Inauguran un salón de grados en la Facultad de Economía y Empresa con el nombre de María Teresa Pérez Picazo

inauguración sala Pérez Picazo

El rector de la Universidad de Murcia, José Antonio Cobacho, ha inaugurado hoy, jueves, 21 de junio, en la Facultad de Economía y Empresa, el salón de grados “María Teresa Pérez Picazo”, en homenaje a esta profesora, que falleció el pasado mes de septiembre.

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La Universidad de Murcia desarrollará material didáctico virtual para jóvenes de Torre Pacheco

firma contrato Torre Pacheco

La Universidad de Murcia ha firmado un contrato con el Ayuntamiento de Torre Pacheco para el diseño y edición, a través de las nuevas tecnologías, de material didáctico dirigido a alumnos de 1º y 2º de ESO del municipio.

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El futuro es de todos

Juan Tomás Frutos

 

Analicemos nuestras vidas, nuestras costumbres, los usos que nos hacen movernos hacia planteamientos diversos, y seamos en ese trayecto que nos ha de procurar avances sin mirar los retornos o esos aspectos que no terminan de aportarnos.

 

Acudamos a esas llamadas que provienen del corazón, y sigamos las estelas que son cifras en el quehacer verdadero. No pongamos cortapisas a los aires de juventud, que nos han de alimentar todos los días de nuestras existencias.

 

Vivamos la experiencia maravillosa de lo humano, considerando cada elemento que nos vayamos tropezando por un camino que hemos de llenar de solidaridad, de apoyos, de buenas venturas.

 

No fracasemos en los momentos de un ideario que ha de aglutinar los esfuerzos del conjunto como base para seguir hacia delante. Hemos de dar las gracias por las versiones que nos atraen cada día en el marco de un proyecto menesteroso.

 

Nos hemos de insistir en las creencias. Tengamos fe en que todo tiene su lado bueno. Aprendamos de los quehaceres que nos brinda la vida en diversos polos, escenarios y ámbitos. Posibilitemos las actuaciones que nos generan ilusión y mejoras desde el intercambio. El futuro es de todos.

Rescates

Juan Tomás Frutos

 

Andamos estos días un poco revueltos con el famoso término “rescate”. Unos creen que es el más adecuado para referirnos a lo que se ha pedido, a lo que se podría otorgar, a lo que ya tenemos encima de la mesa o a la vuelta de la esquina, mientras otros afirman que se trata de una ayuda con matices y explicaciones que se acercan o se alejan de los primeros criterios en función del talento, el talante o las apreciaciones que se quieran reseñar. Hay un exceso de intereses contrapuestos. Lo que pasa, con todo esto, es que no sabemos muy bien qué es lo que sucede, no conocemos el porqué, por acción, por omisión, por llegar pronto o tarde, porque nos faltan especificaciones y datos… Parece como si hubiera una voluntad manifiesta por parte de todos los estamentos con cierta autoridad de recurrir a unos eufemismos que, en vez de tranquilizar, generan más zozobra e inseguridad.

Estamos, ciertamente, en una etapa de muchas incertidumbres. Las dudas sobre las bondades del sistema, sobre lo que hay de verdad y de mentira en cuanto se dice sobre la economía financiera de cada país y mundial, están ocasionando un desmoronamiento del modelo que hemos conocido en las últimas décadas, que parecía tener futuro por el hecho de disponer de organismos superiores que, en caso de necesidad, acudirían a los mercados para avalar y comprar los activos tóxicos o dificultosos que pudieran existir. Ahora nada de eso vale, no funciona. Eso indican las cifras de las Bolsas y las primas de riesgo.

Lo primero que nos intranquiliza de los rescates es que no sabemos si estamos secuestrados por nuestras deudas o no. Tampoco conocemos el dinero que tenemos que dar para recuperar la normalidad que hace poco todavía conocíamos. Nos enzarzamos más en culpabilidades que en solucionar la situación, y, cuando tomamos medidas, parece que éstas son tardías. El sistema financiero internacional sigue, sin apenas detenerse, cobrándose la inestabilidad y/o inconsistencia que hemos provocado en las últimas dos décadas.

Lo peor es que, para pagar el rescate, estamos aceptando perder cuestiones básicas, amén de ciertos grados de bienestar que nos ha costado muy mucho alcanzar. La zozobra, la ansiedad, del momento actual nos lleva a pérdidas que esperemos que no sean irreparables. Hemos trabajado enormemente, aunque digan que no algunos expertos, para perder ahora derechos económicos y también morales.

Recuerdo, quizá porque la economía lo impregna todo, por lógicas razones, que había por ahí una frase que se preguntaba aquello de “qué nos sirve ganar todo el oro del mundo, si perdemos nuestra alma”. Matizando lo que aquí se quiere reseñar, y adaptándolo a las circunstancias actuales, creo que deberíamos plantearnos de qué nos vale equilibrar (que no terminamos de hacerlo) las cuentas y las cifras, si por el camino se nos quedan los menos afortunados de la Tierra. Estamos de acuerdo en que de ellos será el Reino de esos Cielos eternos en los que creemos la mayoría de los seres humanos, con independencia de la religión que profesemos. No obstante, mientras llega ese Reino tienen derecho a un poco de respeto en aras de la evolución, del progreso, de lo que hemos cosechado a lo largo de siglos de Historia.

Hablamos, hoy en día, de rescates, de palabras que rechinan porque se quedan un poco vacías de contenido al no contemplar que definen las circunstancias internas de millones de personas. Hablamos de ayudas, de salir y de seguir adelante, pero, en verdad, no podemos dejar atrás a niños, a ancianos, a los sistemas educativos y sanitarios que universalizan la dignidad. Entiendo que lo humano es destacar que no podemos abandonar a quienes lloran o padecen, a aquellos que no cuentan con lo mínimo. Estos últimos son los primeros que merecen ser rescatados. Si no es así, estaremos en manos de una tómbola o de una supuesta certidumbre económica que nos dejará tocados durante mucho tiempo, incluso más allá de la superación de la crisis, que llegará, y para ese momento hemos de estar preparados.

El artista alicantino Monserrate López Cámara gana el XIII premio de Pintura de la Universidad de Murcia

 

El Rector José Antonio Cobacho, la Vicerrectora de Extensión Mercedes Farias y los miembros del jurado de pintura en la Convalecencia.El Rector José Antonio Cobacho, la Vicerrectora de Extensión Mercedes Farias y los miembros del jurado de pintura en la Convalecencia

Monserrate López Cámara, de Redován, Alicante, ha resultado ganador del XIII Premio de Pintura Área de Artes Plásticas Universidad de Murcia, con la obra “Ghost residence. Made in Spain”. Una obra de López Cámara ya había sido seleccionada en 2010 en el premio de pintura de la Universidad de Murcia.

El premio, patrocinado por la Fundación Fuentes-Vicente, está dotado con 8000 euros.

Igualmente, el jurado ha distinguido con sendos accésits otras dos obras: “Llo 21.3”, de Christophe Prat (Felanitx, Baleares) y “Estados alterados en la era nanotecnológica”, de José Antonio Hernández Albero, Kribi Heral (Biar, Allicante).
El fallo se produjo ayer miércoles día 20 de junio en las dependencias del Museo de la Universidad de Murcia, antiguo Cuartel de Artillería. Esta edición ha contado con la participación de 121 obras procedentes de toda la geografía nacional y de varios países europeos. Las 24 obras seleccionadas por el jurado se expondrán en el último trimestre del año en el Centro de Arte Palacio Almudí.
El jurado del XIII Premio de Pintura ha estado compuesto por el Rector de la Universidad de Murcia José Antonio Cobacho Gómez como Presidente Honorífico; Martín Páez Burruezo, director Centro de Arte Palacio Almudí de Murcia, y los pintores Antón Patiño Pérez, Soledad Sevilla Portillo, Rosa Brun Jaén y el doctor Honoris Causa por la Universidad de Murcia Pedro Cano, nueva incorporación de este año, actuando como secretaria Carmen Veas Arteseros, Técnico del Servicio de Cultura de la Universidad de Murcia.