La cara lavada

Juan TOMÁS FRUTOS

La cara se lava

en esa atmósfera  maternal

que cruza ríos

y se abandona al presente

como si todo se fuera a acabar ahora,

justo en el punto que manifiesta un renacer.

 Es la faz de una tierra

que te vio nacer y amar,

y por eso la quieres por encima de todo.

La identificas por el olor,

por su calma, por su piel,

por su luz y color, por el calor y el fresco.

La cuidas, o lo intentas,

como tu favorita que es.

No estás solo, ni los demás lo están:

haces, hacéis, lo que podéis.

Las familias brindan variedad,

y esta querida tierra murciana también.

La estimas, la mimas, la admiras,

la deseas, la recuerdas en la lejanía,

la abrazas en la proximidad.

la besas y la repasas

como un padre experimenta

cara poro, cada detalle, de su hijo,

del que se aprecia orgulloso

por mil razones que se resumen en una:

eres tú, es parte de tu ser.

Te levantas de buena mañana.

Miras y palpas todo esto,

y percibes que la cara se lava:

estás más vivo que nunca,

en tu Tierra, en Murcia.