El tratamiento informativo de las cuestiones ambientales (y II)

Las palabras y sus apreciaciones
Utilicemos bien las palabras. Éstas tienen un significado, o varios, y precisamente por ello hemos de ser precisos y claros en su instrumentalización. Demos las explicaciones que sean necesarias cuando las cosas no queden claras, o no lo suficientemente claras. Expliquemos, pues, los términos más oscuros o ambivalentes y tratemos de aludir a leyes, consideraciones y escenarios que contribuyan a un conocimiento diáfano y explícito de lo queremos denotar.

Superar la crisis
Las crisis, cuando se producen, no son sólo de tipo económico. También lo son en lo moral, en lo intelectual, a nivel de apreciación de lo que sucede. Hemos de procurar que los eventos, las iniciativas, las diversas actividades, etc., sean explicadas de manera que, con incluso un cierto deseo de que las cosas mejoren, contribuyamos a una mudanza sustancial, a una transformación seria y responsable. Podemos ayudar a superar las crisis con unos análisis coherentes y equilibrados, sin renunciar, claro está, a la crítica, siempre necesaria para el avance societario. Los asuntos medio ambientales son cruciales para la ciudadanía, y por ello hacemos un especial hincapié en la apreciación contenida en este apartado.
Optimismo, positivismo
El ser positivos ayuda a que las cosas salgan adelante. El optimismo, la alegría, el contento, sobre todo cuando los trasladamos en nuestra forma de ser y en nuestros lenguajes, contribuyen a que todo vaya de una mejor guisa. Las cosas salen bien, o un poco mejor, cuando la actitud es de creer en que ello es posible. Intentemos que en estas informaciones sobre reciclaje, residuos y tratamientos y realidades medioambientales se vislumbre ese positivismo que tanto mejora los resultados de cuanto queremos narrar y ofrecer a la sociedad. Como diría Popper, lo positivo es un cimiento para todo lo desarrollamos.
Ajustemos deseos: necesidad de concordia
El consenso, el pacto, es la base de un sistema verdaderamente democrático. No se trata de estar imponiendo desde el lenguaje o desde los hechos lo que piensa sólo una parte, fundamentalmente cuando hablamos de cuestiones sensibles como es la mejora y preservación del medio ambiente a través de un adecuado reciclaje de los residuos que generan las sociedades modernas. Todos tenemos que ver en ello, y todos debemos resolver lo más conveniente. Hemos de procurar amoldar los anhelos del conjunto, desde la base de que los acuerdos producen más continuidad en la aplicación de las posibles soluciones. La concordia ayuda en la mejora diaria de nuestras actuaciones, en este caso periodísticas. Tratemos de hallar esa intermediación.
Abramos ventanas
El campo comunicativo está lleno de posibilidades.  Hay muchas teorías, muchas opciones, muchas miradas. Hagamos caso al corazón, y también al intelecto, y no únicamente al nuestro considerado de manera individual, sino a lo que manifiestan los demás. La amplitud y altura de miras han de ser referentes en nuestro trabajo periodístico, máxime cuando hablamos de informaciones medioambientales, de una extraordinaria sensibilidad.
No al silencio
El silencio nunca es rentable. Que no nos digan otra cosa. Puede haber situaciones excepcionales, pero incluso éstas pueden ser cuestionadas cuando las abordamos desde la no declaración de lo que ha pasado, de cómo lo vemos, de cómo  ha podido acontecer. Atribuyamos, por supuesto, bien las fuentes.  Es una tarea que dignifica a todos. En la medida de lo posible hay que explicar lo que pasa y por qué, y, a menudo, también el para qué. La mesura ayuda a llegar a más gentes.  La palabra nos libera en la interpretación más amplia de cuanto significa.
Generar pro-actividad y retroalimentación
El proceso comunicativo no es pleno sin que se dé la retroinformación o retroalimentación. Hay que generar una pro-actividad, en este sentido, de los receptores, y, además, hemos de predicar con el ejemplo, con los modelos que vayamos hallando. Los emisores han de actuar con pro-actividad igualmente y han de procurar hacer las indicaciones precisas cuando los receptores así lo reclamen. En el caso de informaciones medioambientales la complicidad en el conocimiento, en el entendimiento, en el consenso mismo con la ciudadanía, como ya se ha subrayado, es básica.
Consejos: elegancia, brevedad, sencillez e ilustración
Los tradicionales consejos de ser breves, sencillos y de utilizar buenas maneras comunicativas funcionan  y contribuyen a que el ciudadano sepa lo que ocurre y, cuando menos, conozca parte de los motivos. Hagamos que  esos consejos sencillos permitan que las noticias y reportajes, y/o entrevistas que realizamos, también lo sean, también lo parezcan. Si el entendimiento es más alto, también será mayor la empatía.
Proceso dinámico
Las informaciones sobre el medio ambiente son, como ocurre en otras, procesos dinámicos de conocimiento y de aprendizaje.  Intentemos estar mentalmente preparados para ello. No concibamos ni los espacios ni los tiempos periodísticos como compartimentos estancos, parados y cerrados. No lo son. Hemos de crecer entre todos, en sociedad.
Personas y códigos: lenguajes gestuales y verbales
Todo en comunicación nos ofrece una lectura. Tengamos en cuenta que es así. Por lo tanto, utilicemos bien los códigos y los lenguajes, en función, por supuesto, de los medios, de los diversos espacios, de los formatos y de los soportes. Los lenguajes orales y gestuales y toda la ciencia de la kinesia y la proxémica han de ser instrumentos de comunicación bien utilizados, y para ello debemos conocer y exprimir bien sus posibilidades.  Ganaremos con esa visión, expresamente cuando nos referimos a cuestiones sobre el medio ambiente.
Adelante
El consejo final es que vayamos siempre hacia delante con valentía y sin precipitaciones. Merece la pena hacer cada día una buena labor, en la medida que podamos, con voluntad, con las mejores intenciones. La recompensa en la tarea de servicio público a la ciudadanía será, sin duda, extraordinaria.