Sackstein

“Mis pacientes han sido siempre mi inspiración” (Robert Sackstein, doctor Honoris Causa por la UMU)

La Universidad de Murcia es un ejemplo para el mundo por lo mucho que hacen con tan pocos recursos

Al final de la entrevista somos privilegiados testigos de una visita que encarna por sí sola el mensaje que Robert Sackstein ha intentado transmitir a lo largo de una hora de charla con este cronista. La visita de Maribel Rodero, la primera paciente de un ensayo clínico sobre osteoporosis realizado por este doctor tres años atrás en Murcia, que Sackstein nos presenta con el entusiasmo de quien ha conseguido algo plenamente satisfactorio.La mujer se muestra radiante y asegura que los dolores que le acompañaron durante media vida desaparecieron como por ensalmo, dejando atrás una época en la que apenas se podía mover y hacer una vida normal era una quimera. Motivos como éste son los que hicieron desear a Robert Sackstein, desde  que era apenas un niño, ser médico.

En septiembre de 1960, a punto de cumplir cuatro años, sus padres se vieron obligados a huir de Cuba y marchar a Estados Unidos, porque el gobierno de Castro relacionó a su progenitor con un espía y pensaron que era un miembro de la CIA.

Sackstein dos

Fueron unos momentos complicados para aquella familia, pero también una época feliz para el pequeño Robert, ya que llegaron a Miami otros miembros del clan también huidos de Cuba. “Siempre tenía algún primo para jugar, pero recuerdo que mis padres estaban siempre trabajando, día y noche”.  Era una situación común en aquella época, en la que había mucha inmigración cubana en Estados Unidos.

Dos acontecimientos marcaron profundamente al joven Robert Sackstein y le impulsaron a tomar la determinación de dedicarse a la Medicina cuando era apenas un niño: el primero, el hecho de que uno de aquellos primos con los que jugaba en aquella Arcadia feliz de Miami tenía glaucoma en un ojo. Aquella familia carecía de recursos para acudir al médico con la frecuencia que necesitaba, y el niño perdió un ojo cuando sólo contaba con cuatro años de edad. Aquello impresionó profundamente a Sackstein, que en esos momentos deseó, con todo el ansia de la que puede hacer acopio un niño, ser un médico para poder atender a familias necesitadas como la suya.

Sackstein tres

Con Maribel Rodero, la primera paciente de un ensayo clínico sobre osteoporosis realizado en Murcia.

Poco después, sucedió un segundo episodio que le impulsó definitivamente a perseverar en aquel deseo: el hecho de que su abuela, que padecía de tensión alta, sufría grandes dolores de cabeza. Aquel pequeño Robert de apenas nueve años le hizo una promesa a su abuela: “No te preocupes, yo iré a un laboratorio y encontraré una fórmula para hacer una medicina para que dejes de sufrir”.  Es peligroso desear con tanta determinación, porque a veces, los deseos se hacen realidad. Y el anhelo de aquel niño se cumplió absolutamente años después. A los 13 años, Robert acudió a una biblioteca para conocer las publicaciones de Medicina de la Universidad de Miami, y encontró un grupo que estaba investigando en temas relacionados con la hipertensión. Aquel niño, acompañado por su padre, fue a visitar al investigador responsable, y le espetó directamente que quería ayudarle en aquella investigación. El médico probablemente no daría crédito, pero el padre de Robert le dijo que de una cosa podía estar seguro: que su hijo era una persona capaz de trabajar duro. Y a aquel doctor, probablemente ante la determinación que mostraba el chaval, sólo se le ocurrió sumarlo a su investigación con el trabajo más mecánico y rutinario: limpiar las jaulas de las ratas con las que experimentaban. Un cometido absolutamente manual pero nada nimio, como se demostraría después.

Recuerda Sackstein que aquella jaulas metabólicas disponían de un dispositivo que permitía recolectar la orina de las ratas para poder analizarla. El joven dedicó muchas horas diarias a limpiar aquellos compartimentos, de forma absolutamente meticulosa, para acabar con cualquier rastro de orín del día anterior. “Recuerdo que nos visitaron personas de aquel laboratorio y comentaron que por primera vez podían ver de manera inequívoca lo que realmente estaba ocurriendo en el riñón de aquellas ratas”, comenta el Robert adulto. Esto permitió acelerar el ensayo con el medicamento y empezaron a realizar ensayos clínicos. Los responsables del experimento estaban tan agradecidos que hicieron que fuera su abuela la primera paciente.

Ese medicamento fue el primero en su clase para tratar la hipertensión. Fue tan importante que cambió el paradigma de los tratamientos de la enfermedad, permitiendo a su abuela vivir veinte años más con la tensión controlada. Y a su nieto disfrutar de su compañía. Aquel medicamento, que se llama Captopril, fue el primero de unos medicamentos inhibidores de una enzima convertidora de angiotensina que “cambió toda la medicina”. “En ese instante, yo supe lo que siempre había sabido, que sería médico, pero supe también que iba a ser investigador de medicina, lo que ha sido mi carrera”.

Robert Sackstein es, desde el martes 26 de febrero, nuevo doctor Honoris Causa por la Universidad de Murcia, en un acto en el que estuvo apadrinado por el catedrático José María Moraleda.

-Desde hace más de 20 años, usted desarrolla parte de su labor en la Universidad de Harvard, los últimos siete años como catedrático de Medicina ¿Cómo es trabajar en la que para muchos es la mejor universidad del mundo?

-Respuesta: Harvard no es la mejor universidad del mundo porque sí. Lo que hace Harvard es dejar a los investigadores hacer su trabajo. Si a mí no me das el dinero para hacer mi trabajo, al menos no me pongas barreras para llevarlo a cabo. Si yo tengo el deseo de estudiar algo, y puedo conseguir las becas para hacerlo, no me molestan. Hay universidades que te obligan a hacer determinados trabajos, formar partes de comités, dar determinadas clases… Harvard es una universidad en la que si eres profesor, tienes el derecho de enseñar, pero no te ponen una pistola para obligarte a dar un número determinado de clases. A mí me gusta mucho dar clases, pero Harvard deja a los profesores hacer lo que quieren hacer. Por eso es la número uno.

Ahora que soy decano de la facultad de Medicina de la Universidad Internacional de Florida, y también vicepresidente de los asuntos de salud, conozco perfectamente lo que tengo que hacer para apoyar a quienes trabajan allí.

-P: Su padrino en el acto, el profesor Moraleda, destaca lo antigua y estrecha que es su relación con la Universidad de Murcia.

-R: Me siento encantado. Todos mis colegas aquí son eminencias en los temas que estudian. Y lo que más alegría me da es pasar tiempo hablando con personas que tienen la misma misión que yo en la vida, dedicados al ser humano.

La Universidad de Murcia es un ejemplo para el mundo por lo mucho que hacen con tan pocos recursos. Los recursos en esta región no son como los de Harvard, en Boston. La facultad tiene que trabajar más aquí para hacer lo que hacemos en Boston, porque allí hay más tecnología, más estudiantes conocidos en los temas en los que trabajamos, pero aquí lo que veo son personas dedicadas íntegramente a su carrera, a sus estudiantes… es siempre un gran placer estar aquí.

Estudiantes purasangre

-P: Y al contrario, también existen relaciones con la Universidad de Harvard en la Universidad de Murcia. ¿Van alumnos de la Universidad de Murcia allí a formarse?

-R: Todos los años tengo alumnos de la Universidad de Murcia en Harvard, y te aseguro que son auténticos purasangre. Trabajan muchísimo para avanzar en su carrera.

Ayudar al ser humano es un gran placer. Y ahora que estoy en la posición que estoy, en la Universidad de Florida Internacional, tengo la posibilidad de unir esa universidad con la de Murcia. Y lo voy a hacer. Y la colaboración entre Harvard y la Universidad de Murcia continuará, porque voy a seguir como profesor emérito en esa universidad. Y también con el programa de Glicociencia de Harvard, un programa que inicié y en el que aun estoy inmerso.

-P: ¿Cuáles son los objetivos inminentes en las leucemias?Sackstein cinco(1)

 

 

 

 

 

-R: Curarlas.

-P: ¿Y estamos cerca de ello?

-R: (esboza una amplia sonrisa) Sí. Utilizamos células que están ingenierizadas que casi son anticuerpos que están en la membrana de la superficie y que matan con mucha especialización las células de la leucemia. El problema es que esas células no pueden entrar en la médula ósea. En el laboratorio hay especializaciones para esa técnica. Y es algo que se está haciendo en la Universidad de Murcia, en el hospital clínico Virgen de la Arrixaca. Esta técnica va a ser la más potente para las leucemias, y va a curarlas.

-P: También es usted  uno de los investigadores principales de la Fundación José Carreras. ¿Qué tiene que decir en el campo de las enfermedades hematológicas una Fundación de este tipo?.

-R: Estoy en la Fundación desde 1993. Ellos están dedicados a este tema cien por cien, y tienen programas para acelerar la utilización de células de las que estoy hablando.

También existen medicamentos para tratar a personas con leucemia, pero en realidad, la forma de matar la leucemia es utilizando el sistema inmunológico del ser humano.

Un cáncer cada día

-P: ¿Por qué existen los cánceres?

-R: Existe una hipótesis que dice que todas las personas tienen cada día un cáncer en un lugar del cuerpo, y que la diferencia entre los cánceres que ganan y tienen la capacidad de proliferar y ser una enfermedad, es que el sistema inmunológico no lo detecte o que el cáncer encuentre una forma de esconderse de las células. Yo pienso que es cierto. Si podemos controlar la migración de células dedicadas a matar las células cancerosas podremos salvar muchas vidas.

-P: En ese terreno, el trasplante de cordón umbilical es muy importante, ¿no?.

-R: Es una forma de recolectar las células madre hematopoyéticas.  Puedes coger la células madre hematopoyéticas directamente desde la médula o desde la sangre de un donante adulto utilizando aféresis después de la movilización (hecho por la administración de medicamentos) de las células madre hematopoyéticas de la médula hasta la sangre. Pero, además, otra fórmula es recolectarlo de la sangre de un nuevo nacimiento a través del cordón umbilical.

-P: Usted habla en su disertación sobre el fallo de injerto, y cómo cuando los enfermos se enfrentaban a una muerte segura, intentaban salvar la vida del paciente con un procedimiento terapéutico que a veces le causaba una muerte más rápida, y cómo esto le hizo intentar comprender las bases moleculares de la migración celular.

-R: Eso fue la primera complicación que encontré en mi carrera cuando empezaba, en las primeras etapas de trasplante de la médula ósea. Sentía mucho dolor cuando acudía a mí un paciente que tenía leucemia y se iba a morir. Pero él venía para sobrevivir. Así que comenzaba el tratamiento, y al cabo de unas semanas fallecía, en un proceso acelerado por lo que estaba haciendo con mis propias manos. Sufría mucho cuando veía que mi tratamiento, mis decisiones, hacían que se produjese la muerte del paciente de manera más rápida a como lo habría hecho la enfermedad por sí sola.  Eso me producía mucho dolor, y por eso comencé a hacer los estudios en forma de injertos de las células madre después del trasplante de médula ósea.

El problema de las farmacéuticas

Sackstein cuatro(1)-P: ¿Aportan las farmacéuticas el dinero y el esfuerzo necesario para la investigación en enfermedades hematológicas?

-R: No, no, no (tajante). Es difícil para mí hablar francamente de este tema. El año pasado, cuando anunciamos que teníamos la posibilidad de curar la osteoporosis, acudí a una empresa líder en medicamentos de Estados Unidos. Le hablé de los resultados que habíamos obtenido con los trasplantes de células madre del ser humano en animales. Le expliqué que estábamos cambiando el hueso de ratón por hueso de ser humano, y le dije que podíamos utilizar esa forma de tratamiento para curar la osteoporosis. Pero él me contestó que ellos ganaban 20.000 millones de dólares cada año con el tratamiento de esta enfermedad, y me explicó que no querían algo que curara la osteoporosis, lo que querían eran enfermos que vivieran mucho tiempo.

Ese es el gran problema, y por eso necesitamos el apoyo del gobierno: para que podamos salvar la vida de muchas personas, porque muchas veces, el modelo económico de las empresas entra en conflicto con lo que sería beneficioso para la gente. Quieren ayudar al ser humano, pero al mismo tiempo quieren que las personas necesiten el tratamiento para toda su vida. Si hablamos de la posibilidad de curar, eso lo cambia todo. Así pues, necesitamos más apoyo de los gobiernos de todo el mundo. Si yo pudiera pedir algo ahora mismo al gobierno de esta región, al de España, pediría que se doblara su ayuda para la investigación inmediatamente.

-P: -¿Qué tiene que decir la investigación científica en el tema de aumentar la calidad de vida de los enfermos?

-R: Esa es mi misión. Si tú eres un médico que practica cada día en asuntos en los que no puedes hacer más para el paciente, tienes el deseo de entrar en el laboratorio para comprender lo que está pasando en esa patología y poder así ayudarlo. El problema es que no hay suficientes oportunidades para que puedan entrar todos los investigadores a los laboratorios. Por eso yo he dedicado mi vida a hacer un trabajo académico, como el doctor Moraleda, junto con una actividad investigadora para conocer la Biología y cambiar el futuro de los tratamientos. En esa convergencia es en la que podemos ayudar mejor al ser humano.

-P: Su dedicación a los más necesitados se ha visto recompensada en varias ocasiones. Por ejemplo, recibió el premio “Paz y Unidad” de Miami por la creación de una clínica de atención gratuita para tratar a las personas sin servicio médico ¿Se puede entender la profesión de médico sin un compromiso y una estrecha vinculación con los enfermos?

-R: Es difícil mantener los esfuerzos constantemente en esa lucha si no ves el sufrimiento. Eso te da inspiración para seguir. Es muy duro investigar, porque tienes que conseguir el apoyo para continuar el trabajo, y nadie te da el dinero. Existe mucha competencia. Y muchas veces no ganas la ayuda, no ganas la beca, pero tienes que seguir, necesitas fuerza en el alma para continuar. Yo lo que digo es que mis pacientes han sido siempre mi inspiración, y me dieron el coraje de mantener mi ilusión en mis estudios y mis investigaciones.

La Universidad de Murcia es un ejemplo para el mundo por lo mucho que hacen con tan pocos recursos.

Si yo pudiera pedir algo ahora mismo al gobierno de esta región, al de España, pediría que se doblara su ayuda para la investigación inmediatamente.

Mis pacientes han sido siempre mi inspiración

Un pensamiento sobre ““Mis pacientes han sido siempre mi inspiración” (Robert Sackstein, doctor Honoris Causa por la UMU)”

  1. Ojalá esta inqyietud y conducta fueran más contagiosas, son muchos los obreros de la medicina y aunque también son muchas las “abejas” reina”, están sumergidas en su trabajo y de vez en cuando afloran a La Luz y siempre por buenos resultados . Enhorabuena a los tres protagonistas , Sackstein, Moraleda y Maribel Rodero, su confianza mutua es la clave de un éxito más en la dura investigación de la medicina . Fuerte aplauso para los tres

Los comentarios están cerrados.