia (BUM), que se desarrollará del 13 al 23 de octubre, se centrará en la adquisición de hábitos de vida saludable por parte del alumnado, según se anunció en la rueda de prensa de presentación de la programación, que se celebró hoy en la sede del Rectorado.

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Las claves de futuro del Periodismo Local

Juan Tomás Frutos

 

Creo en el Periodismo local por muchos motivos. El primero es porque está apoyado en un modelo más cercano, en esa proximidad que es la que siempre funciona en comunicación, la que cubre las necesidades más inmediatas en lo temporal y en lo espacial; y eso, indefectiblemente, ayuda a que su continuidad sea más que justificada. Por otro lado, no precisa de tanto bagaje económico como los proyectos de más envergadura, cuyas altas inversiones suponen también la necesidad de recoger supremos dividendos que no siempre se consiguen en tiempos de crisis.

Además, la confianza publicitaria se demuestra más en aquello que se ve, en lo que se halla más apegado a la realidad donde operamos. Asimismo, como todo proyecto pequeño, acaba siendo la estructura más sólida de cualquier sociedad en todos sus perfiles. No olvidemos que, en el ámbito estrictamente económico, son las Pymes, las pequeñas y medianas empresas, las que tienen menos de 50 trabajadores, o, las más de las veces, están entre los diez o veinte, son éstas, decimos, las que aguantan mejor las embestidas de las carencias financieras. Por añadir un argumento a todo esto, es más difícil no “empatizar” en una empresa pequeña que en una grande, y eso hace que, a la hora de apretarse el cinturón, todos y cada uno de los trabajadores vean la dinámica de la entidad como propia y aguanten mucho mejor los momentos malos o quebradizos. Son tiempos pésimos y aciagos los que nos toca vivir. Unos 6.000 compañeros periodistas han perdido sus trabajos en los últimos tres años. Y muchos de los que quedan trabajando han visto reducidos sus salarios y/o sus condiciones laborales. Donde se ha soportado peor la crisis ha sido en la gran industria periodística, aunque “arropen” los datos para que no parezca que la sima es tan enorme. Se ha prescindido de muchos colaboradores, de muchos contratados, de muchos corresponsales o delegados, y se ha aplicado la “multifunción” a todos los que han quedado, a veces con rebajas importantes en los estipendios, lo cual ha redundado, proporcionalmente, en la calidad. Las pequeñas empresas, entregadas a una labor encomiable y de resistencia desde su creación, han sabido ver, desde el principio, que todo era crisis y han hecho de los problemas y vicisitudes oportunidades de negocio, como nos demuestran cada día. No es el Periodismo un menester que enriquezca en lo económico. No descubrimos nada con este aserto. Pocos periodistas son ricos, y, cuando lo son, no trabajan casi nunca como periodistas.  Si hay compañeros que lo han aprendido son los que trabajan en los territorios más pequeños, que les hacen más grandes por las dificultades que superan y por la encomiable labor de servicio público y de interés general que desarrollan. Por todo esto, y seguramente por razones objetivas y subjetivas, creo en el Periodismo que se lleva a cabo en lo local, desde lo local, en pueblos y ciudades pequeñas, donde un órgano de comunicación de este género, amigo lector (amiga lectora), devuelve la honorabilidad, el afán de conocimiento, las raíces mismas de aquellos que se esforzaron por los cambios sociales, económicos y políticos en las sociedades democráticas. En ese sentido, medios como los mencionados son básicos. Piensen en qué sería de todos nosotros sin ese partido de fútbol que nos cuentan sólo ellos, sin saber de esa actuación municipal y de los pareceres que genera, sin conocer de esa visita institucional o de esos logros de los chicos y chicas de sus respectivos colegios de nuestro entorno, en la esfera deportiva o en matemáticas, por poner unos ejemplos más o menos cotidianos. Seguro que se sentirían un poco huérfanos, un poco solos, sin la suficiente identificación, sin señales que les/nos hicieran ver que la vida en sociedad merece la pena y, sobre todo, desde la concordia y el buen afán. La pluralidad y los valores universales que ustedes obtienen cada día por un precio simbólico tienen la estimación de todas las fortunas del mundo, aunque, a veces, por intangible, no siempre captemos su valía, pero ahí está. Es justo, pues, que demos la enhorabuena a los profesionales que trabajan en estos medios periodísticos, a sus responsables, y, fundamentalmente, a las sociedades que simpatizan con ellos y que saben que su labor no es cuestión de dinero. Por eso, precisamente, no debemos dejar de contribuir para que salgan a la luz. Hay mucho en juego.

La Facultad de Veterinaria ofreció un homenaje a los profesores Ponce y Laencina por su jubilación

Homenaje Profesores Veterinaria

La Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia brindó un homenaje a los profesores de este centro Pedro Alfonso Ponce y José Laencina Sánchez con motivo de su reciente jubilación.

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