Algunos anhelos compartidos

Juan Tomás Frutos

 

Estimados Magos de Oriente, permitidme que me dirija a vosotros con algunas peticiones en este nuevo año 2011.

Sé que suena a tópico esto de escribir una carta con deseos, pero quiero, a estas alturas de mi vida, conservar algo de inocencia infantil y un tanto, si puede ser mayor, de ilusión en que las cosas pueden cambiar.

No os voy a pedir mucho, ni tampoco únicamente para mí, a ver si con ello alcanzo la suerte y los buenos augurios con los que nos queremos tropezar este año. Nos hacen falta de veras sugerentes fines y mejores resultados en esta situación de crisis y de cuestionamiento global.

 

En primer lugar, os requiero salud para aquellos que me rodean, para los que quiero, para los que intento estimar y admirar, para los que aún están pendientes de conocer.

También os reclamo ese amor que nos puede permitir que caminemos con más quietud y concordia, así como reconozco que anhelo fervientemente ese cariño que nos debe animar, paralelamente, a hacer las diversas actividades (las que sean a las que estemos llamados) juntos, unidos, procurando que la fuerza venga compartida, y también sus cosechas. Hagamos, como dice esa canción, un millón de amigos para saldar todas las cuentas que podamos tener pendientes.

Os imploro, igualmente, trabajo. Desearía que se generaran más empleos, que construyéramos una sociedad más justa y justificada en sus grandes universales de solidaridad, respeto, bondad y fraternidad igualitaria. Ya sabes que hay colectivos, como el nuestro periodístico, que andan de mal en peor. Se cierran empresas, se reducen plantillas y se cuestiona ese modelo que, cuando tiene pluralidad y expansión, nos hace a todos mucho más democráticos. Unamos empeños para que todo mejore.

Finalmente, os solicito que nos toquéis con la varita mágica del entusiasmo, de la creencia en los demás. Seguro que, con esa premisa, llegaremos mucho más lejos y con más alegría.

No me olvido tampoco de aquellos que andan solos, de los que no tienen lo suficiente para vivir dignamente, de los que padecen incomprensiones, violencias y/o desigualdades. Ellos deben ser vuestros objetivos prioritarios, que otras cosas pueden esperar. Por favor, tomad energías en y para vuestros sucesivos viajes, que seguro que, si aquí pedimos tanto, en otros lugares precisan más.

Éstas son, queridos míos, mis peticiones de cara al año entrante. Contad con nuestro reconocimiento. Os mando besos y abrazos y mi total disposición para cuanto creáis conveniente, que tampoco nosotros os podemos fallar. Confío en que este nuevo año, durante sus 365 días, estemos muy juntos y en que reinéis en nuestras decisiones y acontecimientos. Así sea.