Mesa redonda sobre cómo y para qué plantear los debates en el Hemiciclo de Letras

Los debates públicos como forma de extensión cultural son una actividad clásica en la programación universitaria, pero también es bueno replantear si sus formatos y contenidos deben adaptarse y evolucionar, por diversas razones:

Desde el punto de vista de los participantes, del “público”, a veces hay poca asistencia o interés, que puede deberse a:

– Razones políticas: la dificultad de tomar en consideración sus conclusiones, la percepción de poca utilidad o poca expectativa sobre la calidad democrática de nuestra sociedad

– Razones sociológicas: el exceso de información o de oferta, la falta de tiempo con que vivimos, la tendencia a la satisfacción individual de nuestras necesidades…

Desde el punto de vista de los organizadores, se encuentran:

– La dificultad de criterios para elegir los temas a tratar en conexión con las demandas de los individuos o grupos

– La dificultad añadida de los costes de los debates presenciales en el contexto de ausencia de financiación para programas culturales

– La necesidad de evolución de los formatos, pues el esquema basado en pequeñas intervenciones de los ponentes de la “Mesa” suele acaparar casi todo el tiempo y deja poco espacio a la participación del “público”, a pesar de que sea esto útil para presentar los problemas y dar puntos de partida por parte de personas expertas en la temática

Desde el punto de vista de los nuevos medios disponibles:

– La existencia de nuevos medios para intercambio de información y opinión en las redes sociales permite plantear posibilidades como el debate por videoconferencia, chat, redes sociales, así como su difusión y proyección posterior, su permanencia en la red en sitios web…

– La realización de muchos debates en los medios de comunicación, especialmente en el medio televisivo y radiofónico, que transmiten una imagen de excesiva formalización y control (los debates electorales), de banalidad (los relativos a una “vida social” de los personajes públicos), o de manipulación y demagogia, restan credibilidad al debate como formato

En síntesis, vivimos en una sociedad saturada de convocatorias de todo tipo y de exceso de información, donde los debates tal como se han venido dando en los últimos años pueden perderse o resultar invisibles o marginales. Elementos como la inmediatez en el acceso a cantidades inasumibles de información, la falta de tiempo propia de nuestra vida -sobre todo en entornos urbanos y digitales-, la dificultad de llegar a conclusiones y aplicarlas puede cuestionar su utilidad y la eficiencia del esfuerzo de organizarlos.

Pero, a pesar de estas dificultades,  creemos que sigue siendo necesario -y cada vez más- el debate social hecho con honestidad, porque la desinformación lleva a la desorientación y a la inacción. Agradecemos cuando, fruto de la reflexión de intelectuales, políticos con criterio, expertos o ciudadanos, recibimos un mensaje articulado que nos ayuda a comprender, a interpretar o a tomar postura ante un problema social, orientándonos. Y de hecho esta opinión lúcida se echa de menos. Estos meses últimos se percibe lo que Javier Marías consideraba una puesta en sordina de la vida española, tan agitada los meses previos, quizás por un cierto fatalismo o parálisis derivado de la impotencia en la situación política y económica y española actual.

Y ante todo ello cabe preguntarse qué problemas concretos tienen grupos específicos de ciudadanos, para en torno a ellos establecer temas, qué medios les son útiles para acceder y participar en los debates, cómo captar y recibir iniciativas de los colectivos interesados para plantear su programación…

Estas cuestiones son muy amplias, y se pueden responder de modo diferente según el ámbito social (universidad, sociedad, sector cultural, medios de comunicación, política) o temático desde el que las abordemos.

Una muestra de las posibilidades se trataron en la Mesa Redonda realizada el pasado 25 de enero en el Hemiciclo de Letras, organizada por el Aula de Debate del Vicerrectorado de Extensión Cultural y Proyección Universitaria, que se pudo seguir en  https://tv.um.es/directo, y en Twitter con la etiqueta #metadebate

Participan Miguel López Bachero, Director del Club La Opinión y profesor de la Universidad de Murcia; Patricio Hernández, Presidente del Foro Ciudadano de la Región de Murcia;  María García Pérez, miembro de la Asociación de Estudiantes de Filosofía de la Región de Murcia (ASEFI) y del Centro de Estudios 15M; José Ignacio Grás, Miembro del Pacto por la Transparencia y el buen gobierno de la Región de Murcia y Luis Gálvez Muñoz, Director académico del Club de Debate de la Universidad de Murcia.

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