Así se hizo”making of”

“Making of” surge como proyecto cinematográfico en el ya lejano año de 1998 fruto de las frustrantes experiencias que nos toca vivir dentro del complicado universo del cortometraje español. Ayudas inexistentes, formularios farragosos e imposibles de rellenar, burocracia ineficaz o lenta, absoluto desconocimiento técnico, un innegable centralismo cultural, una dejadez por parte de las instituciones regionales, una cinefilia desmesurada, y, sobre todo, una ilusión por llevar a cabo los sueños más irrealizables hacen su aparición en esta historia urbana a ratos ácida, a ratos amarga que narra la historia de dos perdedores entrañables con el cine metido en la cabeza.

Este largometraje, fiel reflejo de la historia que cuenta, se rueda en el verano de 2000 con un presupuesto ínfimo que asciende a 12.000 Euros (2 millones de pesetas de la época) completamente financiado por nosotros. Los escenarios elegidos para el film se localizan casi en su totalidad en la ciudad murciana de Lorca, lugar donde vivimos, y la película llega a buen término gracias a la inestimable y altruista ayuda de un grupo de amigos y profesionales curtidos en el mundillo del cortometraje y las televisiones locales en el lado técnico y a la entusiasta participación de un grupo de intérpretes compuesto por estudiantes de Arte Dramático y actores de teatro aficionados de la ciudad.

Esta ópera prima contiene de forma consciente e inconsciente muchas influencias que van desde Woody Allen a Kevin Smith, desde el cine independiente americano al costumbrismo esperpéntico de Berlanga y Azcona, pasando por la comedia clásica americana o la serie B, por poner sólo algunos ejemplos.

No resulta fácil para nosotros hablar con objetividad de un proyecto al que le hemos dedicado más de un lustro de nuestras vidas y que nos ha exigido mucho sacrificio y esfuerzo. Desde el punto de vista del anecdotario, la multitud de desventuras y vicisitudes sufridas durante y después del rodaje dan, como mínimo, para el guión de otro largo. Solo necesitamos recordar el cansancio tras aquellas maratonianas jornadas de trabajo que empezaban a las ocho de la mañana y concluían a altas horas de la madrugada, que nos llevó a acabar con unas ojeras terribles y bastantes kilos de menos. El imposible transporte en la furgoneta de un amiguete -siempre pensando que en cualquier momento se nos podía caer- de aquel amasijo de hierros al que llamábamos grúa y que el mismísimo Alfred Hitchcock consideraría un armatoste prehistórico; por no hablar de lo que pesaba la condenada y lo que costaba montarla (labor en la que participábamos desde el director a los actores principales). La cara de nuestra madre al tener que dar de comer raviolis a más de veinte personas. Los rudimentarios travellings efectuados empleando la silla de ruedas que nos prestó un amigo que trabajaba en un hospital. La complicada coreografía -que consistía en que apareciesen las mismas personas que en las escenas anteriores pero de espalda y con diferente ropa- que tuvimos que montar en el pub “Silos” para asemejar que dicho local estaba lleno cuando en realidad solo quedaban 15 personas (el resto había aguantado una hora de rodaje, había arrasado con los canapés y las bebidas y se había dado a la fuga). El eterno bocata de chorizo y salchichón que nos acompañaba día tras día a la hora de la cena y que nos hacía sentirnos como Bill Murray en “Atrapado en el tiempo”. Las largas horas de montaje en la Edit Station de Reyes Aledo para que en el último momento aquel halo fatalista que nos rodeaba propiciase que, misteriosamente, todo el trabajo realizado se fuese al traste y tuviésemos que volver a empezar de cero. Y un sinfín de anécdotas que surgieron a lo largo de este interminable proceso que ha terminado materializándose en nuestro primer largometraje “Making of”.