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Laureano González Vega

Laureano González Vega, Miembro del Grupo de Seguimiento del Proceso de Bolonia del Ministerio de Educación y Ciencia:“Si se tarda el doble en realizar un estudio de tres años, se está engañando al alumno”

“Las universidades tendrán que pelear por conseguir los mejores profesores, los mejores investigadores y los mejores alumnos”.

Organizadas por el Vicerrectorado de Innovación y Convergencia Europea, las III Jornadas sobre el Espacio Europeo de Educación Superior: “Avanzando hacia Bolonia”, reunieron en la Universidad de Murcia –dias 8 y 9 de mayo- a un grupo de expertos en este tema.

Laureano Gonzalez Vega, Miembro del Grupo de Seguimiento del Proceso de Bolonia del Ministerio de Educación y Ciencia desarrolló la ponencia titulada ‘España, Europa y el proceso de Bolonia ante el horizonte del año 2010′ . González expuso para Campus una serie de consideraciones sobre un proceso llamado a sentar las bases de la universidad europea del inminente futuro.


-Pregunta: ¿En que situación se encuentra España en lo relativo al proceso de Bolonia? Está en una situación equiparable a la del resto de países europeos?

-Respuesta: A pesar de que estamos preparándonos desde el año 2003, estamos empezando.

Yo creo que en enero comenzamos lo que podríamos definir como el momento de la verdad. Posiblemente, en octubre de este año se comenzará ya con la impartición de los nuevos grados, tal y como marca el Proceso de Bolonia.

Es probable que nos hayamos estado preparando demasiado tiempo y, en cierta medida, hayamos perdido el impulso inicial que teníamos en el año 2003-4, pero es el momento de retomar el proceso con todas las energias posible.

-P: ¿Y cuál es la meta de todo este proceso?

-R: Las motivaciones iniciales que hicieron a los ministros sumarse al proceso de Bolonia estaban ligadas a la movilidad en Europa y la facilidad para el reconocimiento de los títulos. Pero después todo esto ha conllevado otro tipo de objetivos, como la apuesta por el aprendizaje a lo largo de la vida, la apuesta por la cultura de la calidad en el ámbito de la docencia universitaria, la apuesta por la investigación y el desarrollo…

La meta final de todo el proceso es un sistema de educación superior no uniforme pero sí armonizado, donde estudiantes y trabajadores se puedan mover con sencillez y facilidad, independientemente del país en el que se encuentren, donde no existan compartimentos estancos entre universidad y trabajo.

Hay una cuestión muy importante que a veces no se recuerda: que Europa es diversa. No decimos que todos los títulos o las universidades deban ser iguales. Queremos aprovechar esa diversidad, pues es lo que nos diferencia de nuestros competidores como Estados Unidos, China o Japón.

-P: Todo este proceso ha generado una serie de reticencias ¿Qué les diría a esos alumnos que se manifiestan contra la implantación del EEES?

-R: Pienso que se debe a un problema de información. Es posible que en ciertos países no se haya explicado suficientemente las motivaciones y los cambios que se pretende hacer. Una de las quejas más repetida es la supuesta mercantilización de la Universidad , pero en el proceso de Bolonia no se dice absolutamente nada de esto, ni de entregar la universidad a los empresarios como se ha dicho.

Lo importante no es lo que dice el proceso de Bolonia, sino cómo lo adapta cada país a su caso particular. Yo creo que ningún estudiante se quejaría si se le explica que este proceso pretende que sus estudios posean una mayor empleabilidad, y eso no es vender la universidad a las empresas. El hecho de que los titulados salgan de la universidad mejor formados y con un perfil más adecuado a lo que van a hacer en el futuro es un factor a tener en cuenta para las empresas, eso les permitirá ser más competitivas, que es justo lo que necesitamos para seguir progresando.

-P: Probablemente, la universidad que salga al final de todo este proceso registrará grandes cambios con respecto a la actual ¿Qué cosas deberían cambiar en la Universidad española del futuro?

-R: En España hay cosas muy claras que deberían cambiar: no tiene sentido que existan títulos universitarios previstos para hacer en tres años, y que los estudiantes tarden de media seis o siete años. Eso es un disparate, es tirar el dinero público, ser poco eficientes, engañar a los alumnos, a sus familias…

Lo primero que tiene que tener como consecuencia una reforma universitaria para nuestro país es que si un título es de cuatro años, la media para acabar ha de estar entre cuatro y cinco, pero no más. Eso esuna cuestión de responsabilidad social por parte de las universidades, porque con el dinero público tenemos que ser eficientes.

A nivel de cambios más globales nos encontraremos con alumnos muy móviles, que estudiarán en varios países; nos encaminaremos hacia una cultura de la calidad que abrirá las aulas a la sociedad y se acercará más el profesor a los alumnos.

En el aspecto estructural, debemos tender hacia universidades especializadas. No podemos tener universidades, como hay ahora en España. Cada una debe buscar aquello en lo que puede ser excelente y apostar por ello. Nos encontraremos con que los estudiantes deberán escoger la universidad en función de la titulación que quiera cursar.

Las claves

-Hemos de retomar el proceso de Bolonia con todas las energías posibles.

-No decimos que todas las universidades deban ser iguales.

-Hay que aprovechar la diversidad de Europa, es lo que nos diferencia de nuestros competidores

-El proceso pretende que los estudios posean una mayor empleabilidad

-Europa debe tender hacia universidades especializadas.

– En nuestro país hemos ido a una organización en torno a las comunidades autónomas, la planificación global ha desaparecido.

-España es posiblemente el país que posee mayor número de universidades de toda Europa.
-P: Una de las metas es que el titulado salga con un título mucho más acorde con lo que se le va a pedir en su profesión ¿En qué sentido podría ayudar el EEES a conseguir un mayor equilibrio entre universidad y ámbito laboral?

-P: La universidad debería ser capaz de detectar qué tipo de cosas necesita de los titulados, pero debería ir un poco más allá. Haríamos un flaco favor a la sociedad que la sustenta si sólo pensáramos en eso. La universidad debe detectar qué está a punto de llegar al mercado para poder formar a profesionales en un mercado laboral cada vez más complejo. Hay que dotar a los alumnos de armas para que cuando terminen sean capaces de ir adaptándose a la evolución de las empresas.
-P: ¿Se logrará la homogeneidad de los sistemas universitarios o habrá universidades de primera y segunda categoría en función de su adaptación?

-R: Esa es una buena pregunta. Pero yo preguntaría ¿Tiene sentido que España tenga 72 universidades públicas? España es posiblemente el país que, según el volumen de población, posee mayor número de universidades de toda Europa.

En nuestro país hemos ido a una organización en torno a las comunidades autónomas, la planificación global ha desaparecido.

Es posible que, con el desarrollo del proceso, alguna universidad tuviera que desaparecer o se viera obligada a redirigir sus titulaciones, hay que ser eficientes. También podrían reconvertirse y pasar a ser como esos colegios universitarios que existen en Estados Unidos, donde se estudian los dos primeros años de carrera para después marchar a la universidad de especialización.

-P: ¿Acabará con la endogamia el EEES?

-R: Ayudará a acabar con la endogamia, pero el problema está en cómo decide cada universidad contratar a sus profesores. Las universidades se darán cuenta de que si va n a realizar una política de contrato a los que ya tienen dentro, es posible que sea un lastre muy pesado para el futuro, porque a la hora de competir con otras universidades no es lo mismo competir con un premio nobel en el profesorado que con otra cosa. Las universidades tendrán que pelear por conseguir los mejores profesores, los mejores investigadores y los mejores alumnos.

-P: ¿Cuánto costará este proceso? ¿Cómo será el tema de la financiación de las universidades?

-R: Esto cuesta dinero, pero tampoco tanto como algunos suponen. En el Consejo de Coordinación han hecho un estudio muy serio de la financiación del sistema universitario español y cómo debería abordarse. Es necesario una apuesta conjunta entre la Administración del Estado y las universidades. Estas, además, deben ser muy proactivas en el tema de mecenazgo.

-P: Suerte en el proceso, porque será también esa suerte repercutirá en todos.

-R: En el país entero, sin duda.