TIC´s y afán positivo

Las Nuevas Tecnologías de la Información son la gran revolución en todas las esferas humanas, y, por supuesto, en el campo de la Comunicación. Una de las propuestas de análisis que recomendamos fervientemente es en torno al llamado “Periodismo Participativo” y la utilización que éste hace de las nuevas tecnologías de la información como base y sustento de su desarrollo. Nos debemos fijar, en primer lugar, en ese determinismo que pueden suponer las TIC´s y avanzar el papel que incluso ya están jugando los ciudadanos/as en el ámbito periodístico. Con sus contradicciones, creamos firmemente en sus funciones constructoras.

 

Sobre si son o no contenidos periodísticos planteemos un tema de debate arduo. A veces lo son, y otras no. Depende de cuestiones que tienen que ver con el uso de fuentes fidedignas, de los propios intereses de publicitación, sin olvidarnos de la calidad y de la validez de cara a la sociedad. En todo caso, insistamos en que son proveedores de contenidos. La renovada controversia sobre los inventos en el mundo de la escritura en general y del periodismo en particular se produce cada cierto tiempo, en cada etapa, y lo lógico es que, con los necesarios estudios, dejemos el lapsus oportuno para ver por dónde transcurren las emergentes aplicaciones. Subrayemos, asimismo, la competencia que se está dando en algunas esferas del Periodismo, pues se facilitan contenidos que ya no están tan profesionalizados. Esto ocasiona, ya lo está haciendo, una merma de la calidad y, sin duda, una pérdida de trabajo de los periodistas que viven de este oficio. Apostemos por el uso de fuentes muy ricas, que seguro que ofrecerán una impronta de mucha conveniencia. Hilvanemos bien los discursos, con reflexiones muy relevantes, que hemos de tener presentes, sobre todo en este universo de constante evolución que es el Periodismo en Internet. Abundemos, igualmente, en varias conclusiones que ya empiezan a subrayarse por parte de expertos en la materia. Por un lado, el papel del periodista profesional es incuestionable; por otro, es preciso saber convivir; además, necesitaríamos una especie de manual que ayude a aquellos que se introducen en este mundo en el convencimiento de que eso no les hace informadores del oficio (leer un manual de medicina no te hace médico: te da conocimientos que pueden ser necesarios, como aquí); y, finalmente, no nos ceguemos por audiencias y por poderes fácticos: éste tipo de periodismo (o en lo que devenga, cuando haya pasado un tiempo) será lo que tenga que ser. Por todo ello no caigamos en estériles complejos o competencias. Esperemos con un afán positivo, y siempre defendiendo a los periodistas profesionales, a su buen hacer, que es de servicio público a la sociedad, y en ese plano y sentido lo hemos de intentar sostener y mejorar. En el frontispicio de las democracias están las tareas informativas plurales, libres y de calidad. Abogar por ellas es básico. Indagar y analizar las nuevas tendencias emergentes puede y debe ser clarificador.