Hablar desde el corazón, y teniendo en cuenta la mente, no es la cosecha con la que demos cada día. No es fácil, actualmente, mostrar afectos, pues, cuando uno lo hace, de algún modo también da a entender sus debilidades. El gozo de dar puede derivar en un golpe a nuestros sentimientos y/o ideas más descollantes. Las apuestas más maravillosas han de provenir del lado del corazón, que es el que todos, en principio, y al final, comprendemos.