Rosa Brun

“Mi percepción del universo es mi material de trabajo” (Rosa Brun)

Por Pascual Vera

La artista madrileña afincada en Granada Rosa Brun expone su obra por partida triple en la ciudad de Murcia: En la Capilla de la Convalecencia, ubicada en el Rectorado de la Universidad de Murcia, en el Museo Hidráulico y en el Museo de Caballerizas de la ciudad.

“Con tras 3: Acordes de una poética visual” es el título de una exposición personal pensada y meditada para mostrarse en unos espacios singulares, que posee, como toda la obra de esta artista, unos valores peculiares que imbrican la pintura con la arquitectura en unos espacios muy personales.-P: En estos días expone su obra en la sala de la Capilla de la Universidad de Murcia, en el Museo hidráulico y en la sala Caballerizas de la ciudad, tres lugares singulares y muy diferentes, que habrá tenido muy en cuenta a la hora de plantear las diferentes exposiciones.

-R: He tenido muy en cuenta los tres espacios arquitectónicos, con su propia idiosincrasia para que los planos y superficies de color puedan emerger desde esas texturas variables.

-P: ¿Qué se ha planteado concretamente en la Capilla de la Convalecencia?

-R: Me he planteado un desafío espacial y especial que está presente en mi propia obra desde sus inicios. La obra está basada en unos soportes unidos sobre un gran plano en el que se juega con la idea del equilibrio, del movimiento, de la precariedad de ese movimiento, lo que alude precisamente a la precariedad de la vida.

Trabajo con conceptos que aluden a su espacio, a su percepción y a su manera de interpretarlo. La realización de este proyecto está planteada con conceptos que son propios de la arquitectura, como son el volumen, el peso, la realización a través de la luz, de las transparencias, de lo liviano, de la gravedad, de las sombras, que como ves se proyectan hacia atrás…, creando esa especie de elemento de flotación.

La organización de la Capilla tiene que ver con sus detalles constructivos. Son los que representan la preocupación por lo transcendente, su elevación espiritual a través de su verticalidad, y la levitación que conlleva como fuente de identidad espacial.

-P: El de la Capilla de la Convalecencia es sin duda un espacio muy singular, tanto por la dedicación que tuvo, como por propia construcción que se eleva a las alturas.

-R: Hay un carácter sacro arcaico en la capacidad de crear un fenómeno, un fenómeno que se da precisamente en las capillas, en las catedrales, en los templos… La pintura se presenta como construcción, estableciendo un diálogo activo a través del color, de la forma y de su ocupación espacial, que aquí es, desde mi punto de vista, perfecta. En grandes lienzos he concentrado los efectos de color en una fusión, tensión y disolución constante de sus límites perceptivos.

La exposición de la Capilla posee una visión táctil que se articula en formas geométricas, y esa visión está delimitada a través de las variables del color, de sus bordes, de sus líneas de unión, de sus sombras, de los volúmenes que proyecta y de los perímetros. Como puedes ver, la visión frontal es tan importante como la visión lateral y el movimiento del espectador alrededor de la obra.

-P: ¿Por qué ese tamaño tan grande?

-R: La escala es determinante para transformar cualquier sentido del recinto, permitiendo en su extensión acceder a una visión desde los sentidos.

-P: ¿Y en cuanto a las formas geométricas que priman en su obra?

-R: La obra comienza desde la propia ejecución de la estructura, desde los mismos materiales. No trabajo desde la nada. El constructo es el universo, ese es el material de trabajo para mí. Mi propia percepción, por ejemplo, cuando miro al cielo y veo las estrellas, esa geometría que se establece entre el hombre y el universo desde tiempos inmemoriales para establecer conexiones geométricas en el espacio. Esa búsqueda de soportes a través de lo que vemos, de los elementos naturales, de lo que conforma una parte sustancial de mi obra.

-P: La materia siempre ha sido determinante en su obra.

-R: Mi obra se basa en la búsqueda de la materia como soporte, que emite una determinada impresión táctil y de color, no es lo mismo el yeso, que el hierro, que el color del plomo, y ese color es el que transmite mi obra. Por eso intento investigar siempre los materiales, como el pigmento. El óleo es para mí el pigmento fundamental en el desarrollo de la pintura, pintura que yo defenderé siempre como parte fundamental del quehacer artístico en torno a la belleza, que también defiendo siempre, de lo que vemos en el universo.

-P: Ese universo del que habla ha sido siempre para usted fuente de inspiración y fuente de transformación.

-R: Cuando contemplo las estrellas por la noche, me parece algo de tal perfección, de tal belleza clásica, que otorga al individuo una posibilidad de transformación, de mejoría, incluso. Esa connotación de transformaciones que puede desarrollarse a través de una obra, es lo que persigo.

No quiero hablar, la obra ya habla por mí, tiene su propia capacidad de expresarse, yo no necesito añadir nada. La obra se explica a sí misma. La obra conecta con el espectador o no lo hace. Esa capacidad de transformación que genera mi obra es algo que he podido comprobar a lo largo de los 35 años que llevo haciendo exposiciones.

-P: Usted reclama un tiempo para la creación que permita la reflexión, un tiempo mu alejado de ese universo de prisas e instantaneidad que hemos construido.

-R: Todo requiere un tiempo muy importante de realización, esta idea de la inmediatez que existe ahora es imposible en el arte, yo les digo a mis alumnos que es imposible generar algo que funcione y esté bien sin invertir el tiempo necesario. En el arte, todo conlleva un proceso largo de investigación y experimentación que solo tiene que ver con algo interno, y uno lo que se encuentra es con todo lo contrario: con muchos impedimentos para llevar a cabo a lo largo de tu vida un proyecto de este tipo.

Hacer obra requiere antes experimentación e investigación. Es en esa voluntad artística en el que el carácter de muchas personas no es viable. Esto no es apto para personas apocadas o nerviosas.

Cuando conocí este espacio me fascinó, porque tiendo a esa connotación emocional que me produce la contemplación de un lugar especial. Poseo un espíritu que tiende hacia lo transcendente, hacia un grado de elevación del individuo a uno mejor. Cuando vi por primera vez una obra de Tiziano no quería despegarme del azul, que aparece por ejemplo en El rapto de Europa. Después puedes introducirte en la historia del arte, pero, sobre todo, tienes que ser capaz de desarrollar ese diálogo.

Y en un proyecto tan personal como este siempre prima la propia voluntad de hacerlo, por encima de todos los impedimentos, por encima de que encaje o no en la época en la que vivimos. Yo no soy capaz de intentar hacer cambios en mi arte para que encaje la obra en el público, por eso yo sigo en ello.