La oportuna comunicación

Juan Tomás Frutos

 

Nos miramos y comprendemos mucho de cuanto hay detrás. Las acciones nos definen. Somos en el esfuerzo permanente, en el empeño por el cambio. Hemos averiguado múltiples interrogantes.

 

Ya no vivimos en la incógnita que nos preconiza mejoras de toda índole. Hemos asumido compromisos que nos llevan donde puede ser. Hemos servido los platos que antes venían fríos.

Tomemos tiempo, y vayamos al paso más encendido, por constructivo, porque nos puede suponer conocimientos sobre el devenir diario. Hemos emprendido sendas de novedades señalizadas: todo nos viene desde la impresión más estimulante, o debe hacerlo para que sepamos lo que ocurre.

Abrimos cada día el espacio que nos plantea consideraciones y sugerencias posibles. Hemos consentido algún desfase, pero ello también debe servir de experiencia cuerda para no repetir los errores u omisiones que se puedan haber dado.

Consultemos nuestros corazones con palabras de ánimo que nos han de hacer concluir todo lo que hemos empezado. Digamos, en paralelo, que hemos de emprender aquello que precisamos para una hermosa felicidad. Nos tenemos para lo que haga falta. Hemos de refrescarlo cada día con la oportuna comunicación.