Superar las barreras comunicativas

Intentemos que los obstáculos no lo sean, que las inquietudes vayan acercándose a las mentes y a los corazones del contexto en el que nos movemos. Buceemos cada día en los planteamientos más queridos, con raíces que se conviertan en profundas, mientras salimos de momentos complicados que nos han de procurar un poco de buen humor, al que tenemos derecho también.

Hemos consumido el tiempo de la paciencia, pero pediremos más. No tenemos que decirlo todo, porque los que nos aman nos entienden hasta en los silencios. Hablemos con miradas de complicidad, que las tenemos. Son sanas.

Subrayemos, asimismo, las pretensiones de comunicarnos y de atender lo que nos reclaman los corazones más lindos. Estamos listos para todo. Hemos concluido una etapa, y llega otra. Las demoras no se quedarán en ese lado que hasta ahora no hemos consentido. Nos complicamos sin que tengamos motivos para ello. Asumamos lo que nos conviene, lo que conviene a nuestro entorno, en el cual debemos pensar.

No seamos apáticos, ni dejemos que el aburrimiento nos convierta en seres petrificados y fríos. Los calores han de animar el momento, los instantes, lo que posee algo de sentido, que ha de sentar las bases de los buenos propósitos. Hagamos caso a la vida. Los días transcurren con mucha prontitud como para no palparlos. Señalemos los convenios que nos prefieren con sus tormentas de ideas, con sus salidas hacia esas alegrías que consumarán los buenos fines con los que hemos de trabajar sin cesar.

Dediquemos unas horas, o, cuando menos, unos minutos, a meditar sobre lo que realizamos. Hagamos caso a los corazones. Podemos ser más y mejores en los nuevos trámites con los que afrontamos las tareas. Las labores calladas y sostenidas nos portan a mejores objetivos, que no hemos de perseguir, pero sí debemos obtener por el bien de todos. Las carestías endémicas no nos sirven. Impliquemos a los espíritus en las nuevas ruedas.

Superemos todas las barreras que podamos. Seamos felices en la consideración de que, siéndolo, podremos llegar a las cimas que nos propongamos. Hemos de indagar en nuestro interior y dar con las claves que nos han de sacar de las sombras que producen incomunicaciones. Fomentemos los diálogos. Estemos todo lo juntos que podamos. La solidaridad produce generosidad, valentía, entusiasmo, así como ardientes deseos de continuar. Consolidemos, pues, las bases, y vayamos hacia ese futuro que es ya de entrega comunicativa. Con ella daremos con ese foco de atención y de querencia que nos ha de conmover para ser y desarrollarnos día tras día.