Querido Gonzalo:
Leo tus líneas y siento tristeza, porque tienes razón, la razón de los hijos que se advierten desprotegidos de sus familias, de sus gentes, de las personas a las que aman. Te experimentas solo, y lo dices con la amargura de unas letras motivadas por el recuerdo de tu hermana, a la que muchos admiramos.