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Antonio Altarriba, Premio Nacional de Cómic 2010: “Todavía no se ha calibrado el alcance de los tebeos y su influencia en nuestra manera de ver el mundo”

Portada de la novela gráfica "El arte de volar"
Portada de

 

“Espero que Comicum sea la vía para que los estudios sobre cómic se asienten de manera estable en Murcia”

Cuando, a comienzos de los años 60, tras salir del colegio, era acompañado por su amigo Sarrablo, Antonio Altarriba se aseguraba de que el relato que había ido contándole por el camino quedase en el punto más álgido de la narración para asegurarse de nuevo su compañía al día siguiente. Así surgió la vocación de Altarriba, que confiesa haber vivido siempre “entre absorto y abducido por la ficción”. De esta forma le quedó claro que escribía para que lo quisieran.

Para este escritor todoterreno, lo de menos es el medio, lo importante es tener la oportunidad de comunicarse con los demás. Cuentos y novelas, ensayos publicados en prensa y hasta guionista de fotografías, todos los soportes valen para que Altarriba exprese sus sentimientos o se pierda por los laberintos de esa ficción que le apasionó desde pequeño leyendo a Homero, Stendhal, Balzac, Hugo, Flaubert o Proust, unos escritores que sembraron el mundo de la palabra en su alma de escritor. 

 

Altarriba se confiesa un minusválido de la plástica, quizás por eso acude a fotógrafos, pintores y dibujantes para “que den forma, color y sentido a mis guiones”. Unos guiones que se han transformado en sugestiva novelas gráficas dibujadas por otros. Hace ahora nueve años, exactamente el 4 de mayo de 2001, ocurrió en la vida de Altarriba un suceso muy importante para él que se convertiría en definitivo para su propia obra: su padre, con noventa años, subió a la cuarta planta del edificio en que vivía y se arrojó al vacío. Fue el comienzo de un periplo íntimo y personal que desembocó, como una necesidad perentoria y vital, en la escritura del álbum gráfico “El arte de volar”, en el que Altarriba se pone en la piel de su propio padre para mostrárnosla a jirones, la de su padre y la de tantos y tantos españoles que sufrieron una dictadura contra la que lucharon, y que se vieron obligados a vivir en un país al que tanto amaban y del que tanto deploraban. “El arte de volar” obtuvo un inmediato reconocimiento de los lectores y de los críticos, ganando para él y su amigo, el dibujante Kim, el premio Nacional de Cómic en 2010. Ahora los hemos tenido con nosotros en la Universidad de Murcia, donde han inaugurado el proyecto ComicUm hablando del mundo de las historietas, una manifestación artística que, asegura, puede hacernos comprender como ninguna otra nuestro propio mundo.

Antonio Altarriba estará hoy miércoles, día 18 en la Universidad de Murcia, donde disertará sobre comics a las 20 horas en el salón de grados de la Facultad de Derecho junto al dibujante Kim. Se trata de la actividad con la que da comienzo el proyecto “Comicum”, dirigido por Juan Álvarez.

-Pregunta: Los que ya peinamos canas o incluso carecemos de oportunidad de peinar casi nada, ¿somos, en cierto modo, nosotros y nuestros tebeos? ¿En qué medida nos han educado los tebeos?. -Respuesta: Cuando éramos niños, los tebeos nos ofrecían el mayor espectáculo del mundo por poco más de una peseta. El imaginario de las generaciones que nacimos entre los primeros cuarenta y finales de los sesenta se forjó en las viñetas. Todavía no se ha calibrado el alcance de este medio y su influencia en nuestra manera de ver el mundo.

-R: Se confiesa un minusválido de la imagen que para compensar esta carencia se rodea de dibujantes y pintores que den forma plástica a sus ideas… -R: Así es. La imagen en sus diversas plasmaciones (pintura, grabado, dibujo, fotografía, cine…) y la música son las formas de expresión con las que más disfruto. Sin embargo, soy muy malo en cualquier realización plástica y aún peor tocando un instrumento. He encontrado la manera de dar forma a las imágenes que me vienen a la cabeza por medio de guiones. Los ponen en imágenes autores a los que aprecio y siempre es una sorpresa descubrir cómo interpretan lo que he imaginado. En cuanto a la música, no me queda otro remedio que limitarme a escucharla.

-P: Qué le parecen iniciativas como ComicUm, que usted inaugurará junto con Kim el miércoles 18 de mayo, para intentar involucrar universidad y cómics? -R: La Universidad española ha perdido muchos trenes. El del cómic lo perdió por un equivocado concepto de la “dignidad académica”. Poseemos un riquísimo patrimonio. Analizarlo y enseñarlo en nuestras Facultades no habría sido muy gravoso económicamente. Con la reforma de Bolonia deberíamos haber hecho una apuesta mucho más decidida por este medio. Ha entrado en alguna universidad, pero de refilón, como optativa o como máster. Por eso una iniciativa como ComiCum es tan importante. Espero que sea la vía para que los estudios sobre cómic se asienten de manera estable en Murcia.

-P: Usted es un estudioso del mundo del comic ¿En qué situación se encuentra actualmente? -R: Pasó por momentos tan malos en los noventa y primeros años del siglo XXI que, quizá, estemos exagerando la mejoría. En cualquier caso el momento, a pesar de la crisis y de la encrucijada digital, es esperanzador. Nunca se le había prestado tanta atención ni había despertado tantas expectativas. Coincide una recepción favorable con un puñado de autores muy prometedores. Si los editores no fallan, podremos consolidar la industria y convertirnos en un mercado de importancia internacional. De hecho, otros países están mirando con atención lo que se hace por aquí y algunas editoriales extranjeras se nos llevan los autores.

-P: ¿Está suficientemente valorado el cómic como un arte que es y una manifestación de nuestro tiempo? -R:Todavía no. Su estatus ha mejorado, como he dicho antes, pero se mantienen reticencias y resistencias. Para vencerlas, nada mejor que una producción de calidad como la que empieza a ser habitual en este país. La crítica y de manera especial la crítica universitaria también pueden hacer mucho por su reconocimiento.

-P:¿Qué puede aportar el mundo del cómic a la sociedad actual, al mundo de la cultura? -R: El cómic sigue siendo el medio audiovisual (en realidad scriptovisual) más accesible y barato. En ese sentido es un medio, ligero, abierto y democrático. Conjuga densidad narrativa con expresividad plástica, estimulando así varios resortes estéticos. Además, se encuentra en la encrucijada de formas artísticas tan importantes en la actualidad como el cine, el vídeo juego, la animación, la literatura, el diseño, el grafismo, el teatro… Por ello, además de sus propios valores, puede servir como banco de pruebas para practicar y entender las distintas estrategias de la puesta en escena.

– P: ¿Es el cómic un buen instrumento para contar nuestra sociedad y para denunciar situaciones sociales injustas?

-R: La vena satírica ha estado presente en el cómic desde sus orígenes. Su utilización de la imagen le permite reflejar con fidelidad el mundo que nos rodea pero también distorsionarlo caricaturalmente para cuestionarlo o, simplemente, para desdramatizarlo. Por eso el cómic de contenido social o de crítica política ha sido muy importante. Pero también es muy importante el cómic de fantasía o de ciencia ficción. Las viñetas nos pueden ofrecer los espacios reconocibles de nuestra realidad pero también los más sorprendentes escenarios.

-P: Su padre tardó noventa años en caer de la cuarta planta… ¿de cuantas cosas nos empujó desde esa cuarta planta el franquismo? ¿Cuántas cosas nos impidió conocer? -R: El franquismo nos mantuvo en la vileza moral durante décadas. Creó una sociedad insolidaria donde los vencidos quedaban sometidos a las veleidades y pequeñas tiranías de los vencedores. Nos educó en el miedo y la culpa. Obligó al silencio o a la hipocresía. Fomentó la resignación ante el cacique y el poderoso. Y todas estas actitudes se mantienen todavía en algunos sectores de nuestra sociedad. Hizo por lo tanto que fuéramos más esclavos, menos críticos y más tristes. Nos arrebató placer individual e inteligencia social.

-P: Las posibilidades narrativas del cómic son fabulosas ¿habría podido encontrar la historia de “El arte volar” un cauce, un modo de expresión más adecuados que éste? -R: No. Después de barajar la posibilidad de escribir una novela, me decanté por el cómic precisamente por la riqueza de recursos que ofrecía. La dimensión histórica del libro queda bien recogida en unas viñetas que representan fielmente las diferentes épocas en las que se desarrolla la intriga. El juego entre la voz interior del personaje y los acontecimientos se conjuga perfectamente en las viñetas. Incluso existe la posibilidad de la metáfora visual para reforzar la historia o escenificar los dilemas de sus personajes.

-P: ¿Pensó en Kim desde el principio? -R: No. Cuando empecé a escribir el guión, no veía qué dibujante podría ponerlo en imágenes. Es más, estaba convencido de que nadie dibujaría un guión tan largo y que contaba una historia tan personal (la de mi padre). Conocí a Kim cuando ya tenía la mitad del guión escrito. Congeniamos bien y en seguida entendí que su amplio registro gráfico podía convenir a la historia. Aceptó el proyecto e hizo un gran trabajo. Nunca se lo agradeceré suficiente.

-R: Desde niño ha vivido fascinado por la ficción, pero “El arte de volar”, su última gran obra no está enclavada precisamente en la ficción, sino en la realidad más descarnada…

-R: “El arte de volar” es un libro muy diferente a todos los demás que he escrito, como escritor o como guionista. De alguna manera sé que se trata de una obra irrepetible porque está motivada por una experiencia personal muy dura. He trabajado pues con una fidelidad a los hechos reales a la que no estaba acostumbrado. Lo cual no quiere decir que en El arte de volar no haya elementos de ficción, incluso derivas oníricas y surrealistas.

-P: ¿El hecho de sacar fuera esta historia tan personal ha hecho que exorcizara unos fantasmas que has tenido durante décadas? -R: Sí. El guión está escrito a partir de un impulso visceral, en cierta medida terapéutico. Estaba muy afectado por la muerte de mi padre y por todas las injusticias que le habían llevado al suicidio. En ese sentido la escritura tuvo ya una primera función apaciguadora. El éxito del libro constituye una forma de rehabilitación de la figura de mi padre. Después de diez años de su muerte, siento que convivo mejor con su recuerdo. Y tengo la impresión de que él también se siente mejor con esta vida en viñetas que le granjea tantas simpatías del público.

En primera persona

“El imaginario de quienes nacimos entre los primeros cuarenta y finales de los sesenta se forjó en las viñetas”.

“El franquismo nos arrebató placer individual e inteligencia social”. “El arte de volar” es una obra irrepetible porque está motivada por una experiencia personal muy dura”

Última actualización el Lunes, 23 de Mayo de 2011