Solfeo iniciático en comunicación

Pidamos que suene la música de la comunicación, y hagamos que las buenas vibraciones funcionen. Alcemos con más frecuencia la memoria que no es flexible, que no toma lo mejor de la experiencia utilizando las voces de lo que fue, de lo que nos sucedió, de lo que nos otorgó posibilidades más o menos aprovechadas. Busquemos lo mejor de ella. Sumemos ante las turbulencias que han de superarse con las motivaciones más desgranadas.

Hemos de aprender de lo que nos acontece. No permitamos que las vidas pasen sin existencias plenas. Nos hemos de endulzar con la voluntad de quienes nos rodean. Los hemos de motivar para que nos sintamos como puros compañeros de ese viaje en el que lo primero es aprender y luego enseñar.

Debemos prepararnos ante los que ocurrirá, que estará participado de lo esperable y de lo que no lo es. Nos hemos de imponer ante las valentías que nos dejan sin tener en consideración lo que se esparce sin un orden determinado. Nos hemos de hablar con impresiones que nos han de aupar a esa cresta donde divisaremos lo que nos conviene, lo que nos hará preguntar sin dudas invencibles. Nos hemos de aplicar ante cuentos que no hemos comprendido hasta ahora.

No vacilemos ante el ocaso que se producirá a la hora no convenida. Hemos de proponernos algunas caricias novedosas, de ésas que nos obligarán a retomar esos asuntos que nos darán luz y brillo con expresiones variopintas, de las que hemos de recoger los mejores frutos. Todo existe con una valentía de nortes sin preocupaciones. Hemos de imponernos unas autoridades con las que nos moveremos hacia el anhelo más sorprendente. Hagamos caso a esos corazones que nos vienen con una divisa que será rescate con tesoros espirituales.

Echaremos de menos las costumbres y las alegrías de esos pequeños momentos de un crecimiento que nos engatusó y que nos gustó con unas sorprendentes dichas que nos enlazarán con los inicios de elucubraciones surgidas de vanguardias siderales. Hemos de tomar el avión de los sueños que nos conectarán con comunicaciones casi perfectas. Hagamos que las etapas de la permisividad nos impliquen en solventes conspiraciones para ser, todos/as, más solidarios de verdad. Hemos reseñado ese argumento con el que nos dimos un tono más que comprensible, y, en todo caso, el timbre adecuado para no quedarnos en el vacío.

Superemos esas marchas que no tienen ese solfeo iniciático con el que solventaremos los obstáculos de quienes no creen en lo que nos hará surcar los océanos de varias metodologías sin dueños. No hemos de fijarnos en los fallos, sino en esos nimios éxitos que nos sanarán con sus sorprendentes pensamientos. No oprimamos las causas que han de regalarnos esos oídos que nos sacarán de las presencias indelebles que tomarán realidad en cuanto creamos en esos sueños que hoy, como ayer, funcionan porque comunicamos con ellos, a través de ellos. La vida es ilusión, más con ella y por ella que con la actitud contraria, esto es, ignorando que con entusiasmo somos capaces de superar lo más altos obstáculos.