IMG_0401

“Las enfermeras tenemos el compromiso profundo de estar en el foco del dolor” (Rosamaría Alberdi, doctora Honoris Causa por la UMU)

“La Universidad de Murcia ha hecho historia en nuestra profesión”

Rosamaría Alberdi Castell ha hecho historia en la Enfermería, y también en la Universidad española. El pasado día 2 de diciembre era nombrada doctora Honoris Causa por la Universidad de Murcia. Se trataba de la primera enfermera española distinguida con este reconocimiento. Ella agradeció en su lección magistral este extremo, y también sus compañeros, que arroparon con su presencia a la nueva doctora de la UMU. Profesora de la Universidad de las Islas Baleares, diplomada en Enfermería, Licenciada en Psicología, Magister en Salud Pública por  por la Universidad de Antioquía (Colombia), Máster en Gestión de los Servicios de Enfermería por la Universidad de Barcelona, y Máster en Cognición y Evolución Humana por la Universidad de las Islas Baleares, la trayectoria académica y profesional de Rosamaría Alberdi, como remarcó la profesora Pilar Almansa Martínez en su laudadio,  “ha estado vinculada a los principales acontecimientos que han marcado la historia de la Enfermería en España” de los últimos 40 años.

Doctor honoris Causa 5
La nueva doctora Honoris Causa posa tras el acto de investidura. Foto: OMEGA/UMU.

Apasionada por la docencia y por el cuidado a quien lo necesita, las reflexiones de esta enfermera sobre su propia profesión han ayudado a construir la fisonomía en nuestro país de este quehacer tan vocacional.

Feminista y de izquierdas, según propia definición, ha luchado durante toda su vida para que esta profesión se reconozca en todo su valor, comprometiéndose con la excelencia y reivindicando tiempo y atención para las tareas del cuidado. Alberdi es desde hace tiempo, una  de las autoras cuyas publicaciones son más citadas por las enfermeras de este país.

En la Universidad de Murcia, volvió a reivindicar la deuda impagable de la sociedad hacia quienes han cultivado esta labor, que sitúa a quienes la practican en “el centro mismo del dolor” y que sigue siendo, como ayer y como siempre, una de las profesiones más queridas y que más aportan a la gente.

IMG_8415
Foto: Ana Martín.

-P: Usted es La primera enfermera española en recibir un doctorado Honoris Causa por una universidad de este país ¿Qué supone eso para usted?

-R: Soy la primera enfermera española, ya que anteriormente habían sido nombradas otras tres enfermeras extranjeras en otras universidades.

Este nombramiento tiene una primera parte individual. Se trata de un reconocimiento que nunca hubiera imaginado. Como todas las cosas buenas que se encuentran en la vida, puedo decir que nada de lo que he hecho lo he hecho para llegar aquí, pero he tenido la suerte de encontrar en mi camino personas como la doctora Pilar Almansa, que han visto en mi recorrido vital motivos para esta distinción.

El doctorado significa, de alguna manera, el final de un proceso de normalización para la profesión de enfermera, por eso es muy importante para mucha gente.

IMG_8421
“La enseñanza es la clave de la igualdad de oportunidades”. Foto: Ana Martín.

La profesión de enfermera se encontró con la universidad hace 40 años, y en ese encuentro, los profesores adquirimos todas las responsabilidades en el mundo de la enseñanza, pero aun faltaba este pequeño paso: que se reconociera también a los enfermeros con estas distinciones. Esto es una distinción para el conjunto de esta  profesión, y así es vivido por muchos compañeros.

La UMU entra en la historia

-P: Y en concreto un reconocimiento por parte de la Universidad de Murcia, un centro que conoce desde hace tiempo.

-R: Integrarse en una universidad innovadora, reconocida, prestigiosa, que sabe aceptar los retos y se adapta a los cambios, es muy importante, por eso estoy agradecida a la Universidad de Murcia, y por el hecho de que haya dado ese paso con la Enfermería, un paso que me gustaría que siguieran todas las universidades. Pero la Universidad de Murcia, será ya para siempre la primera en esto. La primera que ha aceptado el reto, lo cual significa haber entrado en la historia de nuestra profesión.

-P: El cuidado y la enseñanza son sus grandes pasiones, según asegura en el discurso de investidura.

-R: Yo llegué a mis dos estudios, Psicología y ATS, de manera casual. Quería hacer Psicología clínica, pero me encontré con que a la carrera de Psicología, que empezaba entonces, le faltaba mucho la parte clínica. Me interesaba la Fisiología, la Patología… Me di cuenta de que los estudios de ATS me podían aportar eso. Así que realmente me matriculé para completar mi formación en Psicología. Lo que ocurrió es que acabé mi carrera de ATS antes que Psicología, y comencé a trabajar de enfermera.

En aquellos momentos la carrera de ATS estaba muy orientada hacia lo biomédico, éramos como  ayudantes del médico. Pero las enfermeras tenemos otro ámbito de actuación que se complementa con el de los médicos. Se hablaba poco de lo que hoy consideramos el cuidado. A medida que me fui vinculando a la profesión y empecé a trabajar en la universidad, comencé a profundizar en el cuidado, y me di cuenta de que había algo en eso del cuidado, al que había llegado por casualidad, que me atraía mucho, y vi que no era casual que hubiera llegado a él. Me sentí cómoda con unos estudios que elegí de forma secundaria y con un trabajo que nunca imaginé que desempeñaría.

Además, unía dos de mis pasiones: el cuidado, es decir, promover la vida del otro en cualquier circunstancia, y la enseñanza, que es la clave de la igualdad de oportunidades, que es uno de los valores que guían mi vida.

IMG_0404
“La investigación es un aspecto básico de la Universidad, pero la docencia lo es más”. Foto: OMEGA/UMU.

-P: De izquierdas y feminista, así se define, y con la creencia firme en la igualdad de oportunidades.

-R: Creo en la equidad, que es la parte contextual de la justicia. Si crees en esto no te queda más remedio que estar en una postura en la que se defienda esto. Y estas posturas las he encontrado más en la izquierda. Además, las mujeres estamos recorriendo siempre un camino de igualdad, por lo que siempre me he sentido cómoda en esas posiciones. El ejercicio de los valores te da comodidad moral, la sensación de que estás donde tienes que estar y haciendo lo que debes hacer. Y eso me pasa con el feminismo y con la izquierda.

No se puede separar vivencia, pensamiento y acción. En mi discurso de agradecimiento, me ha parecido que era conveniente explicar quién soy y cuál ha sido mi recorrido.

Yo viví el franquismo, estudié en una universidad secuestrada políticamente por la dictadura. Después viví la Transición, que fue una experiencia ejemplar en muchos terrenos, y después pude participar en la vida política de forma directa, lo que me proporcionó también grandes satisfacciones. Siempre me he sentido cómoda en esta posición, no he encontrado otros ámbitos en los que pudiera desarrollar estos valores con más comodidad.

Por una mejor sanidad, ATS a la universidad

-P: El eslogan que se coreaba en los años 70 era “Por una mejor sanidad, ATS a la universidad”. ¿Qué recuerda de aquella época, cuando en 1977 los estudios de enfermería entraron en Enfermería?

-R: Aquello ya comenzó a cambiar unos años antes. Se contemplaba dos posibilidades: o encuadrar los estudios en Formación Profesional o incluirlos en la Universidad. En algunos países es así, pero en España se produjo un movimiento muy importante del colectivo. Tuvimos la suerte de ir paralelos al cambio que se estaba produciendo en el país, España se estaba transformando, y nuestros estudios también lo hacían. Salimos juntos al cambio general que se estaba produciendo en la universidad. Visto hoy, creo que el tiempo nos da la razón: ATS tenía que estar en la universidad.

Ese encuentro entre la universidad y la profesión fue fundamental para todos: para la sociedad porque ofrecemos mejor servicio, y para la universidad también se ha beneficiado de tener a los enfermeros.

IMG_0400
“Mucha gente ve que la universidad ha de tener el espíritu crítico que ha tenido en otros momentos”. Foto: OMEGA/UMU.

-P: Alude en su discurso a un poema de Corredor Matheos sobre el viento, que siempre acabará encontrándote ¿Cómo y cuando encontró el viento a Rosamaría Alberdi?

-R: Creo que lo encontré en el momento en que empecé a pensar qué era exactamente lo que habíamos aportado, y qué nos había sido arrebatado. La formación de ATS, en el momento que empieza, aparte  de estar orientada hacia las patologías y los tratamientos, tenía otra característica que nos ha influido mucho a todos, a la sociedad, a la universidad, a la profesión… el hecho de que se identificara con los estereotipos de la mujer: los ATS era una profesión femenina que tenía que  reproducir los valores de abnegación y entrega que el franquismo consideraba que eran propios de la mujer, de forma que los libros de texto que usábamos en la carrera eran alarmantes: venían a decir que la ATS no debía saber mucho, sino obedecer ciegamente al médico, porque el poder del médico viene de Dios

-P: ¿Asociar  los cuidados con la función natural de la mujer ha sido una de las causas de marginación de la mujer?

-R: Si la distribución de roles dificulta el desarrollo de las personas me parece que es atentar contra la igualdad de oportunidades.

De la promoción de la salud a la competencia política

-P: Usted aboga por el compromiso y la excelencia en la profesión. ¿Cómo debería de traducirse esto en las políticas sanitarias?

-R: En los años 70, en nuestro país nos dimos cuenta de que no sólo había que hacer atención a la enfermedad y prevención, sino que había que hacer promoción de la salud. Es mucho mejor y más barato promover y prevenir que curar. Después fuimos un paso más allá, nos dimos cuenta de que con los procedentes de otras culturas, era necesario desarrollar otro tipo de cuidados, lo que se llama competencia cultural: poder cuidar al otro teniendo en cuenta sus propias prácticas, respetar los valores del otro. En ese sentido se introdujeron en los planes de estudio asignaturas que tenían en cuenta la competencia cultural.

doctorado Rosamaría Alberdi
Un momento de la entrevista. Foto: Ana Martín.

En este momento creo que las universidades, las facultades de Enfermería, deben preparar a sus alumnos la competencia política, entendida como capacidad para influir en las decisiones que se toman en la esfera pública. Los enfermeros estamos especialmente dotados para intervenir en las decisiones que se toman en la vida pública, desde el más alto nivel (senado o congreso) hasta asociaciones de vecinos o la micropolítica que se hace cada día en una consulta. Y lo estamos por dos motivos: primero porque estamos acostumbrados a detectar las necesidades del otro, y en segundo lugar porque estamos acostumbradas a que esas necesidades se cubran a partir de ir empoderando al otro, desarrollando sus propias capacidades.

-P: Como una de las enfermeras más veteranas ¿Qué le diría a alguien que estuviera pensando en estudiar enfermería?

-R: A mis alumnos siempre les felicitaba por haber elegido esta carrera, porque es una carrera que tiene futuro, porque siempre habrá personas enfrentadas a la fragilidad, al dolor y a la muerte. Y en eso no podremos nunca ser sustituidos.

IMG_8416
“Antes queríamos cambiar el mundo. Los alumnos de ahora se encontraron con el mundo cambiado”. Foto: Ana Martín.

-P: ¿Qué características debería tener el o la enfermera del futuro?

-R: El compromiso profundo de estar en el foco del dolor, sobre todo cuando se trata de un dolor que se puede evitar.

A medida que van cambiando las necesidades de nuestra sociedad, nos enfrentamos a lo que se llama los pacientes frágiles complejos, los pacientes que tienen polipatologías y que muchos de ellos son mayores. El sistema sanitario lo está abordando con gestoras de casos o enfermeras de referencia que evitan que sea el paciente el que tenga que acudir a las distintas partes del sistema, sino que es la enfermera, que tiene una visión general del sistema y de las necesidades de su paciente, la que ayuda a que su atención sea más eficaz y a que el enfermo se sienta acompañado en ese proceso.

Las enfermeras tienen que estar presentes en esos nuevos focos de dolor y marginación que hemos producido por decisiones políticas que hacen que mucha gente se quede fuera de esa red que tiene que ser la asistencia sanitaria y social. Me refiero a los inmigrantes y a las personas que hemos dejado sin poder acceder al sistema sanitario porque no tenían los papeles adecuados.

-P: Los enfermeros constituyen el sector de profesionales mayoritarios en la sanidad, pero es el más silencioso y en el que menos inciden las políticas sanitarias. ¿A qué se debe esto?

-R: A esa identificación con el estereotipo que hemos tenido los enfermeros durante tantos años. A veces se nos juzga más por lo que somos que por lo que podemos aportar. Y esta es la lucha enorme que tenemos que seguir llevando a cabo dentro de la universidad.

Enfermería: el gigante que despierta

-P: Pilar Almansa, su madrina en el acto ha citado una frase de Margaret Chan, directora General de la OMS: “Enfermería es un gigante dormido” ¿Qué necesita para despertar?

-R: Estamos despiertas. Lo que ocurre es que nuestra profesión llegó al sistema sanitario cuando el poder estaba repartido. Ya había una tradición de quién tomaba las decisiones en el sistema sanitario. Pero nos vamos incorporando cada vez más a esas decisiones. Lo que nos pasa es que a las enfermeras nos toca aprobar con siete, pero vamos aprobando también en estos terrenos de las decisiones políticas.

-P: Afirma usted que conoció una universidad convulsa, de alumnado reivindicativo y sin libertad. ¿Es reivindicativa hoy la universidad?

-R: Antes lo que queríamos era cambiar el mundo. Los alumnos de ahora se encontraron con el mundo cambiado. El problema es que en él hay mucha desigualdad. A mí me gustaría que la universidad estuviera aumentando su responsabilidad social. Si la universidad se compromete con el cuidado a lo largo de toda la vida de los enfermeros, manteniendo esa llama del interés y del conocimiento que aportamos a la universidad, se está aumentando la responsabilidad social de la universidad. Eso lo dice mucha gente, lo dice el rector Orihuela en sus discursos. Está claro que hay mucha gente dentro de la universidad que ve que ésta ha de tener el espíritu crítico que ha tenido en otros momentos.

Yo he vivido los acontecimientos de mayo del 68 y del 69 y vi que la universidad participaba en ellos de una manera fundamental, algo que no he visto ni siquiera en los movimientos del 15 M., no he visto a la universidad comprometida políticamente.

Creo que la universidad tiene un problema enorme en estos momentos: el pensamiento índice de impacto, esa supravaloración de la investigación independientemente de la aplicación práctica de la misma o de la transferencia del conocimiento, un pensamiento dogmático que lleva a valorar el publicar en determinadas revistas que tienen índice de impacto. Ese pensamiento es muy empobrecedor para la universidad, entre otras cosas porque hace minusvalorar la docencia, que es la parte más importante. La investigación es un aspecto básico de la Universidad, pero la docencia lo es más. Y la docencia ni se evalúa adecuadamente ni se promociona como se hace con la investigación, debería haber más equilibrio.

-P: Eso está en consonancia con sus reflexiones sobre la universidad que plantea en su  discurso de investidura, en las que propone hacer del alumno el centro de la Universidad.

-R: Yo creo que la universidad planifica todo en función de los alumnos: qué competencias deben adquirir, y hay cauces para que ellos participen, pero lo cierto es que no participan, y eso no es un problema de los alumnos, sino de la universidad. ¿Qué estamos haciendo para que los alumnos evalúen la enseñanza? Si esto no se hace no sabemos si es está haciendo bien. Estoy preocupada con la escasa participación de los alumnos en la evaluación del profesorado, pero tienen razón en participar poco, porque en realidad no saben la nota que sacamos los profesores.

En primera persona

La enseñanza es la clave de la igualdad de oportunidades

Las enfermeras tenemos el compromiso profundo de estar en el foco del dolor

La Universidad de Murcia ha hecho historia en nuestra profesión

Antes queríamos cambiar el mundo. Los alumnos de ahora se encontraron con el mundo cambiado

Mucha gente ve que la universidad ha de tener el espíritu crítico que ha tenido en otros momentos.

La investigación es un aspecto básico de la Universidad, pero la docencia lo es más.