Chelo Álvarez

La última “lectio” de Consuelo Álvarez Morán, catedrática jubilada de Filología Latina de la Universidad de Murcia

“La literatura clásica nos engrandece la mente”

Pascual Vera

El próximo jueves 7 de octubre, a las 11’30  de la mañana, cuando falten tan sólo unas horas para que la Universidad de Murcia conmemore su vespertina inauguración oficial, acaecida hace 106 años,  se producirá la Última Lectio de la profesora Consuelo Alvarez Morán, cuya vida docente ha estado ligada a la Universidad  de Murcia durante casi 40 años.

“Augusto en Horacio y Ovidio” tres personajes tan queridos e investigados por ella, será el título de esta última lección, una práctica escasamente frecuentada en nuestro centro pero habitual en universidades de otros países.El acto tendrá lugar en el Hemiciclo de la Facultad de Letras y contará con la presencia del Rector  José Luján,  Pascual Cantos, Decano de la Facultad de Letras, y de la profesora Francisca Moya del Baño, también Catedrática jubilada de Filología Latina, que glosará la figura de la homenajeada.

A la Universidad de Murcia en 1983

A Murcia llegó Consuelo a comienzos de 1983 procedente de la Universidad Complutense de Madrid, donde había sido becaria de investigación, ayudante de clases prácticas, profesora de clases prácticas, y donde había realizado y leído la tesis doctoral. Siendo profesora adjunta llegó por concurso de traslado a la UMU. “El mío fue el último concurso de traslado de los profesores adjuntos”, comenta, para añadir que “mi vida en Murcia ha sido estupenda, en lo personal y en lo académico, ya que tuve la suerte de estar en un departamento muy bien formado”.

“La profesora Paquita Moya luchó lo indecible para que yo pudiera venir a Murcia”, comenta. Eran unos momentos en los que había empezado su andadura la especialidad de Filología Clásica en la UMU y eran necesarios profesores, “desde ese momento, la colaboración estrecha que tenía con Rosa Iglesias haciendo trabajos en común despegó y siguió adelante, como ha seguido haciéndolo durante toda nuestra vida”.

Deslumbrada por el Griego

Cuando la joven Consuelo Álvarez estudiaba en su Asturias natal, no pensaba que la Filología Clásica sería su vida en el futuro. Sin embargo, a ella siempre le gustaron los idiomas, desde que, a los 11 años, comenzó a tener nociones de Francés.  Sí que sabía que se decantaría por las Letras, por lo mucho que le gustaba leer ya desde pequeña. Y pronto iría realizando otros descubrimientos que irían apasionándola y encauzando su caminar académico: “cuando comencé a estudiar latín me gustó, y además vi que tenía facilidad para traducirlo y entenderlo, pero mi gran impulso fue el griego, ese idioma me deslumbró”.

En PREU, cuando se traducía “La Ilíada” de Homero del griego y “La Eneida” de Virgilio en Latín, el enamoramiento creció y se convirtió en pasión: no sólo le entusiasmaban las historias que contaban aquellos textos, sino también lo maravillosa que era aquella lengua con la que habían sido plasmados. En aquellos libros de texto estaban incluidos unos apéndices de mitología “que me apasionaron, así empecé”.

Tuvo la enorme suerte –así lo asegura- de tener unos magníficos profesores de ambas asignaturas. Después llegó su traslado a Madrid y sus estudios en la Complutense, donde comprendió que había cometido un error en la consideración que tenía de sus estudios “Yo pensaba que se trataba de una carrera en la que no tendría que hincar demasiado los codos, que todo era más bien deductivo, pero comprendí enseguida que había mucho que estudiar”, aunque aquello no pareció importarle a alguien tan vocacional como ella.

Todo está en la Mitología

Le subyugaron los poetas de la época de Augusto, y Homero, y la tragedia griega… Hizo la tesina sobre Mitología, y comprendió que ese camino le permitía no abandonar el griego, y eso es lo que ha hecho hasta ahora: “si alguna vez un alumno me pregunta cuándo decidí hacer Latín y no griego, siempre respondo lo mismo: que todavía no lo he decidido”. Nunca he dejado de tenerlo presente y junto a mí”.

Si se le inquiere sobre qué nos puede enseñar la Mitología a los ciudadanos del siglo XXI, parece una ametralladora de ofrecer razones: “por un lado, puede ser una explicación del mundo; por otro, no se entendería la Literatura, la Música, la Pintura… si no hubiera sido por esas creaciones maravillosas que primero fueron transmitiéndose de forma oral hasta que se codificaron en ‘La Iliada’ y la ‘Odisea’”. Tiene claro que la literatura griega mitográfica y las creaciones latinas posteriores han dado lugar a que toda la civilización occidental tenga como uno de sus pilares los relatos fantásticos de los mitos antiguos junto con la literatura contenida en la Biblia: “han conformado, y siguen haciéndolo, toda la vida literaria y artística actual, incluyendo los comportamientos humanos, los castigos, los arrepentimientos, el amor, la fidelidad, la guerra, la lucha…, todo está en ellos”.

La grandeza de la Literatura clásica

“La literatura clásica nos engrandece la mente”, asegura, para comentar a continuación que en ella “están las bases del Derecho, de la Civilización, de la Democracia, del comportamiento humano, de la solidaridad, de la tolerancia, y también del odio, del enfado, de todo lo que es, en fin, la vida humana”.

Por eso le subleva cuando se habla de quitar horas al estudio de la Filosofía, del Griego o del Latín: porque “todo ello está en la base de nuestro pensamiento y de nuestra lengua”, y si no nos apoyamos en ellos, “nos deshumanizamos”.

Ahora, a poco tiempo de la que será su Última Lectio, se muestra enormemente agradecida al Departamento de Filología Clásica, organizador del evento. “Me parece importante estar ahí, entre los compañeros de latín y griego y entre alumnos de Filología Clásica y algunos amigos, por eso estoy muy agradecida por el hecho de que hayan tenido esa deferencia conmigo”.