Mucho más con comunicación

La comunicación es ese cúmulo de experiencias que nos reclaman su mismo aprovechamiento. Montamos y desmontamos las trayectorias que nos incluyen en lecturas de aprendizaje perpetuo. Somos en la querencia más deseada, en los instantes de pasiones infinitas que nos nublan la vista y que nos hacen tocar ese cariño que nos pertenece casi por derecho.

Hemos asumido las posiciones y posibilidades de un deseo que haremos mil para que surta efectos con la participación y con la complicidad de quienes ven y admiran cuanto tiene un algo de sentido realista. Procuraré que la felicidad nos alcance con su mejor toque mágico. Iremos a sentir las visiones más sinceras y adiestradas para repercutir en los asuntos más atractivos.

Obviamos las realidades con unos distingos que nos han de amparar en cuanto sea posible y con las revoluciones de sociedades que han de crecer juntas, nunca separadas de las emociones que tanto nos atraen y gustan. Hemos diseñado las preferencias con unos intereses marcados de antemano. No hemos señalado hacia el lado que tanto nos prefiere con un registro de prestaciones periódicas que demandarán las actividades más crecidas. Hemos sido en ese otro lado que nos prefiere con una verdad medio supuesta.

Nos hemos acostumbrado a decirnos lo que nos agrada con una reserva de suspicacias en el vacío. Nos hemos consentido un vacío que nos quita la palabra con la que hemos crecido en un universo de seguridades que no son tales. Damos algunas valentías que nos insuflan los instantes de posturas nuevas. Nos hemos visto, y más que veremos en la otra noche. Negamos constantemente las cansadas súplicas de lo que es emoción genuina y “empática” hacia la comunicación más rompedora de las inercias de toda la vida.

Los caudillos de otras etapas han de ser sustituidos por esas pluralidades que crecen hasta decir que vale y que basta con unas cautivas señales de algodones rosados. Practicamos un olvido como base de unos objetivos que han de consolidarse por motivos insospechados. Prediquemos con los elementos más caudalosos. No ha de faltar la provisión de conocimientos con los que atender lo que nos puede hacer más altos de miras.

Los comentarios y los procesos comunicativos han de propulsar las causas que son efectos con sus recuerdos entre sospechas que nos dictarán las actividades convertidas en oportunidades de correcto amoldamiento a lo que ha de inspirar el camino más cuerdo. Nos hemos de contemplar con mucha luz en este tramo que nos cansa pero que ha de postularnos con todos los honores del universo que no comprendemos. La existencia es en la comunicación. Es mucho más con ella, gracias a lo que nos proporciona de manera natural, si somos capaces de fomentarla de esa guisa.