Internet: el intercambio como afán

Los inventos y evoluciones que rodean ese paradigma que es Internet, o que debe ser, nos han de servir para mejorar los intercambios de mensajes de todo género, así como todo tipo de reflexiones. Nos referimos a esa convergencia de modos y modelos comunicativos que es Internet.

La base, en teoría, y en la práctica de las Nuevas Tecnologías, está en la interactividad, en la interacción, en la posibilidad de ejercer de emisores y de receptores en tiempo real, con la oportuna retroinformación o retroalimentación y con la consabida y conveniente actuación posterior a todo chequeo del proceso comunicativo como constante mejorable. Debe haber un perenne propósito de mejora.
Nos recordaba MacLuhan que el medio es el mensaje, y lo es; y con los nuevos recursos más, incluso con una mayor dependencia en la confección de ese bien que es la información de los mismos procedimientos mecánicos. La dependencia en esta prisa permanente hace que los canales de suministro de señales, de manejo de fuentes de energía y de ponderación de programas y de su uso, etc., condicionen la existencia de los medios, de sus mensajes y de los profesionales.
Es cierto, como se suele repetir, que los inventos, los nuevos fenómenos sociológicos, asociados a los mecanismos emergentes, a las nuevas tecnologías, a sus implantaciones, a sus programas y a tantos nuevos hábitos, no son ni buenos ni malos a priori. Dependen sus resultados de los propósitos que les imprimamos. Por lo tanto, no podemos asistir impasibles a un crecimiento infinitesimal sin, cuando menos, dar nuestra visión y nuestra opinión acerca de lo que está ocurriendo. La ética, la responsabilidad y la aplicación de una cierta deontología han de ser premisas básicas a tener en cuenta.
Por supuesto, que las tendencias, los fines, las consideraciones en definitiva, han de ser y estar consensuadas. La cultura del pacto, del acuerdo, siempre ha dado buenos jugos, buenos resultados, cuando ha estado presidida por un respeto claro y por las buenas intenciones. Las ancestrales funciones de informar, formar y entretener han de estar en el frontispicio de la actividad de los medios que convergen en Internet, como siempre ha sido y como aún se sigue demandando. La ponderación de los derechos y de los eventos son otros baluartes necesarios.
Busquemos, igualmente, y aquí los foros de debate y de discusión son grandes cimientos, que la mejora sea constante. Debemos implementar las técnicas de comunicación, y hemos de procurar que haya un equilibrio entre el ser humano y la técnica. La mesura y la equidad siempre ayudan a entender y a contextualizar lo que ocurre y por qué. Los fines educativos tienen como sustentos ineludibles el afán y la voluntad de aprendizaje que hemos de fomentar en el uso de las Nuevas Tecnologías. Además, no debemos abusar de ellas hasta el punto de que olvidemos que el ser humano ha de ser la referencia como eje transversal de partida en todo este panorama. Lo bueno es que se trata de un universo abierto en el que, con seguridad, aprenderemos de nuestros errores. Vivamos cada día la cosecha comunicativa en la determinación de ir mejorando con constancia. El objetivo primordial ha de ser el intercambio de sentimientos y de emociones, en justo equilibrio, como hemos señalado, con el raciocinio.