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El profesor Michavila, en los seminarios del Rector: “La universidad ha sido el corazón del proceso de construcción de Europa”

Francisco Michavila intervino ayer, martes 26 de abril, en los Seminarios del Rector, con la conferencia “La internacionalización del sistema Universitario Español”. En el transcurso de su intervención, tras la presentación del Rector José Orihuela, aludió a la idea de que la internacionalización va muchos más allá de la movilidad internacional de los estudiantes y de los convenios que habitualmente suscriben las universidades con instituciones análogas de otros países. Michavila realizó una revisión de los antecedentes y el alcance de la movilidad universitaria y abordó los datos actuales sobre el movimiento entre países en la educación terciaria y lo que ha significado para Europa el programa Erasmus.

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El profesor Michavila, charla con el Rector José Orihuela en el despacho de éste.

Francisco Michavila, catedrático de Matemática Aplicada de la Universidad Politécnica de Madrid y director de la Cátedra UNESCO de Gestión y Política Universitaria. Su contribución a la labor por el Espacio de Educación Europeo de Educación Superior le valió la Orden Nacional del Mérito de la República Francesa.

-Pregunta: Usted tiene muchas publicaciones sobre política universitaria, y en algunas, el mismo título es suficiente para ver la toma de postura que tiene con respecto a determinados temas. Por ejemplo: “La universidad corazón de Europa”. ¿Qué papel ha jugado la universidad en la construcción de Europa? ¿Continúa siendo ese centro neurálgico?

-R: Hay quienes definen la universidad como el mayor invento del segundo milenio. Y la universidad es algo intrínsicamente europeo. La universidad nace en Europa, impulsa Europa y hace que se empiece a construir un proyecto de flujo de conocimiento que, sobre todo en el siglo XVIII,  se transforma en los valores de la Ilustración, los valores que dan origen a la Revolución Francesa, en torno a los cuales se vertebran los pueblos de Europa. En esa época, en Europa no se habla la misma lengua, pero se comparten unos ideales que ahora se vienen a llamar los valores europeos.

En el siglo XIX empieza a surgir la idea de que hay que unir Europa, y la idea fundamental con la que se plantea la unidad de Europa es en torno a la Europa de los conocimientos. A la llegada del siglo XX, y tras las catástrofes de las tres guerras europeas (la primera europea franco-prusiana y las dos guerras mundiales), se está de acuerdo en que Europa no puede ser más un campo de batalla, una trinchera de unos contra otros. Empieza a surgir la necesidad de unirla en torno al flujo de capitales y al flujo de personas. Y eso lleva a la necesidad de que los conocimientos estén en la base de la integración europea. Por lo tanto, el impulso unificador, de pasar de una suma de patrias distintas a un proyecto común europeo, está muy vinculado a la universidad.

-P: En este sentido, el programa Erasmus es una continuación de ese protagonismo de la Universidad en la unión de Europa.

-R: El programa Erasmus, surge por esa idea de unir Europa por la movilidad de los jóvenes y darse cuenta de que las diferencias son mucho más pequeñas que lo que nos une a los europeos.

Tras eso viene la idea de que avancemos hacia la construcción de una universidad europea. Es decir, un conjunto de universidades donde se reconozcan los títulos, visibilidad de los estudios, garantías de calidad… criterios que se han ido desarrollando tras el esbozo general de la declaración de la Soborna y al año siguiente con Bolonia.

La universidad ha sido el corazón del proceso de construcción de Europa. Alguien que me oiga en este momento puede escucharlo con escepticismo porque Europa está hoy llena de problemas. Pero durante todo este tiempo, se ha ido avanzando de manera desigual: ha habido épocas de grandes liderazgos europeos como la época de Jacques Delors, Felipe González o Helmut Kohl, que se empujó mucho y otros en los que se ha ido más despacio. E incluso ha habido pasos atrás muy claros como el tema del fracaso de la Constitución Europea. Podríamos decir que Europa se construye dando dos pasos hacia delante y uno hacia atrás. Esto ha sido constante desde hace sesenta años. Hasta ahora que, en mi opinión, es la primera vez tras dar un paso hacia atrás, hemos vuelto a dar otro atrás. Hemos vuelto a la visión de Europa como mercado que recuerda más a la Comunidad Económica Europea al principio, la heredera del tratado del carbón y el acero.

La pregunta es: Después del paso hacia atrás ¿qué viene? ¿un tercero hacia el abismo, o vendrá una recuperación?.

-P: Otro de sus libros es “Bolonia en crisis” ¿qué queda del espíritu de Bolonia?

-R: Cuando yo le puse el título utilizaba la etimología griega de crisis, que alude a la lucha integral de donde surge el crecimiento. Surge la vertebración de algo nuevo. No lo utilizaba en sentido negativo, sino en positivo.

Bolonia intenta dar un impulso a la federación de universidades europeas, integrar una red para competir con las universidades americanas. Pero para eso lo primero es tener recursos suficientes para ser competitivos. El valor medio de la financiación de las universidades europeas es el 1.5%. En España estábamos en el 1 por ciento, y el objetivo que se marcaba en 2006-2007 era que en 5 años se creciese medio punto en la financiación de las universidades europeas. Además, aunque se llegase al 2% del PIB, aun estaría por debajo de la financiación de las universidades norteamericanas donde el sistema es muy complejo y hay factores privados.

Pero no hay que caer en el pesimismo, lo que inicialmente se preveía en Bolonia era un sistema de garantía de calidad en la enseñanza, que un país fuera homologable con otro, un sistema en el cual la estructura de la enseñanza fuera similar, un sistema donde la medición del trabajo del estudiante fuese parecido, estructurar con unos sistemas comunes la universidad…, todo eso se ha hecho.

-P:  Pero hay quejas sobre su implantación…

-R: Hay un desencanto en muchos sitios, porque se ha generado mucha burocracia. Los profesores nos quejamos de que se hacen rellenar demasiados formularios, las agencias de evaluación han creado unos sistemas de control rutinario que no eran la cuestión esencial, hay mucha burocracia que no ayuda pero los grandes objetivos, la estructura y la gestión de la transformación del espacio europeo se ha hecho. ¿Qué pasa entonces? Que hay otras cosas importantes que no se han hecho, como dar un salto hacia arriba en la excelencia educativa y en la investigación. Y eso pasa por unas formas diferentes de educar a los jóvenes con una educación activa, con unas metodologías educativas diferentes a las del pasado. Eso ya tenía que haberse hecho, y estamos igual, por lo tanto hay un desencanto por eso ahí es de donde habría que empujar.

-P: Usted aboga por abrir los masters a la comunidad internacional.

-R: Yo creo que los masters tendrían que ser todos similares en Europa es un concepto que se llama masterscience pero se podría salvar con menos de los dos años, que es lo que hacen los países avanzados en educación, como el caso de los Países Bajos. Pero esto no se está abordando ni se está favoreciendo la internacionalización. Éste es uno de los puntos más débiles de la universidad española junto a la financiación.

-P: Siguiendo con esto -y este es el último ejemplo de su bibliografía- “Hacia una nueva universidad” es uno de sus libros, que tiene ya 15 años. Me imagino que las ideas que vertía en su libro diferirán mucho de las que tenga ahora, en función de la realidad actual, pero ¿hacia dónde piensa que se encamina la universidad y que paso debería dar?

-R: No tengo la capacidad para decir cuáles son los pasos definitivos, pero mi opinión es que la universidad española, a pesar de todo, está cada vez mejor. No hay universidades españolas entre las 100 primeras de los rankings, pero si se ve por áreas y disciplinas sí que las hay, incluso entre las 50 primeras.

-P: ¿En qué situación está la Universidad española?

-R: En España, los costes de las matrículas son de los más altos de Europa, y sin embargo, en ayudas a los estudiantes estamos por debajo de la media.

A pesar de todos estos riesgos la universidad sigue mejorando.

Los másteres tienen que atraer estudiantes extranjeros, no se los puede concebir como un grado, tienen que estar vinculados con la creación de conocimiento, y las universidades se tienen que aliar para replantear los másteres, hacer una oferta atractiva y conjunta. Por otro lado, aunque nuestras universidades tienen un buen volumen de publicaciones desde el punto de vista cuantitativo, a nivel cualitativo dejan que desear. La universidad española debe abrir las puertas no solo a estudiantes extranjeros, sino también a profesores, para que el impacto de nuestras publicaciones aumente.

-P: Comenta que los costes de las matrículas son de los más altos de Europa, y las ayudas a los estudiantes están por debajo de la media, en eso también habría que equipararse a Europa, ¿no?

R: Claro, el Ministro Wert lanzó un mensaje: que las familias en lugar de pagar el 15 %, que era lo que pagaban por las matrículas de valor medio, aumentara la carga hasta al 25 %. Los precios de las matrículas están por encima de la media europea, pero es que los másteres están disparadísimos. Francia, por ejemplo, casi no cobra por los másteres. En Países Bajos, el mejor sistema universitario europeo, el precio de los másteres está muy por debajo de los de España, cuando hace poco estaban por encima.

-P: ¿Y que lectura se puede hacer de que el ministro al que usted  ha nombrado, el ministro que se encarga de la educación, algo tan fundamental en un país haya sido el peor valorado durante todo el tiempo que ha estado?

-R: Yo creo que la lectura es evidente. Aunque se le ha recompensado con un magnífico cargo en París y con un edificio que es un magnífico palacete. Estos opinarán que lo ha hecho muy bien, pero yo me sitúo a los opuestos de esos.

-P: Pero mantener a un ministro que tiene las tasas más bajas de aceptación, parece que denota poca preocupación en esta materia.

-R: Ninguna preocupación, y eso lo vamos a pagar, porque subir la cuesta cansa mucho.

-P: Y ¿seguimos necesitando ese Espacio Europeo de Educación Superior?.

-R: Sin duda. Pienso en aquello que decía Ortega, de que España es el problema, y Europa es la solución. Pero desde luego, Europa es la solución para todos nuestros males, cuando nos hemos juntado con Europa, hablando coloquialmente, nos ha ido muy bien.

Ahora mismo somos el primer país en enviar Erasmus  fuera de sus fronteras, y eso es un orgullo.

-P: Somos el primer país en enviar erasmus, pero a costa en buena medida de los padres, pues la ayudas se han reducido de forma muy considerable.

-R: En ese terreno cada comunidad autónoma tiene una sensibilidad distinta. Pero lo que no puede ser es que los erasmus españoles tengan que sufrir mucho más que los de otros. Pero  tenemos que tener fe en el futuro de nuestro país, porque nuestros jóvenes son europeístas y nuestras familias hacen el esfuerzo para que se vayan a estudiar a Europa como el que más, cuando en otros países lo tienen todo los holandeses van con todo pagado.

-P: ¿Qué opina de esa diáspora que científica que se está produciendo en España durante los últimos años?

-R: Esa diáspora ya no es un tema específico de la universidad sino que es de ajuste entre mercado laboral y formación académica.

P: Hay quienes dicen que sobran universitarios

Es decir, formación de capital humano y entonces algunos dicen “sobran universitarios” “ hay demasiados universitarios”,

-R: Pero no es cierto. En febrero hemos hecho un trabajo en mi cátedra con 13.000 titulados, hemos estudiado el mercado laboral, los ajustes, los desajustes… Entre los titulares que podríamos extraer del mismo están: que los estudiantes están satisfechos con la universidad, que volverían a estudiar en la misma universidad y los mismos estudios.

Lo que existe es un problema de mercado laboral, pero no de formación. Si el mercado laboral tiene una proporción mayor de universitarios que de empleos, podríamos decir que se dejase de formar tanto capital humano, pero eso es un suicido, porque un país cuanto mayor formado está, más avanza en todos los terrenos.

No es un problema de cerrar universidades, porque el numero de universidades que hay en España, en cuanto a universidad publicas, es de una por cada 980.000 habitantes que es de las cifras más altas de Europa. Por tanto hay menos universidades públicas per capita, es decir, que no somos un país que haya exceso de universidades.

-P: ¿Cuáles son, a su juicio, las principales rémoras de las universidades españolas?

-R: Sin duda la financiación. Hace falta más dinero para la ecuación, que sea prioridad política,  y que no pongan ahí a una persona que no sea capaz de dirigir el ministerio de educación. Y sobre todo, que le pongan con los bolsillos llenos.

Por otro lado, al haber cerrado durante un tiempo la entrada de jóvenes profesores, hemos perdido la opción de la cantera de profesores, la formación de profesores jóvenes y vamos a sufrir eso dentro de un tiempo, tendremos unos bajones en los equipos de investigación enormes, por lo que hay que actuar inmediatamente.

Y en tercer lugar: tenemos un sistema con muchísimas normas y muchos reglamentos en las universidades, hay que reducir las normas, hay que hacerlo mucho más ágil, que no es que cada uno haga lo que le da gana, sino una cosa tan sencilla como premiar al que trabaje bien. Y cuarta cosa:  hay que reformar el sistema  de toma de decisiones de la universidad y de gobierno.