El reencuentro intelectual

Pronto nos veremos otra vez. Ha pasado un ciclo, y está a punto de iniciarse otro. La vida es, hoy es. Regalamos la comunicación acompañada de sonrisas, y somos en la distracción que puede presentarse como permanente, que seguramente lo será de algún modo. Podemos crecer con el empecinamiento más maravilloso, con la certeza de un carro alado que nos transporta hacia ese infinito donde seremos bellos por queridos, sin más, defendiendo el interior de las cosas y olvidando lo prosaico.

Nos hemos de complacer con las reglas no escritas que nos difundirán el mensaje más brillante. No hemos esperado nada. La visión más extraordinaria nos oferta exclamaciones con las que fugarnos de cualquier mundo no advertido.
Nos sinceramos con lo que nos parece una plática maravillosa que nos distrae con sus intenciones más clarividentes. Hemos hecho caso a lo que nos dicta el corazón, y así seremos capaces de enterrar algunos miedos no visibles. Estamos tan listos como queremos. Nos hemos de alentar a preparar los elementos que nos podrían configurar la mejor de las realidades, con la que hemos de avanzar sin mirar atrás. Seamos tan sensatos como podamos.
Las versiones no escritas de cuanto nos gusta nos han de presentar unas pláticas que nos darán coraje y cercanía. No dejemos que las costumbres nos obliguen a estar donde no conocemos nada de cuanto ocurre. Secuenciemos las preferencias con unas verdades magníficas, llevadas hasta ese lugar donde el don será la secuencia más conseguida.  Hemos de usar lo mejor de nosotros mismos para adentrarnos en ese punto donde el todo es cuanto debería ser.
Las sonrisas en el comienzo del día marcan los trayectos por donde hemos de movernos sin que cedamos en las convicciones más hermosas, que nos han de gustar como son, en su variable sencillez. Las sensaciones más destacadas nos han de insinuar el itinerario correcto, que posteriormente hemos de tomar para que nada se quede sin la franqueza que nos afianzará en las opciones que hemos decidido. La existencia humana tiene un tanto de estimada. No todo se puede calcular.
La alegría es la base para el comienzo del día, de la semana, de cualquier iniciativa o actividad. Seamos entre las luces que nos dan calor y cobertura ante los elementos que nos proponen ser y querer casi al mismo tiempo. Hemos adecuado los instantes de enamoramiento a las causas que nos prestan ese amor que es lo que es y mientras es. Nos añoramos, pero estamos seguros de que el reencuentro intelectual será pronto. Nos ayudan los hados de la comunicación y sus eternas sonrisas, que ya tenemos y advertimos de buena mañana. Hemos de salir de esa apatía convertida en hastío y hemos de ganar la partida para regalarla a quienes nos conocen. Tengamos la fiesta sin compromisos.