Simbiosis comunicación-vida

La comunicación es existencia misma: la una se une a la otra, y acaban siendo lo que la simbiosis de ambas procura. Creo que la navegación de cada día, de la existencia misma, nos lleva por tantos derroteros como nuestro valor sea capaz de engullir. Sí, es cierto que hay circunstancias que nos superan, que nos ponen en un brete difícil de superar o, cuando menos, de afrontar. No obstante, somos más dueños de nuestros destinos de lo que acertamos a confesar. No siempre nos gusta lo que vemos, sobre todo si lo hemos generado nosotros. No olvidemos que todo es mudable, y, fundamentalmente, que lo puede ser para mejor.

 

La vida es un eterno aprendizaje donde hemos de coger la cosecha más bella, la que nos endulce y haga más llevadero este caminar no sólo a nosotros, sino a todos. Cuando se participan los ambientes joviales, éstos, inevitablemente, afortunadamente, nos brindan contextos de dichas que se expanden y nos hacen vivir con generosidad y con gracia. Sigamos, siempre que podamos, en esas direcciones que nos añaden, que nos otorgan gracias sinceras y simpáticas.
Amontonemos en cualquier lugar visible los buenos momentos que hemos experimentado, y digámonos el porqué de su desarrollo. Saquemos lustre a las ilusiones que, a menudo inesperadamente, nos tocan con sus mágicas determinaciones vitales. Las sugerencias han de venir desde el lado de unas causas que han de propulsar los momentos más queridos. Seamos del todo.
La existencia humana es el resultado de muchos eventos, de un acontecer con variables y órdenes diversos y dispersos. Tengamos memoria sana para recordar lo bueno, y para que lo malo sea tenido en cuenta para su superación o circunvalación. No sentenciemos con malos pronósticos el acontecer diario, que ha de preñarse de melodías y de tranquilidad. La calma siempre es una gran ayuda. Tomemos el tiempo que nos incluye en estancias protectoras.
Curemos las heridas que se vayan produciendo y continuemos con esfuerzo y sin trampas hacia ese territorio que nos conforta y nos da coraje para lo que tenemos que vivir. Abramos los corazones y nuestros intelectos para suspirar por interioridades que nos otorguen esas gracias más señeras y estimadas. Continuemos en las adquisiciones de conocimientos y de detalles que nos han de ubicar con pacientes deseos de salir de las estrategias y de obtener los mejores resultados en buena lid, si puede ser. Por intentarlo que no quede. En eso consiste el viaje. Seguro que contarlo es un acicate para que los eventos se sucedan en un mejor orden y con más concierto.