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El actor Juan Diego, elegido Rabaliano 2011 por la Asociación Milana Bonita: “Paco Rabal era un chiquillo grande, yo sentía una gran ternura por él”

El actor Juan Diego.
El actor Juan Diego.

Recibirá el galardón el sábado 17 de diciembre en Águilas, de manos de la actriz Maria Luisa San José
Lleva casi medio siglo representando a numerosos personajes de nuestro cine y nuestro teatro. A pesar de tan larga trayectoria, el actor Juan Diego está ahora mismo en la cresta de la ola. Su papel como el comisario don Lorenzo en la serie “Los hombres de Paco” le catapultó a una gran popularidad, y durante los últimos años sus trabajos en el cine se han incrementando como en sus mejores momentos.

Tres goyas, una concha de San Sebastián, tres premios de la Unión de Actores, medalla de oro a las Bellas Artes… Son algunas de las distinciones que adorna una larga y fecunda trayectoria en la que ha trabajado con directores como Saura, Berlanga, García Sánchez, Gutiérrez Aragón, Uribe, Fernán Gómez, Ettore Scola…, que han convertido su rostro en uno  de los más conocidos de la pantalla.

El sábado, día 17 de diciembre, recibirá de manos de la actriz María Luisa San José la distinción como Rabaliano del año 2011, en un acto organizado por la Asociación Milana Bonita de Águilas, en el que colabora también el Vicerrectorado de Extensión Universitaria de la Universidad de Murcia. 

-P: Rabaliano 2011, la distinción que concede la asociación Milana Bonita de Paco Rabal en Águilas ¿qué recuerdos tienes de Paco? -P: Paco es posiblemente el hombre con más anécdotas del mundo. Él era muy vital, y lo que no contaba él lo contaban los amigos. Paco fue siempre un gran compañero, un hombre comprometido con su realidad y su tiempo. Él entendía su trabajo como una superación, como una búsqueda de la cultura y del conocimiento. Lo que más gracia me hacía de él, y lo que más me enternecía, era el acento murcianico que tenía fuera de los rodajes, algo con lo que me identificaba mucho, ya que al ser andaluz, a mí me pasaba algo parecido. A veces imitábamos nuestros respectivos acentos -aunque tengo que decir que él no imitaba bien el andaluz-. Una de las cosas que recuerdo con más cariño de cuando nos reuníamos, son los trovos que hacíamos ambos en noches de alegría. Paco tenía un gran sentido del humor y una enorme vitalidad. Recuerdo que en sus últimos años hicimos una película juntos, y a mí me temía, porque le quitaba el tabaco –imita a Paco: “¡Nene, te mato!-. Él tenía en los rodajes los cigarrillos escondidos, porque sabía que yo no le dejaba fumar. Era un chiquillo grande, yo sentía una gran ternura por él.

-P: Tomarás el relevo en el premio a María Luisa San José, y te han precedido actores como José Sacristán o Sancho Gracia. ¿Qué supone esta distinción como Rabaliano del año, que te señala, además de cómo actor reconocido, como buen amigo de Paco Rabal? -R: Los miembros de Milana Bonita ya se habían puesto en contacto conmigo en otras ocasiones, pero me pillaron siempre ocupado trabajando. Lo mismo que ocurre ahora, que estoy trabajando en una serie para televisión. Cuando esto ocurre es muy difícil prever con tiempo lo que voy a hacer. Esta distinción es algo que en cierta manera necesitaba, necesitaba este recuerdo, que entiendo que viene de parte de Paco. El hecho de que en Águilas resida un grupo de personas que está en el terreno de la cultura, que admira a Paco Rabal y lo sienten como propio, es algo muy reconfortante. A mí también me gustaría que cuando faltase hubiese un grupo de amigos que me hiciesen este tipo de recordatorio tan entrañable. Es muy de agradecer que este grupo de gente de la Asociación Milana Bonita haga esto con Paco.
-P: Estás en el “candelabro” ¿Cómo se lleva esto cuando llevas tanto tiempo al pie del cañón? -R: Se lleva con ilusión. Me hace sentir que merece la pena estar comprometido con la cultura. En el momento en el que yo no sienta una cierta palpitación en el corazón cuando me dan un guión, por ver qué aventura me abre la vida lo dejaré. La mía es una profesión muy hermosa, pero también muy difícil, y no podemos, si alguna relevancia hemos tenido en nuestra carrera, aparecer como un esperpento degradado. Lo que nos sostiene a los actores y a las actrices es la llama de amor viva por la profesión, y cuando eso desaparezca, hay que irse.
-P: La popularidad por la que ahora atraviesas se debe en buena medida a la televisión ¿Tanto poder tiene la “caja tonta”? -R: Está claro que lo que no sale por la televisión no existe. De todas formas, mis comienzos fueron también en la televisión, en aquellos famosos Estudio 1, aunque aún no tenía el poder de llegar a todos los españoles. Es verdad que la serie “Los hombres de Paco” pegó muy fuerte, pero también es cierto que, antes de este momento, que empezó en el 2004, yo estuve dos años parado. Intervine en 107 capítulos, y a raíz de eso hice 13 películas, seis o siete de ellas como protagonista. Y aún continúa este tirón, aunque afortunadamente de una manera más pausada. Siento que no se puede estar tan a tiempo completo, porque los trabajos no acaban de salir bien. Al disponer de tan poco tiempo para preparar los trabajos corremos el riesgo de degradar lo que hacemos, y eso es una cosa que me preocupa.
-P: En estos momentos eres más conocido como el comisario don Lorenzo de “Los hombres de Paco”, que por papeles tan estupendos como “Dragón Rapide”, “Los santos inocentes” o “El viaje a ninguna parte”… ¿Cómo te gustaría más que te conociera la gente? ¿Por qué tipo de papeles? -R: Me da igual. No podemos elegir. La gente elige cómo recordarte. Es cierto que los más pequeños me conocen por este papel, porque es el último que ha sido muy popular, pero de los 25 años en adelante, que ya se acercan a una sala de cine por sí mismos, muchos me conocen por otros papeles. No obstante, a mí me da lo mismo. Se trata de una parte más de nuestro trabajo, que consiste en conectar con la gente. Y tengo que decir que yo me he divertido mucho haciendo esa serie. Ahora mismo estoy haciendo una serie con Antena 3, “Toledo”, donde hago de Alfonso X el Sabio. Me llama la atención esta figura histórica, un rey cristiano que creó la Escuela de Traductores de Toledo en el siglo XIII, y que propició al entendimiento entre judíos, musulmanes y cristianos. Me parece un rey impresionante. Estoy encantado de hacerla. Así que, a lo mejor, a partir de ahora la gente joven que me vea por la calle, dirá: “ahí va el Rey”, y otros replicarán: “No, es el comisario”. En cualquier caso soy Juan Diego, pero resulta divertido. Uno no es lo que quiere ser, sino los que los demás quieren ver en él.

-P: Pues nos alegramos de que sea este tu próximo papel, pues entronca con una de la figuras más señeras relacionadas no sólo con la historia de Murcia, sino de la propia Universidad de Murcia, ya que a él se atribuye la primera fundación de la Universidad en esta región, y es este monarca el que preside el escudo de ese centro desde hace décadas. -R: Me alegro mucho. No lo sabía, pero esto de empezar una aventura en la que voy a ser de algún modo una figura histórica que mucha gente admira, es emocionante.

-P: Las actrices de tu generación están casi todas retiradas ¿Piensas que se porta el cine de igual manera con las actrices que con los actores de tu edad?. -R: El cine no es un sujeto al que se le puedan pedir explicaciones, es una industria que alimenta los sueños de mucha gente. Pero nuestra industria es muy pequeña, apenas existe, no es la industria francesa, ni existe aquí la defensa de los ciudadanos por su cine que hay allí frente a las “majors” americanas. El francés se siente orgulloso de su cine, cosa que no ocurre aquí. Aquí, excepto en un sector minoritario y culto, que busca en nuestro cine una manifestación plural y distinta de lo que se hace en otros países, no se valora mucho lo que se hace. En España lo que ocurre es que en el momento en el que no interesa un actor o una actriz, sencillamente se le quita de en medio, o no se cuenta con él. Cada uno, desgraciadamente, vale lo que vale su última película, su última obra de teatro. Y ahora, con la crisis, probablemente, vayamos a necesitar dos o tres últimos trabajos de éxito para que cuenten con nosotros.

-P: Tú que has sido uno de los actores más comprometidos ¿Cómo ves estos tiempos en cuanto a la situación social y política? -R: Como pensábamos hace 40 años. El capitalismo es la gran plaga que cayó sobre la humanidad. Ahora no existe ni siquiera aquel capitalismo patriarcal que había en otros momentos. La globalización ha facilitado que se estén realizando esas enormes transacciones comerciales por unas oficinas de gansters, que es lo que son las Oficinas de Calificación. Lo terrible de esto es que está a la vuelta de la esquina un golpe de estado para cambiar las relaciones de producción a nivel mundial. Lo peor de todo es que ese golpe está siendo legitimado por la democracia. Cuando los golpes de estado se dan a través de las armas uno puede enfrentarse a ello, pero esto es democrático, los estados están obligados a hacer lo que esas agencias digan, y los ciudadanos debemos apoyarlo.

-P: A comienzos de los años 70, fuiste uno de los actores que encabezó la famosa huelga de actores; el mundo del cine fue uno de las cabezas visibles en la lucha contra la guerra de Iraq hace unos años. ¿Qué tiene el entorno del cine para que quienes se dedican a él sean tan reivindicativos? -R: Yo creo que no se trata de un asunto exclusivo de cómicos españoles, o de titiriteros, como nos llaman despreciativamente. Creo que es a nivel mundial. Cuando la guerra de Iraq, las grandes estrellas del cine, del teatro, de la televisión, en Francia, en Estados Unidos…, se manifestaron en contra de la guerra. Coincidían con el 90 por ciento de las poblaciones civiles. Creo que hay que buscar siempre la libertad para crear, tener siempre una mirada solidaria hacia el débil. Desde luego, cuando se produce cualquier tipo de agresión, casi siempre nuestro sector suele frente al poder. Creo que es la única forma de crecer como ciudadanos: ejerciendo la crítica frente al poder. Eso está muy próximo a la gente del cine. Yo creo que lo que ha habido ha sido una siembra que ha llenado de conciencia nuestra profesión.

-P: Malos tiempos para la lírica, malos tiempos para la macroeconomía, malos tiempos para el empleo ¿Son igual de malos tiempos para el cine español? -R: Para todo el mundo. Para el cine español, para las letras… Lo más terrible es para la educación y para la sanidad. Y sobre todo corren malísimos tiempos para la dignidad de un pueblo como el español. Corren tan malos tiempos que un banco insolidario, de los que han creado la crisis, te puede quitar una casa y obligarte a seguir pagándola.

En primera persona Lo que nos sostiene a los actores y a las actrices es el amor por la profesión. Me da igual por qué papeles me conozca el público, no podemos elegir La única forma de crecer como ciudadanos es ejercer la crítica frente al poder. A mí también me gustaría que cuando faltase hubiese un grupo de amigos que me hiciesen este tipo de recordatorio tan entrañable. Uno no es lo que quiere ser, sino los que los demás quieren ver en él.

Última actualización el Lunes, 19 de Diciembre de 2011