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Cerca de trescientos alumnos de la UMU participan en un simulacro de accidente en la Base Aérea de Alcantarilla

Un avión de transporte del Ejército del Aire sufre una parada de motor, lo que provoca la precipitación de la aeronave contra el suelo. En el impacto colisiona con el ferrocarril que pasa en ese momento por la Base Aérea de Alcantarilla, produciéndose un número indeterminado de fallecidos y heridos de diversa gravedad. Numerosos profesionales son movilizados inmediatamente para hacer frente a la catástrofe. La situación, afortunadamente, es un simulacro, pero el planteamiento, absolutamente verosímil, convocó a 280 estudiantes de la Universidad de Murcia (procedentes de las facultades de Enfermería, Medicina y Psicología), futuros profesionales de estas áreas, así como efectivos de la Policía Aérea, Guardia Civil, Policía Local, Contraincendios, Cruz Roja y Emergencias 061 en el intento de estar permanentemente formados y preparados para cualquier tipo de contingencia.Permanentemente alerta

Desde bastante antes de dar comienzo el simulacro, se podían ver en las dependencias de la Base Aérea de Alcantarilla a decenas de estos supuestos heridos, perfectamente maquillados para la ocasión y con su “papel” bien aprendido (con un nivel de gravedad que iba desde el verde, al amarillo, al rojo o al negro) para afrontar su cometido: el de las víctimas de este accidente, que tendrían que ser atendidas y rescatadas por los profesionales correspondientes. No faltaban ni los psicólogos para paliar posibles crisis nerviosas, ni los familiares, que evidenciaban su intranquilidad y su dolor de modo convincente. Todo con el fin de conferir al suceso la mayor verosimilitud posible, algo importante a la hora de que un simulacro alcance su objetivo: conseguir que los profesionales actúen de manera rápida y efectiva en su auxilio a las víctimas.

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Un momento del traslado de heridos durante el simulacro. Foto: Ana Martín.

“Se trata de estar permanentemente alerta y preparados –comentaba una psicóloga de la UMU momentos antes de dar comienzo el simulacro- ante incidencias de este tipo, que desgraciadamente acaban dándose”.

Útiles para los alumnos

David Armero, Miguel García Salom y Agustín Romero, decanos de Enfermería, Medicina y Psicología respectivamente coincidían en señalar que se trata de un gran evento donde se prueba la coordinación de numerosos organismos que se dedican a la protección y al salvamento y, además, sirven a los futuros profesionales, actualmente estudiantes de la Universidad de Murcia, para familiarizarse con su papel en situaciones de emergencia.

El público congregado pudo asistir al desarrollo concienzudo de las tareas de salvamento de un dantesco accidente que había dejado sobre el terreno a diez fallecidos, 30 afectados con prioridad 1 (distinguidos por los etiqueta roja), 30 con prioridad dos (etiqueta amarilla) y 60 prioridad 3 (etiqueta verde). No faltan entre los heridos los que han sido presas del pánico, que deben ser calmados por los 86  profesionales sanitarios destinados al lugar. Un total de 17 vehículos de emergencias sanitarios (la mayoría ambulancias), un helicóptero de salvamento y tres completos hospitales de campaña son algunos de los medios utilizados.

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Foto: Ana Martín.

Trasladando heridos

Tras acordonar la zona y establecer la seguridad por parte de los servicios de bomberos, es el momento de entrada de los servicios sanitarios, que comienzan a atender a los heridos según su gravedad, que previamente se han clasificado por colores para establecer su prelación.

Fuera de la zona de máximo impacto se instala el “Nido de heridos”, donde se van trasladando a los afectados distinguidos con las etiquetas amarillas y rojas, y de ahí pasarán a tres hospitales de campaña que son desplegados en cuestión de  minutos para dar atención a los heridos más graves antes de llevarlos definitivamente a hospitales de la zona. Se trata de auténticos minihospitales capaces de dar soporte vital avanzado a las víctimas.

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Imagen final del simulacro con algunos de los “fallecidos”. Foto: Ana Martín.

Pronto comienzan a llegar los efectivos sanitarios, pero no todos son médicos y enfermeros: hay un número importante –se nos informa- de otros técnicos en emergencias sanitarias: manejo y traslado de pacientes. Estos traslados se denominan “primera noria de evacuación”, la que se produce inmediatamente antes de evacuar a los enfermos a los hospitales de campaña, desde donde se les llevará, de modo definitivo, a otros hospitales de la zona.

Todo se produce ante los ojos de los espectadores con un orden riguroso para intentar paliar y minimalizar en lo posible los daños y procurar atención a los heridos en el plazo más breve posible.

Tras el traslado en helicóptero de un herido y la búsqueda de otro afectado que, presa de una crisis de pánico y con un pie herido, ha quedado alejado de la zona (es un perro adiestrado el que, en cuestión de segundos localiza al herido), toca el turno finalmente del reconocimiento de los fallecidos por parte de personal del Instituto Anatómico Forense de Murcia y el correspondiente traslado de los cuerpos.  Se da entonces por concluidas las labores de todos los implicados en el siniestro, al menos en cuanto al lugar de los hechos se refiere. Es el momento de restablecer la normalidad, documentar las operaciones realizadas, preparar informes e informar públicamente de todo lo acontecido, así como de brindar a la comisión investigadora el apoyo que necesiten.

La actividad llega a su fin, pero seguro que los 280 alumnos de la Universidad de Murcia que han participado en ella no olvidarán una iniciativa en la que desempeñaron cada uno un papel y que les servirá, si en alguna ocasión se ven implicados en algún siniestro, para saber mejor cómo afrontarla.