La existencia humana fluye a un ritmo cada vez mayor. Como no podía ser de otro modo, la tecnología nos cambia, nuevamente, la hoja de ruta. Ocurre cada cierto tiempo. Es inevitable. Es bueno, por otro lado, y casi diría que es necesario incluso. Hemos de apostar por ciclos que nos saquen de las rutinas de todo género, hasta de las buenas. o, sencillamente, conformistas. “Nada permanece”, decían los griegos, y yo añado que no debe estancarse: no va con la vida.