Sin aspectos egocéntricos

Juan Tomás Frutos

 

Negociemos los aspectos que han de ser comunes. Todos hemos de aportar para que sean, para que existan, para que no sean neutralizados por la vida misma. No deberemos quedarnos en claves que no sean conjuntas.

Hagamos caso a esos expertos que piensan en la ciudadanía antes que en lo individual. Son buenos referentes. Hay más futuro en esos planteamientos. No agotemos los recursos: hemos de meditar sobre lo que precisamos en el futuro.

No malgastemos los pocos o muchos instrumentos que nos rodean. Hemos de considerar lo que nos viene dado con unas premisas de consideraciones suculentas, maravillosas. El mundo debe ser más feliz.

Todo es posible en el universo que nos rodea. El presente está lleno de opciones. Somos puras hermosuras, si nos vemos con las ópticas de las suficiencias, de calado más humano.

Expresemos con garbo y con alegría esos pensamientos que nos pueden conjugar de la manera más óptima posible. Vayamos hacia ese lado que nos encumbra con seguridades en los demás. Hemos de ser sin vanidad y sin aspectos egocéntricos.

Evolución del realismo en la pintura con el nacimiento de la fotografía

 

Velazquez, Goya y otros se acercaron al realismoVelazquez, Goya y otros se acercaron al realismo

Hay una especie de tabú, o miedo a decir cómo trabajan realmente los pintores, una especie de secretismo, del mismo modo que los magos nunca revelan sus trucos.

Es cierto, que para el buen sustento del color de una obra realista debe haber debajo un buen dibujo. Si el dibujo que sustenta la pintura es malo, por muy certeros que sean los colores que utilicemos, nunca va a quedar un buen resultado.

Hay, por tanto, que dominar el dibujo. Para ello, hay que entrenar la mano y el ojo. Eso se consigue con la práctica, y tras haber trabajado mucho el dibujo.

Se pueden emplear técnicas, para entrenar el ojo, como utilizar dos palos largos y finos, para medir proporciones y ángulos de las formas, así como una plomada que nos dé la verticalidad de la figura. Poco a poco, iremos aprendiendo, iremos absorbiendo esta técnica, dejando de lado progresivamente, la utilización de estos palos y la plomada, para ir probando directamente con la medición a ojo.

No obstante, hay técnicas más rápidas, que la descrita anteriormente. Como lo es el cuadriculado del dibujo o la imagen a copiar, y llevarlo a la escala de nuestro soporte. Por cierto, técnica muy antigua, utilizada ya por griegos y romanos. Aunque recomiendo que antes de hacer pruebas con estas técnicas más rápidas, haya previamente un dominio del dibujo, que, insisto, se consigue trabajando mucho.

De todas formas, la técnica del cuadriculado, sólo nos sirve para imágenes que tengamos en un soporte plano, que permitan dibujar encima de ellas para hacer la cuadrícula.

Aunque, hay una forma de hacer el cuadriculado de objetos tridimensionales. Necesitamos un panel transparente, de cristal o metacrilato. Este panel debe ir sobre un soporte vertical y fijo, que pondremos enfrente del modelo. También, obviamente, el panel debe ir cuadriculado. La cuadrícula se puede hacer antes de montar el panel en el soporte, mediante una regla larga y un rotulador permanente.

Sólo queda cuadricular el soporte sobre el que vamos a trabajar y comenzar a copiar. Esto parece muy fácil de decir, pero insisto en el dominio que es necesario previamente del dibujo, antes de embarcarse en esto. Pues, si nos damos cuenta, cualquier movimiento de nuestra cabeza, posición de nuestros ojos o desplazamiento de nuestro cuerpo, hará que toda la composición se descuadre, y debemos tener la vista muy entrenada, antes de empezar con esto, que bien puede ser, incluso más complicado, que dibujar directamente sin cuadricular.

Con el descubrimiento de la cámara oscura (Es decir, cualquier habitación o estancia estanca a la luz y con un orificio en una de sus paredes.) se abrieron nuevos horizontes para los pintores. Pues la cámara oscura es como funcionan las cámaras fotográficas, en esencia. Lo que hay a fuera de la cámara oscura, se proyecta de forma invertida, a través del orificio, en la pared opuesta a dicho orificio. Es como funcionan, por ejemplo, nuestros ojos. Lo que hace el cerebro, es corregir esta imagen invertida que se proyecta en el nervio óptico, haciendo que la veamos como la vemos.
Los fusilamientos del 3 de mayo Goya
Hay indicios de pintores, ya en el Renacimiento, que utilizaban la técnica de la cámara oscura para hacer sus dibujos previos. El problema, era llevar esto directamente al papel, de forma impresa, no dibujada. Es en ese momento cuando nace la fotografía. Cuando se emplean técnicas para plasmar, de forma química, las imágenes proyectadas en una placa de cristal, negativo o los sensores digitales que tienen las cámaras de hoy en día.

Las primeras utilizaciones de la fotografía, eran para fines pictóricos. De hecho, los fotógrafos eran personas con grandes capacidades artísticas, aptitudes para el dibujo y la pintura. Pues muchas fotos, tenían que ser retocadas. Y no hablo ya de ésas en blanco y negro a las que les coloreaban los mofletes, los labios y pintaban de verde el maquillaje de los ojos de las mujeres retratadas; las mismas imágenes en blanco y negro, muchas veces necesitaban retoques, que eran dados por el mismo fotógrafo con su mano, utilizando pinceles, tintas o cuchillas para raspar el papel.

Es cuando comienza la fotografía, que la pintura da un vuelco, y sufre una gran evolución. Es el momento del impresionismo. Las fotos aún son en blanco y negro. Pero se podían proyectar directamente con un proyector sobre el papel o el lienzo. Lo que facilitaba mucho más la labor del dibujo. Los valores de claros y oscuros estaban ya dados en la proyección. Sólo quedaba interpretar ésos claroscuros con color. Es, cuando los pintores, descubren un recurso ilimitado, para expresarse mediante el color, dejando ya de tener que preocuparse por la forma. ¡La forma ya estaba!. Ahora, lo que tenía interés para el artista, ya no era el dibujo, sino la pintura.

Es, tras el nacimiento de la fotografía, cuando los pintores son capaces de ver con otros ojos. Se va acercando el realismo.

Los pintores romanos, griegos, de la edad media, todos sabían de sobras pintar. Y tenían capacidades mucho más que probadas de dominio de la pintura, y del dibujo. Pero no podían ver la realidad con la claridad con la que veían los impresionistas gracias a la fotografía.

Velázquez, Goya, El Greco y muchos más, se acercaron al realismo. Eran hombres de su época, artistas de su época y con unos conceptos artísticos de su época. Con capacidades más que probadas, de dominio de la pintura y del dibujo. ¿Quién mejor para pintar algo invisible como es el aire que Velázquez?
O ¿Quién mejor para interpretar la realidad que el maestro Goya? Goya era un adelantado a su época, y en sus obras ya se intuía la pintura moderna, de los impresionistas e incluso de las vanguardias del siglo XX.

Pero es con el nacimiento de la fotografía, cuando los pintores interesados en el realismo, pueden hacer otro realismo: El realismo fotográfico o hiperrealismo.
Inquisición Goya
Sin la fotografía, el hombre nunca hubiera podido llegar al hiperrealismo. La fotografía, que nació como herramienta para los pintores, dejó de ser útil, con el nacimiento del primer pintor hiperrealista, para empezar a ser utilizada como una técnica en si para hacer arte.

Es decir, con la fotografía, hemos encontrado otro medio para hacer arte, que el simple hacer fotos. Con la fotografía, sus químicas y su software, los ordenadores y demás, se puede hacer ya un arte independiente, que ya no tiene mucho que ver con la pintura.

De hecho, cuando alguien ve un cuadro hiperrealista, lo primero que dice es que no sabe si es una foto o una pintura.

La fotografía deja de imitar a la pintura, para que la pintura imite a la fotografía.

Una vez conseguido esto, podemos seguir imitando a la fotografía o podemos ser creativos con la pintura por un lado, y con la fotografía por el otro lado.

Se han convertido en dos medios independientes, dejando de tener sentido hacer fotografías normales, como hacer pinturas que parecen fotografías.

Esto se queda para los fotógrafos y pintores de estudio, para cubrir bodas y hacer retratos de familias y demás encargos.

El límite, hoy en día, está hasta donde uno quiera. Es innegable, que los artistas de nuestra época, estamos todos influenciados, los unos con los otros. Y del mismo modo que Velázquez y Goya, eran pintores de su época, los artistas de hoy, estamos ligados a las tendencias de nuestra época.

No es que todo esté inventado ya en arte. La cosa es que nada es nuevo bajo el Sol. Hay que seguir creando, pintando, haciendo fotos y encontrando nuevas formas de expresión, que nos brindan medios tan buenos, e ilimitados, como son los ordenadores y toda la tecnología que está por venir

El tsunami

Juan Tomás Frutos

 

Llevamos ya tres años con duras pérdidas de empleo en la profesión periodística. Ocurre también en otros segmentos de la población, con los cuales, como veis por otros artículos, también me solidarizo. Junto a los descensos en el nivel de empleo, está una mayor precarización, más bajos salarios, intrusismo y cierre de empresas. Más no puede ocurrir. O sí.

La profesión periodística, que nunca fue exponente de salubridad, pero que sí es cierto que ha tenido sus momentos estelares (la década de los 80 fue magnífica), se encuentra ahora en una coyuntura de caída en picado, en barrena, y no parecen existir remedios, entre otras cosas por el marco general de la crisis económica, y por la saturación en unos casos de soportes y de formatos repetidos en todos los ámbitos de la comunicación, así como por haber bajado los costes incluso sabiendo que no es posible sostener la calidad y mantener la continuidad en el tiempo de ciertas iniciativas empresariales periodísticas. Citamos todo ello junto al descrédito y a la descreencia respecto de lo que hacemos, porque, amén de otras consideraciones, se superponen géneros y se hacen maridajes de formatos que nos llevan a que todo sabe y parece igual, y, a veces, suena y es igual.

El caso es que estamos asistiendo a la desmembración y caída de una serie de empresas comunicativas, al crecimiento del desempleo en la esfera periodística, y no asistimos, paralelamente, a medidas que permitan la continuidad en sus esencias de una labor, de una profesión, que es esencial para toda sociedad democrática.

El periodismo se basa en las buenas intenciones, en el contraste de las fuentes, en la ponderación de derechos, en el servicio público y a favor del interés general de la ciudadanía. Son algunos de sus principales fundamentos, que hemos de defender sin dudarlo. Ciertamente hemos de realizar una apuesta en este sentido de conjunto, entre todos, pues a todos concierne el derecho a una información y opinión plurales. Sin la posibilidad de conocer lo que sucede, las democracias andan cojas.

Por eso es tan importante que hablemos de lo que está ocurriendo en la profesión, pues, aunque ejercida por quienes practican este ancestral oficio como sujetos cualificados de la información, en palabras de Desantes Guanter, concierne a toda la sociedad. La caída del Periodismo, sus erosiones, sus perjuicios, sus escalofriantes vivencias, son, han de ser, un poco un fracaso del conjunto de la ciudadanía. Este tsunami que sufren el Periodismo y los periodistas es un temporal que incide en todos, y a todos ha de ocupar para que se frenen sus incidencias y se mejoren esas debilidades que hacen del sector un ámbito demasiado complejo.

En todo caso, debe quedar la impresión de que de esta crisis podemos, y debemos, salir. Todos.

Acontecer en positivo

Juan Tomás Frutos

 

Contemos esas historias que nos han de llenar de orgullo con suma empatía hacia quienes han de venir con rescates de corazones y de sentimientos. No quedemos en el lado menos edificante.

Construyamos los puentes que nos deben dar esa palabra de amor y de consenso con variadas diversiones. Nos hemos de pedir un tiempo con movimientos de presencia en los ámbitos más liberadores. Las ideas nos hacen más y mejores personas cuando están presididas por los criterios de bondad, de libertad, de cooperación, de ayuda mutua, de posibilidades en lo material y, sobre todo, en lo inmaterial.

Podemos hacernos caso en múltiples asuntos, que han de estar cargados de emociones a favor de la vida. No vivamos un misticismo extremo, pero tampoco en el pragmatismo perpetuo.

Somos más de lo que se percibe a simple vista. Agotemos esos momentos que no nos regalan nada, y apuntemos que las opciones de cariño son las más idóneas para avanzar con gratitud y ternura desde el afán de lo colectivo.

Cada día es una ocasión de conocer lo que hacemos y sus motivaciones. No debemos pararnos ante los avatares existenciales, que están repletos de efectos y de negociaciones que hemos de optimizar desde la perspectiva grupal. Comunicar buenas noticias, esto es, un acontecer en positivo, es un cimiento de futuro. Que no nos quepa duda.

Estadísticas

Juan Tomás Frutos

 

Nos hemos convertido en un dato, en una cifra, en parte de numerosas estadísticas que, por frías, no siempre definen lo que hay detrás. Tenemos un número de identificación como ciudadanos, y otras numeraciones para pagar impuestos, en el trabajo, como miembros de entidades y asociaciones, en los tickets para asistir a eventos, para que nos atiendan en la mayoría de los sitios, para ubicarnos social, individual, cultural, formativa y profesionalmente. Todo se reduce a un número, o a varios, con lo que les damos la razón, en cierto modo, a los matemáticos, a los expertos en dígitos y en cuentas.

Pero he aquí que somos algo más que números y cuentas. Somos seres humanos, y lo intangible posee tanto o más valor que lo que podemos calcular. Tenemos un corazón, pero éste puede motivar o sentir lo que no está escrito, lo que no se puede ponderar. Nuestro cerebro tiene un número ingente de neuronas, pero éstas pueden tener infinitos pensamientos, todos con una particularidad diferente, al igual que nos ocurre entre las personas, que, afortunadamente, no hay dos iguales.

Por lo tanto, es un mundo donde hemos de numerar todo y definirlo, la mayoría de las cosas importantes no se pueden conceptualizar de manera unívoca o absoluta. El amor es un sentimiento que admite muchas interpretaciones, aparte de la manera de proyectarlo o de vivirlo, porque cada persona lo percibe como ella misma sabe y experimenta. El cariño no se puede pesar, ni dimensionar, ni comparar. Es el que es, pero imposible de caracterizar en todas sus variables y subjetividades. Además, supongo que es bueno que sea así.

Es evidente, pues, que no hay dos personas iguales que intuyan o valoren de la misma manera una situación semejante. Probablemente por esta razón acuñamos el término empatía, que pedimos que se ponga en práctica con todos los seres humanos y coyunturas que conocemos. Solo intentando ponernos en el lugar de los otros, podemos conseguir acercarnos a sus planteamientos vitales.

Indudablemente somos más que números. Todo no han de ser cálculos, aunque creamos en la planificación, pues, si nos faltan los conceptos de bondad, de caridad, de solidaridad, de amor al prójimo, de experiencia compartida, de perdonar y de perdonarnos, no es posible que sigamos el camino en paz, condición clara para que los avances se den en la sociedad.

La dimensión humana de la que nos hablaba Aristóteles como prioritaria ha de ser la base para la experiencia societaria, de modo que, en estos tiempos convulsos de crisis, seamos capaces de progresar con paciencia, empatía y cariño hacia nuestros semejantes, que los hemos de atender más cuando sus necesidades sean más grandes. Hemos de compensar a los más débiles, puesto que en esa tesitura nos podemos ver cualquiera de nosotros.

En esta etapa de prisas, de cruces de caminos, de pérdidas de credibilidad y de desesperanza, hemos de recuperar la visión en el sentido de que lo más importante no es el Sistema, no son sus estadísticas, sino aquellos para los que existe la Ley y el propio Sistema, los ciudadanos.  Somos más que cifras. No lo olvidemos.

Coraje, flexibilidad e imaginación

Juan Tomás Frutos

 

Seamos consecuentes con la realidad que nos hace vivir en primera persona las raíces del mejor problema. Nos hemos de sentar en la misma base que nos debe plantear una resolución a los posibles conflictos con los que deberemos movernos para que realmente no sean obstáculos.

Removamos esos intereses que nos paralizan. Sentemos los cimientos del mejor sistema. Procuremos que nada falle. Nos hemos de alentar a seguir, a conseguir lo más querido en el ansia perfecta de no fracasar.

Recurramos a las presencias hermosas a través de ejemplos de bondad, de cercanía, de peticiones compartidas, de actos que nos ennoblezcan a todos. Los buenos modelos nos han de servir para trabajar en buena armonía.

No apaguemos las luces fundamentales para trazar esa ruta que nos ha de endulzar con suficientes garantías para que podamos trabajar en el medio plazo y con un mínimo de elementos señeros y esenciales.

Persigamos lo extraordinario, pero también trabajemos con lo normal de cada día, en la voluntad manifiesta de no perdernos ni un segundo, aunque sea en un régimen estandarizado. Comuniquemos las salidas con una buena muestra de coraje, de flexibilidad y de imaginación.

Poner en valor el conocimiento

Juan Tomás Frutos

 

Modelemos la vida a imagen y semejanza de las cuestiones que nos gustan. Ahorremos esfuerzos con el fin de llegar donde sea menester.

Hemos de agradecer las tareas desde el empeño más manifiesto, con alegrías que han de tomar tiempo y café.

Nos hemos de echar de menos, lo cual es, será, la base para saber que la amistad funciona. Superemos las etapas que caen en saco roto. Es posible avanzar: hemos de hacerlo.

Conjuguemos los instrumentos de trabajo para que no nos falte lo esencial. Crucemos los ríos, lagos y mares que sean menester para conseguir que las ideas fructifiquen y se multipliquen.

Rodeemos el camino con dulzura, progresando en la medida de nuestras posibilidades y de las de los demás. Nos hemos de ver con confirmaciones de óptimas intenciones. Aclaremos los motivos siempre con sinceridad y bondad, sin roturas ni artilugios extraños. Pongamos en valor lo que sabemos.

Ayudar a los corazones

Juan Tomás Frutos

 

Repongamos las materias primas con unos pocos deseos con los que crecer en el escenario de la vida, que de todo tiene.

Dispongamos amistades con resortes poderosos, con voluntades decididas de llegar donde sea menester para variar y mejorar.

No paremos. Hemos de atender las peticiones de quienes creen en la memoria de las ideas, que ahí están para algo. Debemos inmiscuirnos con los recuerdos más alineados.

No rompamos las lanzas que podrían ayudarnos a seguir con una cautela medio divina. Nos regocijamos en lo bueno, debemos, y eso nos ha de servir de experiencia vital para conseguir la felicidad a la que tenemos derecho.

No fracasemos en las áreas repetidas con las que nos hemos de proponer cambios de sencillez y durabilidad. No pensemos que las cuestiones fundamentales tienen un único sentido, pues el sentido ha de ser colectivo y lleno de entereza y de oportunidades.

Aprovechemos lo poco y lo mucho que nos rodea buscando atenciones y entregas para conseguir lo mejor de cuanto se halla a nuestro alrededor. Ayudemos a nuestros corazones, y seremos más capaces, mucho más capaces, incluso para superar los problemas que puedan ir surgiendo.

Viajamos al origen del Universo

Nos adentramos en el mayor laboratorio del mundo, el Centro Europeo de Investigación Nuclear. Próximo a la frontera franco-suiza, cerca de Ginebra, está el LHC, el Gran Colisionador de Hadrones, el mayor y más potente acelerador de partículas del mundo.

A más de cien metros bajo tierra, a lo largo de un túnel circular de 27 km de longitud, chocan protones que viajan a velocidades próximas a la de la luz. Con estos experimentos, científicos de todo el planeta intentan descubrir algunas incógnitas, como la validez del modelo actual de la física de partículas o la existencia de la conocida como “Partícula de Dios”, o bosón de Higgs.

Viajamos al origen del Universo

Todos podemos aportar

Juan Tomás Frutos

 

Nos hemos de aleccionar con presentaciones serenas, equidistantes, sonoras, cautelosas y arriesgadas en los tonos precisos y buscando el brillo de la vida en la mirada de los demás.

Despertemos incluso a lo conocido, haciendo que el factor sorpresa nos ilumine y nos guíe con fortuna y garra. No nos quedemos eternamente circunflejos y callados, pues hay mucho que mitigar y que hacer.

Propongamos medidas que nos acerquen a los puntos cruciales del devenir humano. No debe faltar tiempo para el consenso y el aprendizaje. El mundo, en continua evolución, necesita que le dediquemos planes de adaptación y de incorporación a los diferentes peldaños que vayamos subiendo.

Cuajemos los quehaceres con detecciones de los posibles fallos para nos reiterarlos. Es bueno que divisemos desde la fe, que incluso ha de ir más allá de los conceptos religiosos.

Tomemos el jarabe del amor interpretado en forma de tolerancia, de respeto, de conversaciones, de diálogos proactivos en favor de la comprensión, del entendimiento y de andar juntos. Aceptemos lo que somos y cuanto son los demás desde la consideración de que todos nos podemos aportar algo, mucho.

UNIVERSIDAD DE MURCIA