Del Neorrealismo Italiano al Neorrealismo Murciano

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Se cumple medio siglo de una película murciana que hizo historia

Corrían los últimos días del mes de mayo de 1953. El Cineclub del SEU, dirigido por un grupo de fervorosos cinéfilos, clausuraba la temporada en el cine Rex. La expectación era enorme, pues la película escogida para tal evento era un filme murciano, el primero que se hacía en nuestra ciudad realizado íntegramente por un grupo amateur, que acababa de conseguir, además, alzarse como vencedor en el certamen de cortometrajes más importante de España en aquellos momentos, el de Barcelona.
 

Lo que no podían imaginar los asistentes a aquella proyección era que estaban asistiendo a un hito en la historia del cine en nuestra región. Aquel filme, rodado con tantas ideas como precariedad de medios, recogía el testigo del neorrealismo italiano y, utilizando la Murcia pobre y atrasada de comienzos de los 50 como un magnífico escenario natural, contaba una historia íntima y al mismo tiempo universal con el lenguaje de los grandes.
Aquel filme supuso el nacimiento del movimiento de cine amateur en Murcia, que aglutinaría a decenas de apasionados por el cine en la región y que produciría en los siguientes treinta años un millar de películas, un patrimonio valiosísimo que hoy constituye un auténtico tesoro para la región. Hoy, “Una aventura vulgar” es un documento único sobre aquella Murcia que se nos fue, pero también una auténtica lección de cine que las nuevas generaciones tienen ocasión de conocer cincuenta años después.

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Este aniversario ha servido al Aula de Cine de la Universidad de Murcia como Leit motiv para desplegar los días 21 y 22 de mayo una serie de actividades en torno al cortometraje regional, una actividad en la que la región fue pionera en España, y estudiar su trayectoria y el momento actual. Además de conferencias y mesas redondas, la iniciativa incluye la edición facsímil de la revista cinematográfica murciana “Encuadre”, una publicación dirigida por el propio Antonio Crespo, que entre 1956 y 1958 contribuyó enormemente a canalizar las aficiones de este importante grupo de cineastas regional y que hoy era totalmente imposible de encontrar.

“Estoy agradecido, y en cierto modo emocionado”, confesó Antonio Crespo, director de “Una aventura vulgar”, en la presentación de estas actividades a la prensa, el pasado 19 de mayo en el edificio Convalecencia. “Yo no esperaba –aseguró Crespo- que al cabo de 50 años hubiese personas que se interesasen por esta película, que es un cortometraje de 15 o 20 minutos, y por la revista ‘Encuadres’, de la que yo sólo conservo unos pocos ejemplares. Ahora, con esta iniciativa, tendré ocasión de volver a leerla”.

 Escalera de bomberos y ‘Solo ante el peligro’
La escasez de medios con que contó el equipo murciano para realizar la película era enorme, pero eso no fue impedimento para llevarla a cabo por parte de un grupo de cinéfilos con un entusiasmo a prueba de bombas: “La película se rodó en unas condiciones de gran precariedad. No teníamos los elementos necesarios para hacerla, no disponíamos de travelings, no podíamos hacer panorámicas…”. Crespo recuerda con simpatía la anécdota del intento de utilizar la grúa de los bomberos capta alguna panorámica: “Pretendíamos hacer un plano semejante al que se ve en ‘Solo ante el peligro’, en el que la cámara enfocaba al protagonista y se iba alejando poco a poco, pero cuando subimos al primer tramo, se movía, y nos daba vértigo”. La precariedad es palpable en todo lo que rodeaba al filme, “pero lo que sí teníamos era ilusión, y eso se nota. Está hecha con el entusiasmo propio de los que emprenden una aventura”.

 
    
Extremaunción en plena calle
Fue precisamente esta escasez de medios lo que obligó a todo el equipo a aguzar su ingenio y lo que acabaría provocando que se hiciese la escena más famosa del filme, y probablemente la más conocidad de cuantos filmes no profesionales se han rodado en Murcia en toda la historia: un picado rodado en el murcianísimo Plano de San Francisco con una cámara oculta desde un balcón, aprovechando a los murcianos que pasaban por la calle como extras improvisados. La escena simulaba un atropello automovilístico, y todos los transeuntes se aprestaron a auxiliar al herido. La escena poseía tales visos de verosimilitud que se llegó a incorporar a ella un sacerdote dispuesto a dar la extremaunción al herido si era necesario.
“Todos éramos muy jóvenes entonces, pero queríamos hacer una película distinta a lo que se hacía en el cine profesional”. “Se ha aludido al Neorrealismo al hablar de esta película, y es verdad, primero porque era un movimiento que estaba en boga, y segundo porque este movimiento cinematográfico se hacía en las calles italianas tras la II Guerra Mundial porque no tenían estudios cinematográficos ni contaban con medios económicos. Algo de eso ocurría también aquí, donde los medios económicos brillaban por su ausencia. Hasta el punto era esto así que, para rodar en interiores, y ante la falta de focos, hubieron de recurrir al estudio de un pintor que tenía un techo acristalado.
A pesar de todas las dificultades, y de un montaje apresurado para poder ser presentada al concurso nacional de cine amateur de Barcelona en 1953 –los últimos planos fueron ensamblados en la casa particular de un barcelonés, la víspera de ser presentada al concurso-, la cinta se alzó con el primer premio de aquel importante festival.

Recuperar nuestra historia


Javier Guillamón, presidente territorial de la CAM, destacó esta “primera iniciativa cinematográfica autóctona después de la guerra civil”, que a su juicio es una manera de “recuperar un documento único para la historia” y expresó su voluntad de que la entidad que representa posibilite que el filme llegue a todos los murcianos.

Asimismo, Guillamón destacó el papel de la Caja de Ahorros –entonces del Sureste de España- en aquel movimiento cinematográfico amateur desplegado en Murcia durante décadas.
Lourdes Avellá, directora de Proyectos e Iniciativas Culturales de la Región de Murcia destacó que “Allá donde exista algún patrimonio murciano que se pueda recuperar, intentamos estar presentes desde la dirección de Proyectos e Iniciativas Culturales”. “Para nosotros es primordial la recuperación de los aspectos que conforman todo el pasado cultural de la región, de ahí que sea muy importante la reedición de la publicación de la revista ‘Encuadre’, ya que, en primer lugar, supone la recuperación de una publicación de la que se nutrieron y con la que se expresaron muchos artistas e intelectuales de los años 50, en segundo lugar porque fue la referencia del movimiento de cineastas amateur que eclosionó en Murcia en esos años y tercero porque supone la aceptación de los presupuestos éticos y visuales de toda una generación que daba a la imagen una importancia extrema”.
Por último, el rector de la Universidad de Murcia, José Ballesta subrayó su agradecimiento a la Dirección de Proyectos e Iniciativas Culturales y a la CAM por su inestimable colaboración para hacer realidad esta iniciativa, que calificó como una recuperación palpable de una parte de nuestra historia, ya que “esa recuperación forma parte de la obligación de nuestra universidad”, añadiendo que “recuperar esa memoria histórica para ir recuperando la identidad regional, y todo eso pasa por este tipo de actuaciones”.