Gabriela Amorós expone su “Estuario Rojo” en el Rectorado de la Universidad de Murcia

La artista utiliza el desnudo femenino para reflexionar sobre el mundo que le rodea

Gabriela Amorós y su obra

 El jueves 15 de septiembre, a las 20 horas, se inauguró en el Rectorado de la Universidad de Murcia (edificio Convalecencia) la exposición “El estuario rojo”, de Gabriela Amorós.

La muestra se compone de once dibujos en los que, a través de desnudos femeninos, la artista pretende crear una atmósfera “mítica  e intemporal”.

Admiradora de ilustradores del XIX como Gustave Doré y John Martin, y eterna e incansable contempladora de la obra de Leonardo da Vinci, Amorós confiesa que utiliza el dibujo para su propia reflexión y para comunicarse con todo aquello que le rodea y fascina.

Para ella, cualquier manifestación artística está vinculada al ser humano, a sus emociones y a sus sentimientos. Asegura que “con mi obra persigo cosas bien sencillas: ser un poco más feliz, ser mejor persona, profundizar en lo que leo, aprender a reflexionar, ahondar en la naturaleza de algunas cosas…”. De ahí que cada oportunidad de compartir su obra con el público sea para ella motivo de profundo agradecimiento.

Gabriela Amorós, que aborda sus obras con la técnica del grafito, define su propio estilo como figurativo simbolista.

La muestra permanecerá en el hall de la Convalecencia desde el 15 de septiembre hasta el 14 de octubre. Quienes la visiten podrán contemplar esta exposición-reflexión de la artista, conteniendo once obras que van acompañadas por textos en los que la artista sintetiza los discursos que le ha ido suscitando cada una durante el proceso creativo. En ellos se incluye “un componente importante de filosofía, misticismo, mitología, historia del arte, y puede que historiografía colectiva”.

Amorós se niega a incluir detalles de su propia biografía en su obra: “Me gusta pensar, más bien, que es atemporal y metafísica, aunque la influencia renacentista y barroca es obvia”.

En cuanto a la temática presente en todas las obras, el desnudo femenino, no es, para la propia autora, “más que un instrumento, a veces reiterativo, para expresar abstracciones que tienen poco o nada que ver con el erotismo, ya que mi mundo interior es un universo de ideas y búsquedas continuas, una red para protegerme y relacionarme y, al mismo tiempo, adaptarme a los cambios continuos que representan la existencia humana”.

Fuente: Revista Campus Digital

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