Hablar del pacto y del conocimiento

Juan Tomás Frutos

 

Estiremos el conocimiento con la mejor de las artes, y expongamos los motivos con la ciencia que nos hace certeros y clarividentes. Nos debemos asomar a las posturas más gratas con formas y maneras que nos conduzcan por razones con las que hemos de adelantar las circunstancias que nos pueden ayudar a entender lo que nos sucede, que es mucho y que hemos de ver como bueno.

Crezcamos con las voluntades más queridas, con esa ilusión que nos divierte, que nos propone cambiar para mejor, para ir, para sostener el sistema. Unamos los propósitos y hagamos buenos incluso aquellos que van a trancas y barrancas. Consultemos los fines con vueltas que nos hagan regresar sin anteriores torpezas, que se han de superar y subsanar con unos pronósticos sin esperas.

Hemos de poder ser en las actividades que fueron y sacar adelante el conocimiento con una soltura suficiente. Los procesos nos han de animar con esas excepciones que nos han de poder dar las causas sin cautelas inútiles. Salgamos con la calidad de antaño, siendo, dando, pudiendo, esculpiendo las necesidades en las entregas magníficas. No soltemos esos amarres que nos pueden dar las creencias sin suspicacias.

Trascendamos en las previsiones y soportemos lo que viene con una prudencia debida. Sirvamos a los que vienen con ganas de ayudar a los demás en la consecución de las metas más hermosas. No hagamos caso a la finitud de los procesos y tengamos en cuenta esos planes que han de salir bien porque son resoluciones y éxitos para todos nosotros. La sociedad es un garante extraordinario cuando somos firmes cimientos de los mejores propósitos.

Confiemos en el destino desde la convicción de que las cosas salen adelante cuando creemos en su consecución, en sus posibilidades. Estudiemos lo que tenemos, y salgamos a la calle dispuestos a comernos ese mundo que está ahí para ser aprovechado desde la consideración del pacto solidario y del conocimiento amplio y compartido. Digámoslo todos los días.

Alumnos de la Universidad de Murcia harán prácticas en centros del extranjero de la Fundación Diagrama

Fundación Diagrama3

Foto de Juanchi López

La Universidad de Murcia ha firmado hoy un convenio de colaboración con la Fundación Diagrama por el que alumnos de la institución docente realizarán prácticas en los centros que esta entidad dedicada a los colectivos en riesgo de exclusión social tiene en Francia, Inglaterra y Polonia.

Sigue leyendo Alumnos de la Universidad de Murcia harán prácticas en centros del extranjero de la Fundación Diagrama

Contar y creer

Juan Tomás Frutos

 

Supongamos que las voluntades son, y que son suficientes para una transformación atemperada, sin crisis, sin grietas. Hagamos que las razones se ciñan a los éxitos que nos solidifican con las señas que nos sirven de pura identidad. Vamos y venimos cada día con una prestación de respuestas rápidas.

Sentemos las bases de una experiencia para dar con el toque maestro, con lo que nos debería anunciar alguna respuesta con estímulo y todo. Abundemos en los tercios que nos prefieren como somos y con algo más, con ese aspecto de limpieza sentimental que ha de agotar los plazos con la salubridad que tanto anhelamos y que precisamos con el bien fugaz que hemos de cimentar para todos.

Nos despejamos con las raíces que aparecieron en las trayectorias más singulares siendo, en paralelo, como somos, puros amigos, incluso más de lo que meditamos en la premura diaria. Las básicas experiencias nos han de plantear resoluciones a las controversias con las que nos movemos días y días, jornadas y jornadas, una y otra vez. Las historias se han de mostrar con principio, nudo y buen desenlace, en la intención, manifiesta, única, real, de modificar todo para ser más allá de lo que se ve a la primera de cambio. Los elementos más complacientes y positivos han de servir de impulso para todo cuanto hagamos, en la levedad de varios seres, con las convenciones más realistas.

Situemos las caricias en ese perfil en el que nos hablamos con unas cautelas que han de servir para dar con las conclusiones más edificantes, que las podemos hallar, claro está, en cualquier ocasión, incluso en el momento más inesperado. Superemos los quehaceres que vayan surgiendo de la mejor manera que podamos. Hemos de proponer palabras que agraden en la misma oportunidad en que sean precisas.

Hagamos caso al corazón, y tengamos la suficiente paciencia y coherencia para no dar ni un paso atrás cuando el beneficio sea del conjunto de la sociedad que, con esa idea, el beneficio también será para todos y cada uno. Se trata de contarlo y de creerlo.

Nueva oportunidad desde la comunicación

Juan Tomás Frutos

 

Me distraigo, y no está mal. Hay que descansar de las batallas que nos atraen con sus cortinas de géneros y números que no hallamos entre halagos diarios. Nos hemos confundido durante demasiado tiempo. Hemos buscado en un trance que nos agarra la existencia con sus flujos más hermosos.

 

Saltas, y te dices que eres capaz en la otra era de una existencia que nos rodea con sus virtudes más sanas. Hagamos que el honor funcione. No hemos visto cuanto es. Nos suponemos con avistamientos que nos procuran salubridad y sosiego. Ése ha de ser el camino por el que deambular una y otra vez.

Saltemos por recorridos enderezados por esos momentos que nos aplican remedios donde todo es algo más, o eso supongo. No hemos entendido cuanto aparece, pero estamos cerca de hacerlo. Nos tomamos ese período que ha de agudizar el ingenio a la menor ocasión, con trasiegos hacia la victoria societaria, en la que todos tenemos una porción.

Pensemos en las opciones perdidas, pero como masa para una esperanza que nos ha de preferir con las virtudes de una era sentida, querida, casi única. Hablemos de momentos, de expresiones desde la experiencia, y tengamos esa paz que nos ha de añadir a las eras de melancolías finitas. No hemos dado con las tempestades, pero las esperamos, y, ante esas crisis, hemos de estar preparados.

Todo es amistad, aunque no lo veamos, aunque no lo practiquemos. Todo tiene sentido si somos capaces de verlo. Todo es en lo bueno y en lo malo, todo nos viene, todo se va, todo es un ciclo, todo es grata experiencia, y por esa senda hemos de caminar. Poseamos el tiempo con más tiempo, con lo que sea menester para adelantar, para no huir, para repetir lo que no se hizo o quedó en fracaso, para darnos una nueva oportunidad desde la comunicación.

Todo el proceso en su desarrollo

Juan Tomás Frutos

 

Rompamos un anhelo más con una consulta menos. Hemos adecuado algunos discursos para darnos señales de existencias divinas. Conquistemos las emociones más hermosas, aquellas que nos dictan resoluciones a las caricias más determinantes. No seamos inseguros, pues, cuando compartimos, cuando nos mueven los buenos fines, las causas son estupendas.

Exprimamos algunos lares con existencias pacíficas, de ésas que nos deben comprometer a las recias facturas que nos añaden algunos cambios y buenas transformaciones. Hemos de atender las intenciones con un afán de prestaciones serenas en un universo que no sabe hacia dónde tiende, pero que entiende que desea la felicidad en grado mayúsculo.
Prestemos un tanto de atención a las directrices que nos vienen con aguas de molinos ardientes que nos predisponen a consumar los mejores quehaceres. Las finalidades de otros instantes han de transformarse en cuajadas manos suaves que nos añadan modalidades extraordinarias y serenas prestaciones de unos amores que han de hermosear.
Convenzamos a nuestro interior con unas ventajas solidarias que nos unan a las conclusiones de una pasión o dos. Hemos de reservar lo mejor a las actividades de encendidas y apasionadas ceremonias con las que nos narraremos las realidades más relevantes, ésas que nos dibujan éxitos anónimos que nos permiten ser felices en los primeros estadios y también en los últimos.
Vivamos todo el proceso comunicativo en su desarrollo.

Todo es posible

Juan Tomás Frutos

 

Seamos amigos, busquemos todos los tonos para que así sea, y saquemos provecho a las buenas actuaciones que puedan ir surgiendo.

Sentemos las bases que nos pueden ofertar ocasiones livianas. Podemos adecuar todos los discursos con invitaciones a una paz sensacional con la que alimentar el conocimiento, que tanto precisamos.

Abundemos en lo obvio, pero buscando una salubridad más linda. Hagamos caso al corazón con la vocación de dar con ese todo que nos puede, y debe, hacer mucho más joviales y felices.

Dispongamos de los pronósticos de unas aventuras que han de prolongarse con unas causas y unas mejores consecuencias. Tengamos el entusiasmo de proseguir con la entereza de quienes nos han de dar una resolución a los conflictos que se suceden, que muchos son, pero que tienen soluciones claras.

Aterricemos en lugar firme para reinventar los anhelos de una libertad con la que hemos de trabar la mejor amistad. Los aspectos más nobles nos deben ayudar a vivir en una travesía permanente hacia la dicha extendida por y para los demás. Comuniquemos que todo es posible.

Razón y atractivo en comunicación

Juan Tomás Frutos

 

Miremos apetencias equilibradas entre el saber y el contento, y pongamos manos a la obra en ese día a día que nos hace calibrar las experiencias más hermosas. No hemos de abandonar ante las premisas complejas, pues ésa es la vida misma.

La experiencia ha de ser provechosa en cuanto podamos, cuando podamos, con ese sí que ha de saber a razones con victorias nada planas. Hagamos que todo funcione sin largas esperas ni fracasos.

Salgamos a tomar ese aire que refresca, y expongamos los mejores motivos, entre los que descuellan el estar vivo. No atemperemos la pasión cuando llega, que ha de constituirse en el mejor legado.

Las versiones de los años mozos nos deben servir sin ánimos desafiantes, sino como promesas cumplidas en favor de las emociones con las que nos queremos mover. Hagamos caso a cuanto sentimos. Vivamos entre consuelos que serán esperanzas con sus aspectos más mágicos.

Terciemos ante los errores, equívocos o negligencias, y seamos flexibles en la búsqueda material y espiritual de sus soluciones. El entretenimiento con aprendizaje es una gran escuela que no hemos de desaprovechar en modo alguno. Los procesos ofrecen muchas consideraciones, lo cual está bien. Hagamos que todo vaya por la mejor senda. La razón comunicativa lo es más con ser equilibradamente atractiva. Seguro que así será.

Necesidad de crear empleo por dignidad de todos

Juan Tomás Frutos

 

La empatía es uno de los conceptos más comunicativos. Para que se produzca un buen proceso de la comunicación nos hemos de poner en la piel de los otros, de aquellos que son interlocutores en todos los procesos y relaciones sociales. Si no hay esa catarsis empática, no hay una verdadera comunicación, esto es, no hay un auténtico entendimiento de lo que se dice o se omite.

Por eso, en las informaciones periodísticas que atañen a una especial sensibilidad, como es el caso de las escalofriantes cifras del endémico paro, si no nos ponemos en la situación de quien no tiene un trabajo, si no respiramos su mismo aire, difícilmente podremos apostar por él como se merece en esa idea conjunta que todos albergamos (estoy convencido de que es así) de construir sociedad.

Tener en cuenta la existencia de cinco millones de parados es una condición “sine qua non” para comprender la fuerte necesidad de solventar urgentemente su situación. No podemos olvidar el trance de los parados y de sus familias. Pensemos lo que es no poder pagar un recurso básico como la leche, la carne, el pan, los huevos, un pantalón, unos zapatos, el lápiz o los colores de los niños para su uso en la escuela, unos caramelos…

Es duro pensar que esta situación se encona y dobla por la mitad a personas hechas y derechas, a adultos, a jóvenes, a mayores, a hombres y mujeres, a los que son nacionales, a los que vinieron de otras latitudes en busca de un futuro mejor… El respeto a uno mismo pasa porque se pueda ganar su propio sustento, si le dejan… las circunstancias, ahora tan adversas.

La honorabilidad humana, la dignidad de todos, se sustenta en el hecho de poder mirar de frente al problema económico para, en comandita, solventar la caída del empleo y de las finanzas públicas y privadas. Es una situación tan terrible que exige grandes dosis de entusiasmo y de ilusión, así como de solidaridad laboriosa de todos sin dejadeces y enfrentamientos que nos conduzcan a perder un tiempo que no tenemos, que, sobre todo, no poseen los parados de la Tierra.

El 25 por ciento de la población española lo constituyen parados; un 65% de quienes trabajan consiguen ganancias inferiores a los mil euros; un 40 por ciento de los jóvenes están sin empleo, y todo tras una fuerte inversión en tiempo, en existencia, en dinero también, para que viviéramos mejor y fuéramos más felices… ¿Qué ha pasado? Las respuestas urgen ya, así como la apuesta decidida para que las voluntades funcionen en pos de los más débiles. No esperemos a que la justicia de los últimos se realice en el reino de los cielos. Aquí, ellos también, tienen sus derechos.

Defendamos el bienestar común, pues es ése el que se prolonga en el tiempo, y confiamos en que también en el espacio. Esta coyuntura, con ser injusta e insostenible, que lo es, es, fundamentalmente, amoral. Acertemos a entender, empáticamente, lo que pasa individualmente a millones de desheredados. Su fracaso individual y colectivo es el nuestro. Si no lo vemos de esta guisa, será cuestión de tiempo que el fracaso sea mayor. El de todos.

UNIVERSIDAD DE MURCIA