Utilizo tu óptica, y veo lo mejor del universo, de la Humanidad, de la que logro aprender grandes gestos e intenciones. Puntualizo. Hoy aprendo de ti, casi como ayer, presto a tus decisiones, a las complicidades de tus gestos, que hago míos en la espera y con la esperanza de seguir la estela de tus pasos, de tus opiniones, de la experiencia que has decidido compartir conmigo. Surcaremos océanos en cuanto tú lo digas, sin aguardar más. Hay que arriesgar con el compromiso de consolidar lo que hemos visto a través del diálogo y de la negociación.
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