La era digital llega a la Prensa histórica

Tenía que ocurrir más pronto que tarde. Debemos estar de enhorabuena en esa recuperación de lo que ha sido el pasado, con su intrahistoria y paisanaje incluidos. Mirar nuestro pretérito colectivo es alzar nuestras consideraciones objetivas y espirituales más allá de lo que la simple vista alcanza a entender. El esfuerzo en este sentido es tan relevante como necesario. Los avances nos arropan, o deben hacerlo, desde la mejor de las consideraciones, y hemos de optimizarlos, fundamentalmente cuando se trata de sacar partido a los relatos que, con cierta periodicidad, hemos ido ofreciendo a las sociedades de cada tiempo o etapa.

Hay que intentar, cuando menos, mantener, y, en lo posible, rememorar el pasado, haciéndolo entendible. Sin duda, recuperar el patrimonio histórico de toda la sociedad, entre otras iniciativas loables, a través de la digitalización de los ejemplares de periódicos que aún se conservan, que son muchos y numerosos, es casi una deuda con la ciudadanía en general y con el intelecto particularmente que, poco a poco, se va cumplimentando.

Son múltiples las iniciativas de conservación de fotografías, de artículos, de diversos legajos y de publicaciones de distinto calado, trayectoria, temas y distribución geográfica y social. No las podemos citar todas. Sí hay que resaltar que es importante su conservación, pues dan cuenta de cómo ha sido el modelo de convivencia en cada momento, sus aspiraciones, sus fines, sus realidades, sus sueños, sus ventajas e inconvenientes, que de todo ha habido, como es natural.

La última actuación en este campo es la puesta en marcha de la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica, que aglutinará varios miles de ejemplares en formato digital, de modo que su acceso, consulta y estudio serán mucho más cómodos y fáciles, además de que se podrán ver y analizar en todo el mundo. La ventaja de las nuevas tecnologías, como solemos repetir, se suele ver en el escudriñamiento y en el acopio del trabajo académico, profesional e intelectual.

Detrás de esta iniciativa están las diversas Administraciones Públicas, con el Ministerio de Cultura a la cabeza, así como entidades privadas sin ánimo de lucro que buscan la permanencia y la extensión de la labor que hicieron, en este caso, nuestros ancestros periodistas. Como no podía ser de otro modo, las Asociaciones de la Prensa han colaborado en este proyecto, especialmente la de Madrid y la FAPE (Federación de Asociaciones de Periodistas de España).

Como quiera que en la labor de concienciación hemos de estar todos, conviene insistir, aunque parezca obvio, en la necesidad de preservar todo ese cúmulo de realidades y de visiones de la existencia humana que son los periódicos. Hemos de colaborar al unísono para que se encuentren en espacios públicos de consulta, para que no desaparezcan. Seguro que de manera dispersa hay muchos ejemplares que podemos rescatar, donar y mejorar en su conservación.

Acceso a siglos pasados

Desde el siglo XVIII hasta estos albores del XXI hay miles de textos, de palabras, de situaciones, de papeles que podemos revivir desde la consideración de su tiempo y de su propia ubicación. El contexto en esa labor de recuerdo es fundamental. También en ello hemos de contribuir todos. El que su acceso a través de la Red de Redes nos lleve a los confines de una realidad variopinta en sus condiciones nos hace intelectualmente más capaces. No dudemos de ello.

Es una fortuna para todos el que este tipo de actuaciones reivindicativas de cuanto se ha hecho y acontecido sean una realidad. Además, han de servir de banderín de enganche para más búsquedas y para más plasmaciones de lo que ha sido nuestro pretérito diván de las letras. De él, de sus experiencias, de sus errores y aciertos, podemos y debemos aprender. Mirar atrás desde la idea del aprendizaje para mejor es hacer más fuerte a una sociedad que, así, evita algunos equívocos.

La Prensa ha encontrado, ya en este siglo XXI, una fuerza descomunal en las Nuevas Tecnologías. Llega a todos, o puede llegar, con mayor inmediatez que antes e incluso con la misma que el resto de medios de comunicación. La convergencia tecnológica ha hecho que su futuro se haya encumbrado a cotas de una enorme participación ciudadana, lo cual es bueno. En paralelo, estas TIC´s pueden ayudarnos a descubrir un pasado más o menos largo y ver cómo eran, cómo sentían y cómo evolucionaban las sociedades pasadas. De esta guisa, el presente se muestra, a nuestro juicio, muy prometedor. Con una sabia combinación de intereses, objetivos y pareceres no sólo llevaremos un buen rumbo sino que también procuraremos frutos y cosechas comunes. El afán cotidiano de cualquier comunidad humana ha de tener en cuenta esos fines que a todos benefician, al tiempo que nos alejan de lo más pernicioso del individualismo. Contemplar la historia con criterio y con conocimiento de lo que sucedió o de lo que pudo ocurrir es un porcentaje de garantías para evitar, sobre todo, los errores.