El tratamiento informativo de las cuestiones ambientales (I)

Con toda la humildad del mundo vamos a expresar algunas consideraciones y/o opiniones sobre cómo informar acerca de la generación de residuos y basuras y sobre cuestiones ecológicas o medioambientales en general. La idea es dar una serie de pautas que nos inviten a hacer un trabajo donde el respeto, la responsabilidad, la altura de miras, la variedad de pareceres y la búsqueda de soluciones a los problemas planteados sean las máximas con las que nos movamos en el desarrollo de estos trabajos periodísticos en particular.

Todas las aportaciones serán bienvenidas. A continuación hacemos algunas reflexiones usando de presentación de las mismas una serie de palabras o de frases que consideramos tan emblemáticas como elocuentes.
Pensar en colores
Aunque la expresión es un poco atrevida, sí que defendemos que seamos capaces de pensar en ilustrar con colores, y no siempre en el sentido literal, todo aquello sobre lo que informamos, fundamentalmente cuando se trate de noticias de calado ambiental o ecológico, que siempre han de tener un componente humano. En este sentido, hay que buscar un atractivo responsable. Igual que las basuras se clasifican por colores, busquemos las significaciones semánticas que aportan el colorido en verde, por ejemplo, que nos trae esperanza, y en azul, que nos brinda paz y armonía.
Aboquemos, por lo tanto, por los contenidos en una secuencia de colores nominados o imaginados que hagan que la radiografía o el escenario planteado sea un argumento más del consumo de la información que estamos dando. En definitiva se trata de hacer atractiva la presentación.
Empatía
Empatizar supone ponernos en la piel del otro, o de los otros. Cuando hablemos de problemas ambientales, seamos consecuentes con los protagonistas, que son, lógicamente, de todo calado, e intentemos acercarnos a ellos y trasladar sus actuaciones e ideas a los receptores, con los que hemos de conectar también. Meditemos sobre aquellos ejemplos que llegan mejor, y digamos, asimismo, las cosas para que los niveles afectivos o de interés se desarrollen oportunamente y con una cierta mesura. Ponernos en el lugar de los otros ayuda en todo género de informaciones, y más aún si éstas versan sobre cuestiones o asuntos de atractivo societario y muy cercano en lo personal.
El futuro, a la vuelta de la esquina
Frecuentemente hablamos del porvenir como si éste no llegara. En cuestiones de salud, de biología, medioambientales, de reciclaje, de residuos, no hay medidas que debamos defender en exclusiva para el futuro. Éste ha de ser presente, pues hemos de considerar la responsabilidad de su mantenimiento y/o defensa como una dinámica actual que hemos de fomentar para corregir iniciativas  manifiestamente negativas, así como fomentar una perspectiva coherente y de mejora en la persecución y en la búsqueda de un camino lo más adecuado posible. El futuro es ya (no lo olvidemos), y esa apreciación se ha de notar en nuestras informaciones sobre los residuos y su tratamiento. El constructivismo ha de ser una referencia cercana y amable. Tengamos en cuenta que todo va muy deprisa y que hemos de estar atentos ante los cambios que se producen.
La cercanía
Uno de los conceptos que más y mejor funcionan en comunicación es la cercanía. Opera en todos los casos. Con ella construimos la realidad de manera que interesa mucho más al ciudadano. Éste ha de ver con responsabilidad lo que sucede y, asimismo, ha de saber interpretar (y hemos de ayudarle a ello) lo que acontece con muestras de un lenguaje entendible y convergente en deseos y afectos. La ciudadanía debe enganchar con informaciones ambientales desde el sentimiento de que se trata de hechos o eventos que nos influyen a todos/as. La cercanía es un concepto que atiende a todos los códigos empleados y a su comprensibilidad desde los niveles racional y afectivo.
Responsabilidad
Hagamos todas las informaciones con responsabilidad. No  procuremos el daño de manera gratuita. Ponderemos los derechos y las afectaciones que desarrollamos. Cualquier información ha de tener en cuenta el parámetro de la responsabilidad, pero, en este caso, incidiremos un poco más. Cuando damos cuenta de un mal comportamiento ciudadano también hemos de pensar en difundir aquellos que son más óptimos, y no sólo para compensar, sino también para mostrar que la realidad tiene más caras en su enorme poliedro. La responsabilidad en cuestiones medioambientales nos ha de llevar a intentar que la ciudadanía tenga un mejor comportamiento en este campo, así como hemos de contribuir a que los responsables de las Administraciones y de las empresas que laboran en este territorio tengan actitudes cada vez mejores.
Aprendizaje permanente
En materia medioambiental hemos de procurar, como periodistas, un reciclaje y una formación que debemos considerar permanente.  Leamos todo lo que podamos, vayamos a las fuentes más autorizadas y procuremos conocer, desde el equilibrio, todo cuanto ocurre y cómo es interpretado por unos y otros. Las ópticas, cuando son complementarias, son más enriquecedoras, pero, para trasladarlas, hay que conocerlas previamente. Toca, pues, estudiar y analizar de manera constante.
Punto intermedio
Decía Aristóteles que en el punto intermedio está la virtud. Es cierto. La templanza y la mesura son bases de la razón y de la búsqueda de conexiones incluso en lo afectivo. No cometamos excesos, pues luego reparar los daños es muy complicado y requiere, para ello, mucho tiempo y esfuerzo. El medio ambiente, su reciclaje, su visibilidad… todo precisa una interpretación consensuada. Persigamos, cuando menos, la virtud, aunque sea un poco imposible llegar a ella al 100%.
El contexto
No se entiende la comunicación si no explicamos las circunstancias en las que nos movemos. Las condiciones y los condicionantes expresan las formas y fórmulas que hacen que se produzcan los procesos comunicativos. Articulemos las mejores maneras para que los mensajes se atiendan y entiendan. Esto quiere decir que, en el caso de las noticias, reportajes y entrevistas medio ambientales, deberíamos explicar el contexto que les envuelve, con sus pros y sus contras, dando cuenta de la evolución y de todo dato que nos permita una comprensibilidad mayor. No demos nada por sabido e intentemos arropar cuando sucede dando todos los antecedentes que, en cada caso, sean menester.