Seamos nosotros mismos

Juan TOMÁS FRUTOS

Hemos tenido mucha suerte de conocernos, sin vernos en muchos casos, a través de diversos puntos existenciales, a los que adoramos tanto por el hecho de suponer un trazo libre como por un encuentro con eternas fantasías. Nos vemos en ellas, y con ellas sonreímos. ¡Gracias por compartir anhelos y experiencias!La vida es un compromiso. No lo olvidemos cuando las cosas vayan cuesta arriba o nos falten frenos en la caída. Las dudas son consustanciales al ser humano, pero no podemos deambular en ellas. La desazón no nos sirve. Impliquemos las importancias desde el relativismo.

Nuestra demanda es continuar por los vericuetos del aprendizaje. Ante la crisis, nos tomaremos la senda de la felicidad que es señal de agudeza y de buenas vibraciones. Positivemos. Calculemos desde la verdad y haciendo caso y hueco a las grandes y buenas personas, que son la mayoría.

Hemos de dibujar más nubes de colores. Los pensamientos, como sabemos, cambian las actitudes, y éstas mejoran los ideales cuando son loables. Ése es el itinerario: nos hemos de aprovisionar convenientemente.

Nos debemos empeñar en la mejor historia desde el lado más maravilloso, ayudando a quienes vengan por lares complejos. Nos tomaremos el universo con paciencia, como él lo hace con nosotros, que tolera incluso que no lo advirtamos. Aquí pondremos unos cuantos más hitos. Nos haremos caso y nos procuraremos la dicha. Nos daremos bastante, lo suficiente. Complementemos la esperanza con más sensaciones de honor y de amor.

Nos inmiscuiremos en lo bueno, en las intenciones más leales. Nos consolidaremos desde la constante fragilidad de lo que es esencial, siempre apacible y fugaz, no perceptible con los ojos, pero sí con el corazón. Hagamos que la vuelta a la esperanza sea sencilla. Nos querremos este año mucho más. Tenemos, ciertamente, toda la capacidad que deseemos albergar.

Nos subiremos el tono de la creencia en nosotros mismos. Nos dejaremos estar con sosiego, en equilibrio. No perdamos el valor de la memoria. Simpaticemos con distracciones consentidas. Nos hemos de dimensionar con garantías que nos calmen siempre que sea posible.

Al tiempo nos tomaremos ese respiro que tanto nos conforta. Es bueno, de vez en cuando, un descanso. Además, hemos de comprobar que las cosas funcionan, que lo esencial está en su sitio y que, en caso preciso, es operativo. Es una manera de evitar sustos. Estemos, por favor, en forma.

Tengamos presente que las increencias tienen mucho que ver con la falta de voluntad o de talento, o de ambas cosas. Cada día disponemos de multitud de antídotos. Lo bueno es que los tomemos, y, si es menester, que repitamos. La vida va reponiendo. No nos preocupemos. Seamos, con respeto, nosotros mismos.