Seis miembros de la Biblioteca Universitaria, han expuesto su particular visión de la defensa del medio ambiente en la Biblioteca General del Campus de Espinardo. Sus obras están recogidas en seis paneles que se pueden visitar de 8’30 a 21 horas de lunes a viernes.
Se trata de la peculiar contribución de la Biblioteca a la transmisión de los valores medioambientales y una llamada de atención sobre importancia de que todos cuidemos nuestros espacios para conseguir que sean más sostenibles, aprovechando los recursos de nuestro propio entorno.
Los autores y las obras
Un mundo dividido en dos mitades muestra “un contraste entre la naturaleza plena y otra en la que se expone el abandono y el deterioro”. Es el tema de Rosa María Tortosa Cuenca.
Isabel Andrés Cuervo ha optado por volcarse en lo más atractivo de la naturaleza: “He preferido –dice- omitir la parte negativa, la de la intervención humana, para volcarme en la naturaleza más viva”. Algo semejante a lo que ha intentado Carmen Cortés Rodríguez, que se ha decantado por unas figuras humanas rodeadas del “esplendor que transmite la naturaleza: el colorido, el mar, los árboles… la vida en definitiva”. En ese mismo sentido gira el mensaje transmitido por Mayte Prieto Franco: “he intentado -asegura- simbolizar varias partes de la naturaleza, exponer lo más variado, expresar los distintos elementos que conforman el planeta, sus contrastes”.
Todo lo contrario de Belén Sánchez Luengo, que se ha decantado por exponer “la falta de agua y la desertificación creciente, con unos niños que vislumbran un futuro que será mucho peor que nuestro presente”. La obra está realizada con cola y arena de playa, con la intención de provocar más sensación de desierto.
Por su parte, Andrés Pérez López se decanta por el posibilismo: su obra expone las tres fases de la naturaleza a las que el hombre puede optar con sus actos: a una naturaleza atractiva y ubérrima, le sigue una tierra enferma, para culminar en una naturaleza muerta. “Depende de nosotros –asegura- la elección de una u otra”.