Comunicación en todas direcciones

La comunicación ha de transmitirse en todos los sentidos y direcciones, procurando que llegue a cuantos más mejor. Aceptamos ese festival de causas ganadas a las sensaciones que intermedian con un poco de reflejos variados. Las idas y venidas nos conducen por razones que nos olvidan en esos momentos en los que debemos aprender de todo y por todo.

No paremos en las vaguadas y sigamos hacia esas cimas donde podemos ver el compendio de actitudes y de pensamientos floridos en una primavera de verdades relativas. No permitamos que las complicaciones nos ganen más de la cuenta. La versión de la vida está en función de cómo la queremos sentir.

Nos debemos poner en ese lado donde las misiones se convierten en posibles gracias a que creemos en lo que hacemos. No aceptemos el no por respuesta y sigamos ese camino que nos ha de proponer el brillo como la gran ola que nos bañará con sus múltiples funciones. La permisividad no siempre nos puede ayudar. Hagamos del tono del corazón la mejor de las conductas. Podemos razonar acerca de lo que nos viene con una visibilidad que nos promete arreglos en buena sintonía.

Emitamos esos juicios que nos pueden proponer esas determinaciones que nos complacen en sus formas y en el ejercicio más idealista. No secuenciemos todo, no clasifiquemos los sentimientos en todas sus exposiciones o, de lo contrario, cometeremos el probable error de no tener la suficiente libertad para amar y ser amados desde el concepto más platónico e intelectual posible. Uno aprende de los demás, y muestra de esa guisa intencionalidad y maestría, al tiempo que estimación respecto de los otros. Cuando tenemos en cuenta lo que señala el prójimo lo hacemos, paralelamente, más cercano.

Lo que funciona en todo ello es claramente la comunicación, un proceso que posee muchos vectores y movimientos y que fluye en todas las direcciones. Prestemos la máxima atención a lo que realizamos. Generemos un poco de debate. Seguramente daremos con aditivos que nos permitirán consolidar una grandeza de conocimientos que lo serán por solidarios y compartidos. Ordenemos los excesos para compensar donde haga falta. Los estudios han de ser la base de la validez con la que iremos construyendo motivaciones e ilusiones cargadas de confianza. La inmediatez ha de ser fruto del cariño.

Comprobemos a lo largo de la historia vital lo que nos regala garantías de una comunicación integral, dispuesta con implicaciones y consultas de permanente reciclaje. Hemos de estar siempre dispuestos a construir la realidad que nos distingue como voluntarios para una mejora que es, o debe ser, divisa universal. La comunicación de partida es clave y la apertura de miras también. Si tenemos en cuenta todos los ámbitos, seguro que concluiremos mejores respuestas, y todos, sí, todos, aprenderemos más.