La magia de la sencillez comunicativa

No hablemos de secretos, sino de actitudes que constaten la realidad presente y futura. Encaucemos los desarrollos. Se hace camino al andar. Busquemos las razones para las situaciones de soledades, de carencias, de penurias, de actitudes sin resultados. Las estrategias han de comer el terreno a lo que sucede con planteamientos de dejadez o de permitir estar sin dar con las treguas, alternativas y soluciones precisas, convenientes, singulares. Demos con lo que ocurre con coraje, con suficiencia pura. Podemos si el propósito es concluyente.

Trabajemos la autoestima con una cantidad de anhelos que hemos de colocar sucesivamente. Hagamos lo que podamos para sentirnos bien. Hemos de ubicarnos en ese lado que nos permita bregar en la misma dirección. El viento no ha de llevarnos: nosotros hemos de dirigir la nave. No saltemos por encima de obstáculos que hemos de necesitar. Juguemos con gusto, con implementos de periodicidad primera y última. No vayamos detrás de los acontecimientos. Hemos de prevenir.
No  choquemos cada día. Para que todo vaya bien hemos de despertarnos. No hagamos que las cosas miren para otro sitio sin que demos con las soluciones al castillo de incógnitas que construimos con las iniciativas y las omisiones cotidianas. Hemos de pedir los datos que precisamos para una dicha sin intentos vacíos. Hemos de arreglar algunos momentos. Enterremos lo negativo.
Reformemos el decorado que nos ha de ilustrar con unas peticiones sin seguridades que  provoquen reiteraciones de lo que ha de generar sentido. Las voluntades nos definen en función de lo que dejamos.  Pensamos. Las cargas nos llevan hasta el fondo de cuestiones que nos han de insistir con raíces de palabras huecas. Vayamos con creencias que sostengan las pruebas de una vida formada. No intentemos ganar, sino ser.
Hallemos modos para servir de testigos de cuanto nos rodea. Nos hemos de preferir con unas posturas un poco más coherentes. No tomemos las sombras como referentes. Suspiremos al unísono. No olvidemos los errores y equívocos, que han de ser útiles para que estructuremos la realidad que nos envuelve con minutos de pasión y céntricas actuaciones de términos corregibles. Nos diremos la verdad. Las demoras no sirven.
Interpretemos lo mejor que podamos. Vivamos con firmeza lo que es olvido en el presente. No hagamos que las cosas sean problemáticas. Seamos testigos de nuestro tiempo. No dejemos que la noche avance sin que optimicemos las preferencias y las opciones, que han de ser de todos. Nos soltaremos de cuanto nos lastra. Hemos de ver observando en el interior, en el origen, en el espíritu. Pensemos en dar con los trances que contribuyen a la razón de ser que ha de tocar la perfección. La magia de la sencillez y de la claridad ha de apuntar en el presente y con visión futura. Equilibremos el andar comunicativo. Hagamos caso a la mente y al corazón casi a partes iguales. Estemos de acuerdo, todo lo que podamos.